El nuevo ordenamiento, victoria contundente para un gobierno tan reciente: analistas

Cosecha Lula un importante triunfo político con la reforma a jubilaciones

Colectivo de izquierda se distancia del presidente brasileño, pero rehúsa romper con él

AFP Y DPA

Rio de Janeiro, 12 de diciembre. El Congreso brasileño aprobó el viernes la reforma al sistema de jubilaciones presentada ante los legisladores personalmente por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva en abril pasado, lo que se interpreta como un éxito de su gobierno a menos de un año de su llegada al poder.

En primera lectura en el Senado también fue aprobada la reforma fiscal de Lula. Ambos proyectos son considerados indispensables para relanzar la economía del país. Por lo demás, la reforma tributaria debe ser aprobada en definitiva el próximo viernes por el Senado, en segunda lectura.

Ambas reformas provocaron fuertes disidencias en la oposición y en el seno del propio gobernante Partido de los Trabajadores (PT). En el mismo sentido el Partido Democrático Trabalhista (PDT), que cuenta con un ministro en el gabinete de Lula, decidió distanciarse del gobierno, pero se abstuvo de situarse en la oposición.

La decisión del PDT fue anunciada tras una reunión en Río de Janeiro del colectivo de izquierda, que llamó a los militantes que tienen ''cargos de confianza en el gobierno'' a renunciar.

El presidente del PDT, Leonel Brizola, definió la nueva posición del partido como ''de independencia'' ante el PT.

No obstante las críticas, se considera que la nueva ley de jubilaciones es la primera gran reforma de Lula que sale avante, aunque logró, con 51 votos, sólo dos votos más de los requeridos constitucionalmente, gracias al apoyo de la oposición.

''El pueblo brasileño puede conmemorar en un año de gobierno la realización de una reforma de jubilaciones, decidida en el marco de un amplio debate democrático'', se felicitó el ministro de Previsión Social, Ricardo Berzoini.

El líder del PT en el Senado, Aloizio Mercadante, subrayó que este es un "día histórico", ya que la aprobación de la reforma asegura la salud financiera de los estados federados y reduce las diferencias entre las jubilaciones del sector público y del privado.

Para analistas políticos las reformas aprobadas también constituyen un victoria contundente del gobierno de Lula, a tres semanas de cumplir un año de su mandato, considerando además que su predecesor socialdemócrata, Fernando Henrique Cardoso, nunca logró hacer aprobar una ley de jubilaciones similar en ocho años.

Con la entrada en vigor del nuevo sistema de previsión social, los funcionarios públicos jubilados que ganen más de 409 dólares mensuales pagarán una contribución al sistema de 11 por ciento, mientras los jubilados de empleos federales quedarán exentos hasta el equivalente de unos 492 dólares.

Para la oposición, que se sumó a la reforma, será el gobierno el que habrá de pagar un precio político por haber roto con parte de su base electoral, como son los funcionarios públicos afectados por la reforma, ya que se les retiran algunos derechos adquiridos.

Se considera, al mismo tiempo, que esta reforma también tiene sus costos porque significa una ruptura con el pasado del PT, que antes de llegar al poder siempre se había opuesto a la mayor parte de las medidas incluidas en la reforma.

De hecho, se prevé para este fin de semana o los próximos días una definición del PT en torno a la posible expulsión de una senadora y tres diputados, señalados como del ala "radical" del partido y que sistemáticamente votaron en contra del proyecto. La senadora Heloísa Helena, perteneciente a ese grupo, fundamentó su voto al afirmar que "esa reforma de Previsión Social cumple con el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y pone en peligro la distribución de la riqueza del país".

"Nuestro compromiso es con el viejo PT, no con el FMI y los banqueros", argumentó a su vez el diputado disidente, Joao Batista Araujo, para quien no hay duda de que Lula está a punto de firmar un acuerdo con el ente financiero internacional.

El sábado y domingo habrá una primera reunión de la dirección nacional del PT en Brasilia, en la que tendrá que discutir al problema de los cuatro parlamentarios disidentes, de quienes se considera que de ser expulsados formarían un nuevo partido. Pero al margen de ello, hay sectores partidistas que se oponen a las expulsiones.

Lula había advertido que la política de su gobierno no era la "ideal", sino la que era "posible" aplicar ahora.