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México D.F. Lunes 29 de diciembre de 2003
Lumbrera Chico
Espeluznante balance taurino
Termina el que por derecho propio será recordado como uno de los peores años en la historia de la tauromaquia mexicana. El balance es desastroso. Comenzó con la fraudulenta corrida del 5 de febrero en la Monumental Plaza Muerta (antes México), día en que el valenciano Enrique Ponce y su cómplice empresario y socio Rafael Herrerías burlaron a la autoridad, violaron el reglamento y estafaron al público para crear (sin lograrlo, sin embargo) el éxtasis virtual que ha sido la divisa de la catastrófica administración de Insurgentes.
Al tongo, descubierto y denunciado por la Comisión Taurina del Distrito Federal, siguió un periodo de chantaje por parte de Herrerías, quien amenazó en todos los tonos y medios con llevarse la fiesta a las plazas del interior del país. El berrinche aumentó cuando la delegación Benito Juárez sancionó a Ponce con 365 días de suspensión en la arena de Mixcoac y una multa de 102 mil pesos para su compinche. Todo ayudaba a confiar en que, en correspondencia con tales castigos, el Gobierno del Distrito Federal pondría de su parte quitando la licencia de espectáculos al engañabobos de la monumental.
Pero ocurrió todo lo contrario. El gobierno capitalino y el cacique de la pachanga taurina acordaron ignorarse mutuamente y continuar funcionando cada cual por su parte, sin oponerse obstáculos. Herrerías, por lo tanto, volvió a defraudar a los dueños del derecho de apartado, obligándolos a canjear sus tarjetas de abono, a casi 20 millones de pesos en total, a cambio de una temporada en la que no habría ningún atractivo: ni las figuras ultramarinas que atraen a las multitudes ni los señorones locales que no tenemos ni las jóvenes promesas en las que nadie cree.
Lo demás ya lo sabemos. Nos hemos aburrido nuevamente, pero un poco más que el año anterior, con los reiterativos prodigios de Pablo Hermoso de Mendoza; nos hemos desencantado y vuelto a sorprender con las impredecibles actuaciones de Eulalio Lopez El Zotoluco; pero sobre todo nos hemos quedado preguntándonos por qué, después de su exitosa confirmación de alternativa, se nos ha negado la repetición de José Luis Angelino, el poblano que tiene todo para cuajar. Y claro, olvidamos que en el tragicómico submundo de Herrerías, si un muchacho con clase y afición "amenaza" con atraer a la gente de regreso a los tendidos, el "magnate" lo desaparece, lo frustra, lo deja marchitarse, porque de lo que se trata aquí es de que se pierda el mayor dinero posible. Tal es la regla y nadie ha de violentarla.
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