México D.F. Sábado 13 de diciembre de 2003
Deplora Patricia Santín la indiferencia
gubernamental hacia los discapacitados
La Sinfónica Nacional ofrecerá dos conciertos
para sordos en Bellas Artes
Desde hace 10 años la especialista sirve como
traductora-intérprete en los pocos recitales dedicados a esas personas
Desarrolla una técnica visual mediante señas, mímica
y baile
ANGEL VARGAS
Pensar en música para sordos es algo que en México,
en principio, suena como tomadura de pelo o broma de mal gusto. Sin embargo
es un hecho factible que mucho ayudaría a ese sector de la población
a integrarse con más facilidad a la vida común de la sociedad.
Así
lo sostiene la especialista Patricia Santín, directora de la Casa
de Cultura para Sordos, quien desde hace una década ha orientado
parte de su trabajo en servir como traductora-intérprete en los
escasos conciertos y recitales, prácticamente todos marginales,
que se han dedicado a las personas con esa discapacidad.
La también funcionaria de la Delegación
Cuauhtémoc, se jacta de ser la única especialista en el país
en lograr que las personas con deficiencias auditivas o carencia total
de ese sentido puedan percibir, saber de qué trata y disfrutar el
arte sonoro.
Lo anterior ha sido posible, explica, mediante el desarrollo
empírico de una técnica totalmente destinada al sentido visual
y que emplea el lenguaje de señas mexicano, en coordinación
con la mímica, el baile y algo de dirección orquestal.
''Las personas con carencia auditiva poseen, en cambio,
una sensibilidad enorme y suplen con la vista esa deficiencia. Sus ojos
perciben todo: emociones, ambientes y, con base en eso, comienzan a sentir
la música. Es algo que los oyentes no podemos entender, porque mucha
de nuestra vida depende de lo que oímos y no sabemos ver más
allá. Entonces, así como en los oyentes la música
es escuchar y apreciar, en los sordos es sentir y vivir."
Instrumento musical silente
De acuerdo con Patricia Santín -quien en 1997 sirvió
como traductora en las pesquisas policiacas emprendidas en Estados Unidos
a raíz del famoso caso de los indocumentados mexicanos sordomudos
que fueron tratados como esclavos en el vecino país-, la comunidad
sordomuda de México, al igual que la de otros discapacitados, vive
marginada de la política gubernamental, en aspectos tan básicos
como la falta de reconocimiento oficial del lenguaje de señas, que,
en hechos concretos se traduce en carencia de intérpretes para casi
todo tipo de asuntos, desde los médicos hasta los legales.
El aspecto artístico no es la excepción
en cuanto a esa indiferencia institucional, señala la intérprete,
y subraya el grado de atraso que al respecto vive el país en relación
con Estados Unidos, donde desde hace ya varios años se programan
actividades musicales diversas orientadas al público sordo. De esa
experiencia, de hecho, fue donde la especialista tomó las bases
para desarrollar su técnica.
La clave para que las personas con sordera puedan ''escuchar"
y disfrutar la música estriba, en primer lugar, en las sensaciones
que producen las ondas sonoras en el cuerpo; la parte escénica de
observar el trabajo de los músicos sobre el escenario; pero, sobre
todo, en el lenguaje corporal desarrollado por la intérprete, quien
se convierte en un instrumento musical más, aunque silente.
''El ritmo y el sonido se sienten en el cuerpo, pero mediante
mi trabajo de expresión corporal ellos pueden comprender el volumen,
la modulación, los graves y los agudos; pueden captar la historia
que hay en la música, la melodía y los sentimientos que proyecta."
Estudian proponer el día del discapacitado
Patricia Santín comenzó su trabajo de intérprete
musical en colaboración con el fallecido compositor y jazzista Juan
José Calatayud hace 10 años. Desde entonces, ha intervenido
en conciertos con la Sinfónica de Marina y con algunos jazzistas.
Sin embargo, por vez primera actuará con la Orquesta
Sinfónica Nacional en el par de conciertos que ésta ofrecerá
el domingo (12:15 y 13:35 horas) destinados a niños con sordera
y problemas auditivos. Sin duda, se trata de un hecho sin precedente en
la historia del Palacio de Bellas Artes y de plano casi insólito
en la historia del país.
Las presentaciones forman parte de los conciertos infantiles
de Navidad que año con año programa la septuagenaria agrupación,
y si bien estos dos están orientados a aquellos espectadores, a
los cuales deben sumarse niños con parálisis cerebral y síndrome
de Down, la entrada es abierta al público en general, previo pago
del boleto.
Esto marca el punto de partida de una iniciativa impulsada
por la dirigencia sindical de los grupos artísticos del Instituto
Nacional de Bellas Artes para que cada uno de éstos ofrezca al año,
cuando menos, una presentación dedicada a las personas con sordera
o cualquier otra discapacidad.
A la par, las autoridades de la instancia estudian ya
establecer el día del discapacitado en Bellas Artes, proyecto presentado
por la soprano Lourdes López en su calidad de dirigente sindical
de esos grupos, que, de aprobarse, comenzaría a celebrarse a partir
de la próxima primavera.
|