Bárbara Jacobs

Molinos en fuego

ƑSeré capaz de tomar un verso de Molinos de fuego, de Eduardo Mosches, para referirme al poemario entero sin dejar fuera nada esencial?

Quizá la autorización me la otorgue mi calidad de no poeta. Es que el concepto que se desprende de la frase "El viento encuentra su laberinto en una flauta" me introduce al alma del poeta. Tomar el más libre de los conductos como laberinto, hacer del aliento de un flautista viento, de la acción controlada del músico, la ráfaga de la naturaleza da, ciertamente, licencia para hablar de Mosches como un ser complejo.

ƑSeré capaz de saltar a la conclusión de que lo complejo no es simple, cuando se sabe que lo simple suele ser complejo? No sé por qué quiero leer la vida del poeta en forma de novela de aventuras. Lo imagino un Tom Sawyer desdoblado o fundido en un Huck Finn que se escapa de una realidad concreta para ir en busca de lo desconocido. A pie, o en una barca, o a caballo, cabalgando, listo para enfrentar lo único para lo cual no existe preparación posible y que es, simplemente, complejamente, lo que se llama vida propia.

ƑCómo responder por primera vez a lo que no se ha experimentado antes? Ahí está el poeta, un milusos forzado por el puro instinto de conservación. Si ve que debe hacer música para comer, canta; si ve que puede contar un cuento para beber un vaso de agua sacado de un manantial, se transforma en cuentista y fantasea. A un poeta cargado no lo detiene nada para ir construyendo sus poemas, de idilios o de tormentas, un poeta cargado no se calla hasta que su costal respectivo haya quedado vacío, final imprevisto y siempre pospuesto por la voluntad. ƑQuién no imagina a un poeta creciendo, cubriendo su esqueleto solamente poco a poco?

A los poetas les cuesta más trabajo que a nadie sobrevivir, paliar el hambre y tener una almohada que reciba sus sueños sin discriminación. Por eso a veces se dejan el pelo largo, para que el pelo haga de almohada y amortigüe los sueños del poeta. Si uno se fija bien, no hay poetas gordos. Y si ves a uno calvo, puedes estar seguro de que cuenta con algo blando sobre lo que posar su cabeza, de día o de noche, a veces incluso mientras llora, porque un poeta suele llorar con frecuencia, aunque lo que uno vea de él sea su sonrisa amplia y clara.

Un poeta es capaz de destrozar la noche más quieta con su llanto, como tormenta. Casi nadie los entiende de veras, ni entiende de veras sus poemas. ƑLlamarlos buenos? ƑLlamarlos malos? ƑQuién sabe cuál es la calidad, buena o mala, de una lágrima? Los poemas son lágrimas. A veces sólo nublan la vista, pero a veces corren sueltas, a borbotones, y verlas no las detiene. Hay que escucharlas, como cuando te sientas en cuclillas muy cerca para escuchar con toda atención los balbuceos de un niño que llora. No es necesario entenderlo para consolarlo.

El consuelo para un poeta es leer sus poemas, los entiendas o no. ƑQuién entiende un lamento más allá de en cuanto lamento que es? La poesía es un canto lacrimoso, atorado porque la vida es un laberinto que no deja pasar libremente lo que no es más que, después de todo, apenas un canto.

He aquí por qué Mosches sostiene que "El viento encuentra su laberinto en una flauta". Ha escrito poemas viento, poemas que un niño lleva en un costal al hombro en su viaje de aventuras por la vida, vida que no es otra cosa que una flauta, flauta que no es otra cosa que laberíntica, flauta obstaculizada.