"Serio revés" a las expectativas de crecimiento: Gil

El secretario de Hacienda, Francisco Gil, señaló ayer que el rechazo a la reforma fiscal fue "un serio revés" a las expectativas de crecimiento económico, empleos y simplificación fiscal; pese a ello, agregó, Hacienda y el Banco de México harán lo que esté a su alcance para mantener la estabilidad macroeconómica, incluso la aplicación de "estabilizadores automáticos" (recortes al gasto) para bajar el déficit a 0.3 por ciento del producto interno bruto.

"La estabilidad, condición indispensable para el crecimiento y la superación de rezagos acumulados en el país, seguirá siendo el objetivo central de la política económica del Ejecutivo", afirmó.

La cita era a las 12:15 horas en el Salón Panamericano de Palacio Nacional. Gil llegó media hora después, leyó un comunicado en menos de cinco minutos y se retiró.

Recordó que la iniciativa de Ley de Ingresos y el proyecto de decreto de Presupuesto de Egresos que el Ejecutivo envió al Congreso no toman en cuenta los ingresos adicionales que habría generado la reforma fiscal.

Señaló que con la votación del jueves el país perdió "una oportunidad preciosa" de aprobar una reforma que, dijo, iba a aumentar la recaudación fiscal sin aumentar tasas y sin cobrar más a los contribuyentes, y habría exentado del pago de impuesto sobre la renta a 80 por ciento de los asalariados del país; además, dijo, el impuesto de control incluido en la propuesta elbiazul habría aumentado la eficiencia recaudatoria al eliminar las tasas cero del impuesto al valor agregado (IVA).

Sostuvo que la reforma habría aumentado la recaudación al simplificar el pago de impuestos y negó que el proyecto fuera dañino para los contribuyentes cautivos y para la población pobre. Se tenían previstos, dijo, "nuevos e importantes ingresos" para los estados, que iban a cobrar 2 por ciento de IVA. "Esta, en líneas generales, es la oportunidad que se dejó pasar". No obstante, señaló, el gobierno mantendrá el diálogo con el Congreso para encontrar fuentes de ingreso que no distorsionen la economía ni pongan en riesgo su estabilidad.