Don René, panadero
Paraíso perdido
Mahomud Darwish
"La historia no puede reducirse a una compensación de la geografía", ha dicho Mahomud Darwish, el poeta nacional de una nación que no existe: Palestina. Pero su poesía existe, inevitablemente... como Palestina. Darwish nació en Birwe, Galilea, en 1942. Cuando tenía seis años, el flamante ejército de Israel ocupó y destruyó Birwe y otras 416 poblaciones palestinas. Para salvarse de la inminente masacre, los Darwish huyeron a Líbano, pero regresaron un año después y se asentaron "ilegalmente" en Dayr al-Asad. El joven Mahomud se convirtió en un "refugiado interno", oficial y orwelianamente considerado "migrante presente-ausente".
Cuando tenía ocho años se atrevió a recitar una lamentación por su pueblo en las celebraciones del segundo aniversario del Estado de Israel. Con ello desató la ira del gobernador israelí. A partir de entonces debió ocultarse cada que aparecía algún representante del nuevo gobierno. Durante sus años de estudiante, y hasta que emigró en 1970, Darwish fue a prisión y sufrió castigos en repetidas ocasiones, siempre por "delitos" relacionados con su poesía y sus viajes de pueblo en pueblo. Años después volvió, y fue recibido por su pueblo como un héroe. En la actualidad vive modestamente en algún lugar de Palestina.
Él abraza a su asesino
Él abraza a su asesino. Ojalá conquiste
su corazón: ¿Te
Hermano... Mi hermano. ¿Qué hice yo para que quieras destruirme? Sobre nuestras cabezas vuelan dos pájaros. ¿Por qué no tiras hacia arriba? ¿Cómo ves? Te cansaste de mi abrazo y de mi olor. ¿No te has cansado de este miedo dentro de mí?
Arroja entonces tu arma al río. ¿Cómo ves? ¿El enemigo en la ribera apunta su ametralladora
a nuestro
¿Cómo ves? ¿Me matarás para
que el enemigo pueda ir a su casa en nuestra casa
¿Qué has hecho con el café de mi madre, con el café de la tuya? ¿Cuál fue mi crimen, qué te hice
para que desearas mi
Nunca dejaré de abrazarte. Nunca te liberarás de mí.
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Los vientos Los vientos se han vuelto contra nosotros. El viento del
sur
Prendemos los anuncios de victoria para que la oscuridad
Volamos como si cabalgáramos en la grupa de los
árboles
Mil veces hemos escrito en el último suspiro del aire. Morimos para que ellos no prevalezcan. Corremos tras el eco de nuestras voces. Ojalá encontremos
la
Contamos con las rocas. Que ellas se sobresalten. Grabamos en acero nuestros cuerpos para que se evapore
el
Los vientos se vuelven contra nosotros. El viento del
norte
Interrogamos mujeres míticas, en busca de parientes
que
Un águila anida en nuestros cuerpos, y salimos
a la caza de
Ellos nos persiguen para encontrarnos ahí. No hay
salida.
Vivimos nuestra muerte. Nuestro triunfo es este morir
a
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Poemas fueron traducidos al inglés por Munir Akash y Carolyn Forché, en el volumen Unfortunately, It Was Paradise (Desgraciadamente, era el paraíso) Universidad de California, 2003. (Versión al castellano: Hermann Bellinghausen).