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México D.F. Lunes 29 de diciembre de 2003
El filme de Tobe Hooper, un clásico mundial,
ha generado más de 300 millones de dólares
Hoy, 30 años de Masacre en Texas, semilla
del cine de asesinos seriales
Leatherface, el personaje principal, es símbolo
de la locura en Estados Unidos En México se espera el estreno
del remake, producido por Michael Bay y dirigido por Marcus
Nispel
MAURICIO MATAMOROS ESPECIAL
En 1973 se filmó Masacre en Texas (The
Texas chainsaw massacre), película independiente que se convertiría
en uno de los documentos más importantes de su época y del
cine estadunidense; igualmente, su fuerza visual y discursiva fue la semilla
de lo que años después se conocería como cine de asesinos
seriales.
En la coyuntura del paso de 2003 a 2004, este 29 de diciembre,
esta obra básica de la cinematografía cumple 30 años
de haberse realizado y estrenado; en México se está en espera
del estreno del remake que, producido por Michael Bay (el perpetrador
de churros como Pearl Harbor y Bad boys), dirigió
Marcus Nispel.
Actualmente
un porcentaje importante de la producción cinematográfica
se compone de violencia en varios niveles y formatos. Uno de los más
exitosos desde hace un par de décadas es el llamado cine de asesinos
seriales, el cual, pese a que suene contradictorio, debe su popularidad
al carisma que pueden presentar los asesinos sádicos en la pantalla
de plata.
The Texas chainsaw massacre, como muchas obras
maestras, surgió del azar, de la inteligencia de un grupo de cineastas
independientes, y de que los astros se alinearon al momento de producirla.
La historia más o menos fue así: en los
años 70, Tobe Hooper era un cineasta joven reconocido en Texas por
un documental sobre Peter, Paul y Mary y un alucine visual de la era de
Acuario llamado Eggshells, con el que ganó varios premios
en festivales. De acuerdo con Hooper, la idea para realizar The Texas
chainsaw massacre surgió en su cerebro en 1972, cuando realizaba
una visita a las tiendas durante la época navideña. Ante
la imposibilidad de llevar a cabo sus compras con libertad en medio de
la muchedumbre vociferante, el cineasta fantaseó con descolgar una
sierra de motor que se expendía en uno de los establecimientos y
abrirse paso con ella entre los cuerpos.
El proyecto se puso en marcha
Meses más tarde, esa idea comenzó a tomar
forma con el nacimiento de la Texas Film Comission, apoyada por el gobernador
Preston Smith. Fue así como el proyecto -al principio denominado
Leatherface-
logró un apoyo monetario inicial, que después se completaría
mediante un consorcio formado por políticos y empresarios de Austin,
Texas, que decidió invertir en la película como forma de
deducir impuestos, pues, después de todo, "no pasaría de
ser una película de rutinaria serie B". Tiempo después, esta
circunstancia y la distribución del filme por parte del gánster
Lou Perayno (quien se haría famoso y multimillonario produciendo
Deep
throat, el clásico porno por antonomasia) harían
una
verdadera pesadilla la repartición de ganancias entre la infinidad
de dueños del filme.
Hasta hoy ni realizadores ni actores del filme han recibido
-y parece que no recibirán- las ganancias que les corresponden por
esta producción, que hasta el momento habrá generado más
de 300 millones de dólares alrededor del mundo. Pese a todo, The
Texas chainsaw massacre se ha convertido en un filme de culto y ha
hecho famosos a sus creadores.
Filmada con sólo 60 mil dólares -a partir
de agosto 1973- y 60 mil más en posproducción, Masacre
en cadena -o Masacre en Texas, títulos que se le dieron
en México durante su estreno en cine y en video, respectivamente-
fue una película ejecutada por un grupo de artistas jipis que, inconscientemente,
realizó una metáfora instantánea de la descomposición
social de la época o, en palabras de Kim Henkel (coguionista del
filme junto con Hooper): "demostración de la moderna esquizofrenia
de la era de Watergate".
The
Texas Chainsaw Massacre, como seguramente muchos lectores recordarán,
es la historia de cinco jóvenes que deciden pasar un fin de semana
en la casa de sus abuelos que, abandonada desde hace muchos años,
está en ruinas, como los alrededores texanos. El grupo de turistas
comienza a deambular por las cercanías y lo único que encuentra
es la locura de una familia de caníbales, que en pantalla se transformó
en uno de los discursos más violentos de la historia del cine, al
recurrir a una violencia implícita, es decir, sin grandes cantidades
de sangre ni descuartizamientos, lo que transforma a la película
en una especie de reversión del cuento de hadas, pleno de simbolismos,
en el que los padres (la familia de caníbales) deciden ser la amenaza
para los niños (el grupo de jóvenes).
El calor sofocante de Texas, que derrite el hedor sobre
las conciencias, enmarcado por una supuesta influencia de los astros sobre
el ser humano, es notable en la ambientación de esta producción
filmada en 16 mm (posteriormente pasada a 35 mm) e inspirada en el caso
del asesino Ed Gein (también modelo para otros filmes clásicos,
como Sicosis y El silencio de los inocentes).
Años después, los filmes de asesinos en
serie se convertirían en lugar común; sin embargo, el personaje
principal de esta cinta, Leatherface (el carnicero de la sierra de motor
del filme, encarnado por Gunnar Hansen y que, según Hooper, es una
especie de idiota al que le faltó oxígeno al nacer), permanece
como símbolo de la locura estadunidense y ha sido inmortalizado
inclusive por medio de muñecos y en una serie de foquitos para las
celebraciones del Halloween.
Si bien Tobe Hooper sólo quiso hacer un filme en
el que estuvieran presentes las enrarecidas y malsanas atmósferas
de los EC Comics (como Tales fom the crypt), tanto como los métodos
de manipulación de las cintas de Hitchcock, su proyecto ha pasado
con creces la prueba del tiempo y hoy puede verse en DVD o como parte de
la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
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