México D.F. Martes 20 de enero de 2004
El texto, en papel membretado oficial, fue filtrado
a medios hace más de un mes
Niega el gobierno de Chiapas ser autor de documento
sobre violencia zapatista
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis., 19 de enero.
Desconocido oficialmente hoy por la Coordinación de Comunicación
Social del gobierno del estado, el documento EZLN. Caracoles y juntas
de buen gobierno, filtrado a numerosos medios nacionales y extranjeros
en papel membretado de la Secretaría de Gobierno de Chiapas desde
hace por lo menos un mes, ha servido como fuente para amplios reportajes
en medios nacionales e internacionales.
Todavía este domingo 18 de enero un diario de circulación
nacional publicó un reportaje de cinco páginas, basado en
buena medida en dicho documento; allí abundan las citas textuales,
se incluye una adaptación de sus mapas y en especial el llamativo
cuadro con los presuntos mandos civiles y militares del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y sus, también presuntos,
"nombres reales".
Que se sepa, ninguno de los despliegues informativos del
documento -resulta que apócrifo-, divulgados en medios de prestigio,
fue desmentido.
La nota que publicó La Jornada hace un mes,
dando noticia de dicho documento (y de otro más que le venía
adherido y se atribuyó por todos los medios a un "Grupo de Coordinación
Chiapas" del gobierno federal) incluía una mención final
a fuentes gubernamentales de Chiapas que negaban autenticidad al documento.
Muchos medios retomaron ambos documentos en fechas posteriores, y no se
reiteró el desmentido ni se hizo público de manera oficial.
El socorrido y ahora controvertido informe pretende "documentar"
la violencia en la zona, que se habría agravado a partir del establecimiento
de los caracoles y la juntas de buen gobierno (JBG) zapatistas.
El "informe" responsabiliza directamente a bases de apoyo
del EZLN y autoridades autónomas de diversos "hostigamientos" y
"conflictos" por "diferencias ideológicas" o "disputa del control
político", "incremento del índice delictivo" e "incremento
del activismo extranjero".
Sigue una descripción de las JBG y los municipios
"con influencia del EZLN", y lleva a deducciones sorprendentes; por ejemplo,
el hallazgo de que el municipio "más zapatista" es Chanal. Y que
el total de rebeldes suma 9.18 por ciento de la población total
del área.
Una
por una, las juntas son acusadas de una serie de presuntos delitos y conflictos
con otras organizaciones o gobiernos municipales constitucionales, bajo
el rubro de "problemática". Aderezado con supuestas delaciones e
ingeniosos comentarios alarmistas, este tema ocupa cerca de la mitad de
las 25 páginas del opúsculo que salió del frío.
Cuando medios europeos y nacionales centraron sus diagnósticos
del zapatismo actual en las "deserciones", la "pobreza irresuelta", "la
violencia" y "las pugnas por control político", modulaban en la
frecuencia de esta información que de pronto las autoridades gubernamentales
han dejado huérfana.
Una breve página, que ha dado pie a diversas digresiones
e interpretaciones en la prensa, trata sobre "incidencia delictiva" y no
demuestra lo que dice que demuestra. A saber, que en "los 35 municipios
con influencia del EZLN" se cometieron casi 6 mil delitos entre enero y
septiembre de 2003, incluidos 483 homicidios y más de mil robos.
Se agrega que las localidades con mayor incidencia delictiva
son las ciudades de San Cristóbal de las Casas, Yajalón,
Palenque, Venustiano Carranza, Comitán y Ocosingo. Todos, lugares
que no corresponden cabalmente a los municipios rebeldes, sino a problemáticas
urbanas y las marejadas de la corrupción.
No obstante, el texto "falso" da el salto, sin más
trámite, a la afirmación: "las cabeceras municipales (incluyendo
aquellas en las que hay simpatizantes del EZLN) son las localidades que
concentran el mayor número de delitos". Ergo, los delitos han aumentado
a causa de los zapatistas.
Corresponsales nacionales y extranjeros que llegaron a
los caracoles al calor del año nuevo y el aniversario zapatista
traían inquietudes comunes sobre impartición de justicia;
por ejemplo, aún viniendo por separado, repitieron la pregunta:
"¿qué va a pasar cuando haya un asesinato en tierras zapatistas?",
de donde cabe deducir que no ha habido ninguno. No obstante, la idea difundida
fue que los homicidios se han incrementado por causa de quienes
no han tenido que ver con ninguno, dentro del periodo
contabilizado.
El gobernador y el Ejército
Hace dos años el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía
concedió una extensa entrevista a la Comisión Civil Internacional
de Observación por los Derechos Humanos (CCIODH) en México
(16 de febrero-3 de marzo de 2002), publicada en el tercer Informe de ese
organismo, mas poco conocida por el público general.
En dicha entrevista, el mandatario chiapaneco, tranquilo
y optimista, expresaba: "El Ejército está en Chiapas mientras
tengamos un proceso de paz inconcluso. El Ejército ha afirmado que
no se va a ir de Chiapas. El presidente Vicente Fox no dijo que lo retiraría.
Sólo dijo que iba a retirar el Ejército en los puntos que
el EZLN propuso y los retiró, pero se fueron (las tropas) a los
cuarteles".
Agregó estar convencido de que "el Ejército
para nosotros no representa un problema de gobernabilidad. No hay delitos
cometidos por los militares que sean denunciados. No es ideal que el Ejército
esté ahí, pero los que hemos vivido el proceso de principio
a fin, sabemos que antes estaba en el interior de las comunidades".
(Aquí uno se puede preguntar si acaso los soldados
ya dejaron de estar "en el interior de las comunidades". Esa sí
sería noticia. La duda resultaba obvia en 2002, y lo es en estos
momentos. Pero el mandatario se animó a opinar que no hay una "excesiva"
militarización en el estado.)
"¿Qué significaría que hay una excesiva
militarización? Bueno, pues sería decir que al Ejército
se le están asignando otras tareas que normalmente no se le asignan.
El Ejército en Chiapas no tiene funciones de Seguridad Pública.
Hay algunas situaciones (en) que cumple una función de combate al
narcotráfico. Es la última tarea nueva que se le ha dado
al Ejército, de la cual no hemos salido muy bien librados. Yo no
estoy de acuerdo que el Ejército tenga esta tarea."
Que el gobernador no esté de acuerdo no significa
que algunas cosas dejen de ocurrir. Los observadores internacionales expresaron
en aquella ocasión: "Tenemos constancia de organismos no gubernamentales
que afirman que los hostigamientos a las comunidades persisten, y hacen
referencia a 104 acciones militares en comunidades indígenas desde
el gobierno de Fox".
Salazar Mendiguchía replicó: "Obviamente
a nadie le gusta tener el Ejército en su casa", y enseguida descartó,
como simple "propaganda", las acusaciones contra las tropas federales.
"Donde está el EZLN, en el Ejército no hay
problemas. Hay problemas en el resto del estado. Problemas de carácter
religioso, político entre el PRI y el PRD, problemas de tenencia
de tierras, violencia común", afirmaba el gobernador en su primer
año de mandato. "Seguramente" la presencia del Ejército,
reconocía, "genera una serie de conflictos para las comunidades,
presencia de prostitución, alcoholismo. Pero no hay una beligerancia
del Ejército Mexicano con el EZLN".
Sus entrevistadores insistieron: "Todas las ONG de derechos
humanos con las que hemos hablado coinciden en señalar al Ejército
como uno de los principales vulneradores de los derechos humanos de México.
Nos preocupa que el Ejército esté en Chiapas, precisamente
por eso. Y de la misma forma que ustedes nos hablan del gran cambio que
ha ocurrido en Chiapas, nosotros no vemos ningún cambio de gobierno
en el Ejército. Siguen estando los mismos y nos preocupa que las
comunidades se quejen de que les siguen acosando".
Salazar Mendiguchía fue categórico: "Si
yo tuviera información de que hay una intención del gobierno
mexicano de estar a través del Ejército hostigando a las
comunidades, yo lo denunciaría públicamente".
Afirmó estar convencido de que "si el EZLN ha tenido
una oportunidad para una salida digna al conflicto, es con este gobierno
del presidente Fox; él le dio un viraje total a la política
de Ernesto Zedillo. Zedillo no solamente no hizo propia la ley Cocopa,
sino que la satanizó, propagandizó en contra. Zedillo proscribió
el conflicto, lo dejó en el olvido. El Presidente (Fox) lo reactivó.
"Nosotros sostenemos que el Ejército, con todos
sus defectos, no es un Ejército entrenado para la guerra. Este es
un Ejército de paz, una institución que creamos los mexicanos
en este país y, de alguna manera, con sus imperfecciones, le sirve.
La posición de este gobierno es que necesitamos en el conflicto
de Chiapas una salida digna para todos, para los zapatistas y para el Ejército.
Este gobierno no participa de la idea de que tengamos que sacar de Chiapas
al Ejército a pedradas, o a garrotazos, o a puntapiés. Es
una de las grandes instituciones que tenemos en este país. Y nosotros
queremos ser un país de instituciones".
Se comprometió a no "defender a nadie que haya
cometido faltas". Sobre "el asunto de Morelia" (los asesinatos de enero
de 1994), aseveró: "puede involucrar a militares, y no hemos recibido
una llamada para decirnos paren su investigación. Nosotros estamos
ya a unos milímetros de llegar a la conclusión de esa investigación
y lo hemos hecho con mucha seriedad".
Dos años después, los "milímetros"
no han llegado a la meta. Ahora se propone exhumar los restos para estudiarlos
de nueva cuenta, lo que para los observadores sería una medida dilatoria,
pues prolongaría el proceso algunos "milímetros" más.
A principios de 2002, el gobernador se congratulaba de
que "una diferencia de veras es nuestra actitud con los extranjeros. Abrimos
una oficina para extranjeros; antes los expulsaban de Chiapas, los hostigaban
y corrían. Se lo digo de todo corazón. No estamos ya en eso.
Hay libertad, no tenemos nada que esconder".
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