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México D.F. Domingo 21 de diciembre de 2003
Entender la modernidad es entenderse a sí
mismo, indica Jorge Juanes, experto en el tema
''Los posmodernistas son falsos protagonistas de una
diferencia''
La crítica en México, pobre y endogámica;
se sigue hablando del muralismo y la generación de
la ruptura cuando ocurren muchos fenómenos más,
sostiene el autor de Más allá del arte conceptual
CESAR GÜEMES
El autor de clásicos como Los caprichos de Occidente
y Marx o la crítica de la economía política como
fundamento ataca de nuevo, en esta ocasión desde varios frentes.
Jorge Juanes da a conocer el volumen Hölderlin y la sabiduría
poética (La otra modernidad), publicado por Itaca, y Más
allá del arte conceptual, coeditado por Ediciones Sin Nombre
y el CNCA. Además participa en el volumen Vanguardia y neovanguardias
artísticas (Universidad Autónoma de Zacatecas-Plaza y
Valdés), con el trabajo "Artaud y el teatro de la crueldad", y en
el más reciente número de la también zacatecana revista
Dosfilos, con el texto ''Bacon: la odisea de los mutantes''.
Abre fuego de inmediato y establece su postura: ''Ya que
el objeto de mi estudio es la modernidad, he llegado a la conclusión
de que entenderla es entenderme a mí mismo. Por eso me alejo de
las posturas eruditas y me acerco a las vitales; digamos que el transcurso
existencial marca lo que hago. Desde luego, establezco relaciones de complicidad
con quienes tienen intereses parecidos, pero estoy mucho más allá
de las modas: no voy corriendo tras la hermenéutica un día,
el posestructuralismo al siguiente y la posmodernidad al otro. La idea
de encontrar un padre teórico y la verdad final, algo que hace mucho
la academia, no va conmigo".
-Su propuesta de modernidad resulta, en el mejor sentido,
contracultural, antidogmática.
-Partamos
de que la idea de modernidad se origina en el siglo XV, cuando nos damos
cuenta de que se vive una nueva época que requiere ser pensada y
que es preciso revalorar a todas las sabidurías reprimidas por el
cristianismo, occidentales o no. Luego del surgimiento de la ciencia moderna
entendemos que, si bien la Tierra no es el centro del universo, entonces
lo que importa no es dónde habitamos, sino quiénes pensamos
el mundo. Para el siglo XVII ya se entiende que contamos con una sabiduría
nueva, lo que generará en la centuria siguiente un proyecto de razón
histórica fundada en el dominio racional que tiene como centro a
la tecnociencia.
''Lo delicado del asunto es que justo entonces se imparte
un concepto oficial de modernidad, basada en la idea de progreso, el desarrollo
de las fuerzas productivas, donde la mercancía, el capital y el
orden tecnocientífico van de la mano. Esa modernidad se institucionaliza
y se identifica como tal. Cuando los posmodernos se refieren a los modernos
se refieren a ese cliché, a ese monolito controlado por el principio
de razón. Y lo que trato de demostrar es que las cosas no son así,
sino que desde el siglo XV en el arte hay una modernidad latina que aporta
la idea de libertad. Aparece nada menos que con Pico della Mirandola, en
su Discurso sobre la dignidad del hombre, cuando Dios le dice a
Adán: no te he dado una identidad fija como a los demás seres,
ni te establecí un campo restringido de la naturaleza donde tengas
una relación de referencia unívoca, sino que te hice responsable
de ti mismo, y además te hice abierto e incondicional respecto a
la naturaleza, de modo que ésta es libre porque tú la haces
de ese modo. Entonces, esa idea latina que marca todo el Renacimiento hace
que, en mi opinión, frente a la primera modernidad, que se funda
en un proyecto tecnocientífico, surge esta otra, que tiene por vehículo
al arte. El artista se manifiesta como un ser original, y ese ir a contrapelo
de lo establecido que se acentúa en los siglos XVII y XVIII, pero
sobre todo en el Romanticismo, que no acepta los principios epistemológicos
de la modernidad al uso.''
Pese a ser de los primeros analistas que en México
hablaron de posmodernidad, Jorge Juanes difiere de ésta: "Se presentan
como inauguradores de una diferencia, cuando en realidad esa distinción
viene desde el origen mismo de la modernidad, y al no reconstituir ellos
esa otra posmodernidad son ciegos y además falsos protagonistas
de una diferencia. Los posmodernos están atrapados en su propio
bloque".
En cuanto al avance del diálogo entre los críticos
de arte, la perspectiva de Juanes no es halagüeña: "La discusión
sobre arte en México es pobre, endogámica, con muy pocas
referencias a las discusiones internacionales. Se sigue hablando sobre
el muralismo o la generación de la ruptura, pese a que en el país
ocurren muchos fenómenos más. Sin embargo la juventud se
mantiene atenta a lo que pasa y hay personas que pisan muy fuerte sobre
todo en lo referido a las artes alternativas. Esa discusión no se
registra salvo en textos periodísticos que por su naturaleza es
posible que se olviden pronto".
-Además de impartir cátedra y realizar investigación
por su cuenta, ¿cómo entiende su actual plan de trabajo?
-Tenemos una deuda con toda la modernidad alternativa
que se da a partir de los saberes incitados por el arte, y mi proyecto
coincide con el cumplimiento de ese compromiso.
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