México D.F. Lunes 12 de enero de 2004
Javier Oliva Posada
Monterrey: las prioridades son terrorismo y comercio
No sólo desde las reuniones preparatorias a la Cumbre Extraordinaria de las Américas, que hoy se inicia en Monterrey, Nuevo León, sino en la víspera y en voz ni más ni menos que de Condolezza Rice, consejera para asuntos de seguridad nacional del presidente George W. Bush, la postura de Estados Unidos se centra en buscar acuerdos para hacer frente al terrorismo y, fuera de toda previsión, relanzar el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Brasil, por conducto del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, propone que sean los temas sociales los que acaparen la atención de la referida reunión.
Continuando con las conclusiones de la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica (México, Distrito Federal, 29 y 30 de octubre de 2003), las medidas y acuerdos regionales para hacer frente a las amenazas del terrorismo no sólo siguen siendo la prioridad número uno de Estados Unidos, sino que alrededor de ésta se articulan una serie de medidas y programas secundarios cuya tendencia es subordinar discrecionalmente y en los hechos a gobiernos y autoridades de varias naciones. ƑPor qué a los ciudadanos de Canadá no se les aplica el programa de fichaje US Visit cuando ingresan a territorio estadunidense, cuando de ese país partieron varios integrantes de los comandos que derribaron en septiembre de 2001 las Torres Gemelas?
De los resultados de la reunión de Monterrey no se pueden esperar acuerdos o posturas incluyentes de Washington, pero sí puede haber optimismo razonable en cuanto a acercamiento entre los países latinoamericanos para hacer frente al inexplicable proteccionismo agrícola y comercial de Estados Unidos. También en los pronunciamientos de última hora de Rice destaca el que hizo en torno a la corrupción y la posibilidad de que ese problema pueda ser esgrimido para excluir de acuerdos internacionales a naciones que no tomen medidas al respecto (probablemente la funcionaria pensaba en los casos Enron o Xerox, o tal vez en alguna compañía petrolera con vínculos con el vicepresidente Cheney).
Los puntos de convergencia entre los países latinoamericanos radican en el establecimiento de políticas sociales que permitan hacer un frente ante los organismos financieros multilaterales, para evitar la imposición de programas que velan más por la recuperación del dinero que por promover mejores condiciones de vida para la población. También en cuanto a los compromisos que cada nación adoptará respecto a su responsabilidad para crear el contexto adecuado para impedir la depredación de las riquezas nacionales.
Para México, además de la incuestionable relevancia que tiene un foro de esas características, los resultados deben ser canalizados para fortalecer -si hay la intención-, además de una política social con perspectiva internacional, la posibilidad de construir una plataforma de identidades diplomáticas. La hegemonía de Estados Unidos, basada en la tecnología y la sistematización de la información, propicia un ambiente muy difícil para la negociación. Cada país debe asumir su parte, pero también compartir los resultados, buenos o malos, en cuanto a la capacidad de gestión de los recursos, no sólo para hacer frente a las amenazas del terrorismo, sino también para evitar el continuo empobrecimiento de millones de seres humanos en el continente.
Como gobiernos, actuar aislados o por separado en las negociaciones solamente proporcionará mayores márgenes para que el activismo militarista de la Casa Blanca obtenga grandes posibilidades de imponer criterios y prioridades.
Por último, una breve referencia a Norberto Bobbio. Como ningún filósofo amplió las fronteras del derecho y la ciencia política en nuestro país. Igualdad, democracia y derechos humanos fueron sus grandes temas. Su lectura es indispensable.
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