México D.F. Jueves 15 de enero de 2004
Afirma que su ex entrenador descuidó la preparación, por lo que se desmotivó
Me debo un buen resultado; ya siento la emoción de estar en el gimnasio: Soraya
La campeona olímpica volvió al CDOM, donde espera al guatemalteco Rosito
ABRIL DEL RIO
Aunque todavía mermada por la neumonía que la afectó la semana anterior, Soraya Jiménez lució entusiasmada al retomar su entrenamiento formal en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, después de varios meses.
La campeona olímpica de Sydney 2000 está a escasos tres meses de su última oportunidad para conseguir el pase a Atenas 2004, en el Campeonato Panamericano de Halterofilia, del 10 al 15 de mayo en Colombia.
Polémica a partir de convertirse en la primera mujer mexicana con un título olímpico, luego involucrada en una serie de conflictos que fueron desde el dopaje, el uso de documentos apócrifos que la acreditaron como universitaria, Soraya ha pasado el ciclo olímpico entre el quirófano y la escasez de resultados a la altura de la presea dorada.
No obstante la premura de calificar, la pesista decidió poner fin a la relación con su entrenador, el búlgaro Gueorgui Koev, a quien acusa de haber descuidado su preparación. Respaldada por el programa CIMA (Compromiso Integral de México con sus Atletas), le cedió la responsabilidad al guatemalteco Luis Rosito, quien llegará el fin de semana.
Al margen de lo que se polemice, Jiménez habla de la deuda como deportista: "me debo un buen resultado, sentirme bien y volver a sentir esa emoción en el gimnasio", expresó.
"Ya estoy sintiendo esa emoción. No era lo mismo con mi entrenador anterior, pues perdió esa motivación, lo que de alguna forma mermaba la mía.
"Estoy contenta. Por así decirlo, me quité un peso de encima, y a trabajar con muchas ganas".
-Los Juegos están en cuenta regresiva, Ƒcrees que te dará tiempo para alcanzar la recuperación mental y el nivel físico?
-Creo que sí. He estado trabajando todo eso y siento que sólo es recuperar lo físico.
Soraya afirma que ha adquirido experiencia para controlarse, además de continuar con la asesoría de la sicóloga deportiva Cristina Fink.
"La presión hace que la adrenalina corra más rápido, y eso puede ser negativo, pero siento que he aprendido a controlarme, y eso va a ayudarme mucho."
Soraya, quien durante su carrera se ha sometido a ocho operaciones, tres en la rodilla izquierda, cuatro en la derecha y una en la muñeca, describe esa adrenalina con la que afirma haber regresado al gimnasio:
"Pasa que cuando entrenas y haces máximos (intentos), empiezas a soñar despierto, y quieres más y más, y mi entrenador me estaba frenando, porque es como si te estuviera hirviendo la sangre; tu cuerpo te pide más, aunque de alguna forma sabes que es como una bomba de tiempo que es mejor usarla en la competencia."
Acerca de la falta de motivación al lado de Koev, asegura no haber experimentado etapas de depresión. "La verdad era preocupante hacer un trabajo sin ver resultados, pero analizándolo, te das cuenta de dónde viene, y fue culpa de todos." No obstante, fue categórica en torno a la baja de Koev: "la falta de atención. La última fue la lesión que tuve en Vancouver, que se debió a un exceso en las cargas de trabajo. A veces estaba sola en el gimnasio; al último fue muy pesado. La despedida fue dolorosa, pero espero que algún día volvamos a saludarnos bien".
-ƑQué tanto conservas la panorámica de tu prueba y de tus rivales?
-Ya hemos competido, nos conocemos la gran mayoría. Eso sí, la única que va a repetir en Atenas voy a ser yo. Si bien me he quedado atrás, me falta dar la sorpresa.
Señaló a las representantes de China, Polonia, Grecia y Turquía como las rivales a vencer. "Ha habido ascenso y todo se enfrenta con trabajo y concentración."
La pesista planea iniciar la etapa con Rosito la semana entrante, en Guadalajara, con quien analizará la posibilidad de hacer un campamento en Italia, previo al Panamericano.
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