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México D.F. Sábado 31 de enero de 2004
OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 116
Presupuesto público y educación gratuita
Falta de transparencia y previsión legislativa
LA SUFICIENCIA Y DISTRIBUCION de recursos públicos
para educación, una vez aprobado el presupuesto de egresos para
este año, es un asunto que preocupa a diferentes sectores y genera
toda clase de argumentaciones. Sin embargo, en esta discusión se
soslaya el complejo tema de la gratuidad educativa. En esta entrega Observatorio
revisa el concepto de educación gratuita que ha predominado
en nuestro país -que ha estado cargado, desde el siglo XX, de indefiniciones
y claroscuros- y precisa algunos de los obstáculos que todavía
deben resolverse para lograr que se convierta en una realidad al momento
de orientar la magnitud y destino de los recursos públicos.
PRINCIPIOS Y DEFINICION. La educación pública,
laica y gratuita, según el artículo 3º constitucional,
constituye el fundamento de nuestra vida democrática. En ese reconocimiento
jurídico se sustenta la exigencia social de alcanzar la equidad
educativa: la distribución generalizada del bien público
educación que se traduce en la igualdad de oportunidades
de desarrollo para todos los mexicanos. Observatorio comparte plenamente
los principios que fundamentan la educación gratuita.
LA EDUCACION GRATUITA significa que los costos
de la educación pública deber ser cubiertos con los recursos
de la sociedad que distribuye el Estado. La educación pública
es, de esta manera, una de las vías más justas y fructíferas
para redistribuir el ingreso nacional. En última instancia, por
tanto, todos los mexicanos que generan la riqueza nacional la están
pagando y tienen derecho de exigir cuentas sobre la manera como se asigna,
distribuye y gasta el presupuesto educativo.
PARA 2004 EL CONGRESO asignó al rubro aproximadamente
332.4 miles de millones de pesos, equivalente a 4.69 por ciento del PIB.
La educación gratuita, entonces, cuesta, y cuesta mucho. Por ello,
es ineludible preguntar si los principales rubros que atiende, ¿son
suficientes para asegurar la distribución equitativa y justa de
ese derecho constitucional? ¿Qué tan eficiente es la administración
del presupuesto educativo? ¿Cuáles son los costos directos
que la educación pública exige a los mexicanos?
DURANTE LA MAYOR PARTE del siglo XX las preguntas
que hacemos ahora no se planteaban, o si eran formuladas por algunos investigadores
no encontraban respuesta. El costo de la educación gratuita no era
motivo de análisis, menos la pregunta acerca de quién está
pagándola o quién debe hacerlo. Una de las graves herencias
que nos legaron los gobiernos emanados de la Revolución fue hacer
aparecer la gratuidad de la educación como un "don gracioso". Tanto
los discursos y los informes de gobierno, como las maneras de manejar los
presupuestos harían creer que los gobiernos, en particular el federal,
regalaban al pueblo la educación. Consecuencia obvia de ese regalo
era la aceptación agradecida de un don y la consecuente imposibilidad
de cuestionarlo. Las denuncias sobre incumplimientos mínimos de
las condiciones diarias de operación de la educación, y cuestionamientos
sobre su pertinencia, suficiencia, calidad y eficiencia fueron resultado
de una larga historia de la investigación educativa en el país,
primera en constituirse como grupo de presión en favor de la transparencia
de la información al respecto y que empezó a abrir brecha
en el conocimiento del concepto desde los sesenta.
QUE TAN GRATUITA ES. En México los renglones
cubiertos por el presupuesto público para todos los niveles y modalidades
del servicio educativo federal, estatal y en parte municipal, son los siguientes:
la administración -en la que se debe incluir planeación institucional,
diseño de planes de estudio y materiales educativos, y la gestión,
seguimiento, sistematización y evaluación del servicio educativo-,
los sueldos de los maestros, las construcciones escolares, y su equipamiento
y mantenimiento, los libros de texto gratuitos (la joya de la gratuidad
de la educación mexicana) para la educación primaria y, anunciada
oficialmente, la entrega próxima de libros gratuitos para secundaria,
Además de los desayunos escolares para los alumnos de educación
básica.
CON EXCEPCION DE la administración del servicio
educativo, en la práctica ninguno de los renglones de la educación
gratuita puede atribuirse exclusivamente a los aportes fiscales, ni a un
presupuesto siempre insuficiente. Las construcciones escolares, por ejemplo,
se benefician desde hace mucho tiempo de las aportaciones "mixtas" de los
habitantes de diferentes regiones o comunidades, quienes aportan terreno,
mano de obra y buena parte del material de construcción. En muchas
comunidades los habitantes complementan el sueldo de maestros al cubrirles
habitación y alimentación. Por otra parte, la distribución
de libros de texto gratuitos no se acompaña de cuadernos, lápices,
juegos de geometría y los muy diversos rubros del material de uso
escolar, tanto individual como el que requieren aulas y escuelas. El transporte
y el uniforme escolar no son objeto de gratuidad en nuestro país
como sí lo son en otros, aunque en años recientes se establecieron
becas que favorecen a una parte de los estudiantes.
EL PRESUPUESTO SE DISTRIBUYE de manera diferenciada
por rubros, niveles educativos y por zonas del país. No es fácil
llegar al estudio concreto de los montos asignados como parte de esa distribución,
pero algunos análisis conducirían a resultados muy interesantes:
el enorme tamaño de la administración federal; la doble administración,
federal y estatal, de los servicios educativos, que no se ha podido resolver
desde los primeros intentos de descentralización de la educación
en 1970; la notable diferencia entre los sueldos de los maestros de primaria
y los de superior; las formas desiguales de contratación de los
maestros de la educación media y superior: por horas, medio tiempo
o tiempo completo; y la distribución del presupuesto asignado entre
gastos fijos irreductibles y posibles gastos para la innovación
y la transformación cualitativa del sistema
A PARTIR DE LA DECADA de los noventa la asignación
de presupuesto público adicional se basó en una selectividad
por méritos: los diferentes programas de apoyo a las instituciones
de educación superior, los sobresueldos a los investigadores, la
carrera magisterial, y actualmente el actual programa Escuelas de Calidad,
las becas, las bibliotecas de aula, la integración por computadora
a la red escolar o al servicio de e-educación, entre otros.
PARTICULARES Y EDUCACION gratuita. En la mayor
parte de las escuelas públicas de todos los niveles, los particulares
soportan el financiamiento a la operación cotidiana de las mismas:
desde gises hasta computadoras. Se establecen cuotas de cooperación
y en la mayoría de las escuelas públicas de nivel medio y
superior existen "colegiaturas" pequeñas o cobros por diversos servicios.
Los gastos de las familias en educación, conforme a la Encuesta
Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares de 2000, arrojan un promedio
de mil pesos al mes, aunque con variaciones muy significativas según
el decil en el que se colocan los grupos socioeconómicos (Comunicado
105, 15/9/03).
PARA 2003, LOS PARTICULARES que operaban a escala
nacional representaban 8.3 por ciento de la educación básica,
21.6 por ciento de la educación media y 33.2 de la educación
superior. La distribución varía por entidades y aun por ciudades
concretas. En algunas ciudades de tamaño medio del país,
la educación privada en el nivel medio y en particular en el superior
alcanza más de 70 por ciento de la matrícula local ¿Cómo
deben entenderse estas cifras? ¿Se trata de una alternativa? ¿Es
el ejercicio de un derecho? ¿Se trata de un complemento necesario
a la acción gubernamental? ¿En qué medida la participación
privada implica un déficit en el compromiso constitucional del sector
publico? En el caso de la educación superior, parece cada vez más
claro que la participación de la educación privada está
respondiendo (y desafortunadamente en muchas ocasiones lucrando) frente
a una enorme demanda social por ese nivel de escolaridad que la educación
pública no está atendiendo.
FALTA DE TRANSPARENCIA. Si bien se manifiestan
ya importantes esfuerzos de sistematización y continuidad en la
información pública, y la ley de transparencia de la información
obliga ahora a los funcionarios a rendirla, la descentralización
de la gestión educativa transfirió a las entidades federativas
la mala costumbre de no transparentar la información estatal y de
no rendir cuentas. Abundan las denuncias locales de desfases entre lo que
dicen los gobiernos estatales que gastan en educación y el destino
que -se sospecha- tienen a veces los recursos públicos del ramo.
Uno de los aspectos que ciertamente deberá formar parte de una estrategia
objetiva de las cámaras para asignar recursos públicos a
la educación deberá ser el estricto rendimiento de cuentas
no sólo de la insuficiencia o suficiencias de los recursos fiscales
asignados, sino de la eficiencia con la que se administran. Informaciones
puntuales sobre malos manejos de los recursos indican que el renglón
deberá ser más vigilado: desde número de maestros
comisionados a actividades ajenas a la educación con goce de sueldo,
hasta corrupciones directas en el uso de los presupuestos.
ASIGNACION DE OBLIGACIONES. Las decisiones del
Congreso no pueden traducirse en metas a alcanzar con base en buenas intenciones.
Se trata de mandatos que se tienen que cumplir. En el periodo reciente
dos son los ejemplos más claros de decisiones que toma el Congreso
sin asegurar los recursos para que se cumplan: 8 por ciento del PIB a la
educación, (cuando la recaudación fiscal apenas logra 12
por ciento del mismo) y la obligatoriedad y gratuidad de tres años
de prescolar (Comunicado 103, 12/07/2003). Del mismo corte, en el
horizonte cercano, está la propuesta de jornada escolar completa
para la educación básica que ya circula en la Cámara
de Senadores. Es posible también descubrir otros compromisos presupuestales
contraídos como parte de políticas públicas, pero
es fácil descubrir que responden a presiones de grupos, de individuos
o de partidos, y no son analizadas desde el punto de vista de su solvencia
inmediata o a mediano plazo, que podrían enmarcarse en el rubro
de "cuando el futuro nos alcance". Un ejemplo muy claro es el de la gran
cantidad de prestaciones de futuro: pensiones y jubilaciones asignadas
a los maestros de educación superior en la década de los
ochenta, a cambio de no subirles los sueldos, que ya hicieron crisis en
la mayoría de las universidades públicas del país.
INTERROGANTES. En previsión de la ineludible
discusión sobre el presupuesto federal que se destine a la educación
del próximo año, convendrá que diputados y senadores
se preparen a responder: ¿En qué forma una reforma fiscal
justa y equitativa logrará los recursos públicos que requiere
la educación? ¿Cómo debe entenderse la participación
de particulares en la prestación del servicio educativo con sentido
público? ¿Qué rubros básicos de la educación
nacional deben ser financiados para todos exclusivamente vía recursos
públicos? ¿Qué medidas tomará el Congreso para
conocer mejor los rasgos actuales del comportamiento de la educación
gratuita en el país, así como para analizar la eficiencia
y la eficacia del gasto educativo aprobado? De aprobar la propuesta de
jornada escolar completa, ¿asumirá el Congreso su obligación
de procurar los recursos necesarios para operarla
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados
a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres con sus datos
de localización e identificación al correo electrónico:
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primer lunes de cada mes a las 19 horas
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