México D.F. Sábado 13 de diciembre de 2003
Arturo Balderas
El fantasma de la 187
Para nadie debió ser una sorpresa cuando el gobernador
de California, Arnold Schwarzenegger, solicitó al congreso del estado
la derogación de la ley SB60, que autorizaba a los indocumentados
obtener una licencia para manejar. Buena parte de quienes se dedican al
análisis de opinión pública, aseguran que otorgar
ese derecho fue uno de los factores que precipitó la caída
del ex gobernador Davis.
En otras palabras, fue una de las causas por las que los
electores dieron su voto a Schwarzenegger. Habrá que analizar posteriormente
las razones por las que una parte del electorado en California se opone
a que los indocumentados posean una licencia para manejar, no obstante
los argumentos de peso que se dieron para que les fuera otorgada. Tal vez
lo sorpresivo es que el mismo legislador promotor de la ley votó
para derogarla. Seguramente, en su momento, explicará las consideraciones
políticas que tuvo para ello.
Como era de esperarse, las organizaciones que ven con
recelo la presencia de la población migrante, en especial la que
carece de documentos migratorios, envalentonadas por la decisión
del gobernador y seguramente por la presencia de Pete Wilson como su asesor,
han iniciado una campaña que retoma las demandas de la proposición
187 para privar de servicios educativos y de salud a los indocumentados.
Sabedor del significado del voto latino, el gobernador
se apuró a desmentir que él estuviera detrás de ese
movimiento.
Sea cual fuere su resultado, las organizaciones de migrantes
tendrán que actuar con inteligencia y cautela para evitar los problemas
que en el pasado fueron causa de que inclusive parte de la población
de origen latino apoyara la propuesta 187.
Lo que es un hecho es que la lucha para que se autorice
la licencia para conducir a los indocumentados está muy lejos de
haber concluido. Ya se ha formado una organización que llama a suspender
por un día todas las actividades de los migrantes de origen latino
como protesta por la derogación de la ley.
Por lo pronto se han dado a la tarea de recabar 400 mil
firmas para que se efectúe un referéndum sobre la validez
de la SB60. Conociendo la forma negativa en que los votantes en California
reaccionaron cuando fue aprobada, iniciar una campaña de esa magnitud
es una medida arriesgada si no se desarrolla el trabajo necesario para
ello.
La organización para ganar ese derecho mediante
el voto será una vía. Pero no menos importante será
la de convencer a quienes, por ignorancia o inercia, votaron en su contra.
(No todos ellos, por cierto, discriminan a la población que llega
al estado con el único fin de ofrecer su trabajo.) Hay que evitar
que la propuesta sea rechazada nuevamente, lo que daría otra excusa
a quienes se oponen a la presencia de los migrantes para iniciar un movimiento
de mayor envergadura, cuyas consecuencias complicarían aún
más la situación de los que carecen de documentos.
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