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México D.F. Sábado 13 de diciembre de 2003
ESTRIDENCIA IMPROCEDENTE
Tras
el rechazo en la Cámara de Diputados de la propuesta fiscal enviada
por el presidente Vicente Fox y apoyada conflictivamente por Elba Esther
Gordillo y sus seguidores, ha tenido lugar una improcedente y engañosa
campaña de acusaciones, amenazas, reproches y mensajes catastrofistas
de parte de importantes figuras del gobierno federal, a la que se han sumado
otros actores políticos y algunos medios de comunicación.
Ya el pasado jueves, Fox exhibió ante los mexicanos
su desazón por el fracaso de su iniciativa y enunció la posibilidad
de vetar cualquier otra propuesta de Ley de Ingresos que no se ajuste a
sus deseos y planteamientos. De pasada, acusó a quienes votaron
en contra de su plan fiscal de postergar la solución de los rezagos
sociales y, con ello, pretendió trasladar a sus opositores la responsabilidad
por la impericia gubernamental manifiesta durante los últimos tres
años.
Ayer, el secretario de Gobernación, Santiago Creel
Miranda, arremetió también contra los que, a su juicio, faltaron
a su palabra y votaron en contra de la propuesta del Ejecutivo, en clara
alusión a Roberto Madrazo, presidente nacional del PRI. A estos
reclamos, que por momentos estuvieron impregnados de tonos amenazantes
impropios de un gobierno que se presume democrático y dialogante,
Creel añadió un diagnóstico catastrofista: el rechazo
de la propuesta fiscal elbista-foxista acarreará un presupuesto
limitado para 2004, se contará con menores recursos para programas
sociales, para la inversión productiva y para la creación
de empleos, y los gobiernos estatales y municipales quedarán privados
de los recursos extra previstos en el proyecto abortado.
Pese a estas manifestaciones de disgusto y despecho --que
muestran a un Presidente y a un secretario de Gobernación movidos
mucho más por su estado de ánimo que por la serenidad y el
rigor analítico que corresponde a sus respectivas investiduras-,
lo cierto es que ni el proyecto frustrado era realmente una reforma fiscal
(se trató, apenas, de una enmarañada miscelánea),
ni éste constituía una verdadera alternativa para potenciar
con justicia el desarrollo del país, pues la aplicación del
IVA a alimentos y medicinas y la creación de nuevos gravámenes
a las cadenas productivas habrían impuesto severos golpes a la economía
de las mayorías y lastrado la actividad empresarial del país.
Ciertamente, los recursos para hacer frente a los graves rezagos sociales
y para potenciar el desarrollo nacional son insuficientes, pero la propuesta
fiscal derrotada no contenía, ni mucho menos, los elementos para
resolver definitivamente tales problemas y, por otro lado, no hay razón
para suponer que una iniciativa fiscal distinta a la oficial no será
capaz de proveer al Estado de más ingresos para el cumplimiento
de sus obligaciones.
¿Por qué, entonces, si a los ojos del Ejecutivo
la propuesta fiscal oficial era indispensable, Fox siguió jugando
con fuego y avalando públicamente a Gordillo a sabiendas de que
esa actitud exacerbaría los ánimos de los priístas
y agudizaría la pugna entre la profesora y Madrazo? ¿Cómo
será posible reiniciar el diálogo con las fuerzas políticas
con miras al inminente periodo extraordinario si el propio titular de Gobernación
acusa, por más que la reputación de Madrazo sea bien conocida,
de deshonor al presidente del partido con más legisladores en el
Congreso? ¿Cómo puede llegarse a nuevos consensos si el propio
Presidente de la República esgrime ante el Legislativo la amenaza
de veto contra todo aquello que cause distorsiones en la economía
e insiste, como ayer lo hizo durante la visita del premier chino, en aplicar
un IVA generalizado, incluidos alimentos y medicinas, cuando este esquema
ha sido ya rechazado mayoritariamente por los diputados y por la sociedad
en general?
Finalmente, los alegatos catastrofistas de Creel y otros
agoreros del desastre no se ajustan a la realidad e introducen un indeseable
ruido a los trabajos en materia de ingresos y presupuesto que se realizarán
en el Congreso. El comportamiento de las empresas mexicanas que cotizan
en la bolsa de Nueva York registrado ayer --con movimientos moderados y
rutinarios, sin evidencia alguna de crisis- es un indicador relevante que
muestra que los actores económicos, nacionales y extranjeros, no
comparten la pesadumbre de Creel y que éstos comprenden que existen
alternativas fiscales auspiciosas que pueden ser tomadas en cuenta por
el Congreso.
Así las cosas, debe señalarse que la estridencia
oficial expresada en la cadena de reproches, amenazas y pronósticos
pesimistas no ayuda a destrabar los desacuerdos y a propiciar un nuevo,
expedito y respetuoso proceso de debate parlamentario que conduzca a la
aprobación de una Ley de Ingresos y un Presupuesto de Egresos justos
y compatibles con el bienestar de las mayorías y las necesidades
del desarrollo nacional.
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