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México D.F. Domingo 30 de noviembre de 2003
Tras realizar campaña contra Correa Jasso,
busca la designación de un director "a modo"
Pretende el PRI "recobrar" su coto de poder en el Politécnico
Las dos facciones del tricolor que luchan dentro
del instituto intentan regresar a la nómina
JOSE GALAN
Con una campaña de agitación que incluye
marchas, protestas y presiones sobre las instancias gubernamentales, el
PRI busca, por medio de diversas facciones, reinstaurar su hegemonía
en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) e influir en la decisión
sobre el futuro de la dirección general, en manos de la Presidencia
de la República, que a más tardar el próximo 11 de
diciembre deberá anunciar si ratifica a Miguel Angel Correa Jasso
o nombra a otro director.
Sin embargo, el PRI, como en otras instancias, en el IPN
presenta divisiones y enfrentamientos, caracterizados por dos facciones
importantes: la primera la constituyen los delegados y trabajadores del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) -que controla
las secciones 10 y 11 del magisterio con cerca de 26 mil trabajadores,
bajo la guía de la diputada federal Elba Esther Gordillo-, y los
grupos de golpeadores y porros vinculados a la Confederación Nacional
de Organizaciones Populares (CNOP), el sector popular controlado ahora
por el también diputado federal Manlio Fabio Beltrones. Ambos legisladores
han demostrado su distanciamiento en la Cámara de Diputados.
Las divisiones entre las dos corrientes en el interior
del Poli quedaron de manifiesto el pasado 19 de noviembre, cuando
la Coordinadora Nacional Politécnica (CNP), que agrupa a delegados
sindicales, y la Confederación Nacional de Profesionales Politécnicos
y Egresados (Conappe), disputaron el liderazgo a lo largo de la marcha
que salió del Angel de la Independencia para llegar a Los Pinos.
Las diferencias obligaron a los funcionarios de Atención
Ciudadana de la Presidencia a recibirlos por separado. En la organización
también participó la Federación de Estudiantes Politécnicos
(FEP), que durante años ha cobijado a los porros, según distintos
testimonios.
La
petición era la misma: sacar del Poli a Correa Jasso e impulsar
una decisión favorable al PRI. Punto culminante de una larga campaña
de desprestigio, de volantes y anónimos, que responsabilizan a Correa
Jasso de prácticamente todos los males habidos y por haber en esa
casa de estudios -a pesar de que el PRI la tuvo a su cargo por más
de 60 años-, la marcha fue el colofón a las reacciones derivadas
de las medidas adoptadas por la actual dirección general: la desarticulación,
persecución, expulsión y despido de los grupos de porros
que controlaban las escuelas y vocacionales, todos ellos vinculados al
sector popular, además de la depuración de la nómina
y la cancelación de canonjías, promociones y otros privilegios
a personal del magisterio que no cumplía con los requisitos necesarios.
Además, Correa Jasso recortó las pensiones
vitalicias a los ex directores generales, todos ellos de extracción
priísta; presentó denuncias ante lo que era la Secretaría
de la Contraloría y Desarrollo Administravo, hoy Secretaría
de la Función Pública, por gastos no justificados y dineros
extraviados heredados de la gestión de Diódoro Guerra, y
logró un acuerdo con la Secretaría de Protección y
Vialidad del Gobierno del Distrito Federal para que la policía auxiliar
resguarde las instalaciones, lo que ha mantenido a los porros fuera de
sus instalaciones hasta donde ha sido posible.
En 2000, cuando tomó posesión Correa Jasso,
había más de mil 533 puestos de mando a nivel institucional
registrados en la Secretaría de Hacienda, y más de mil no
registrados detentados por personas que cobraban como funcionarios sin
autorización alguna. En ese año, la nómina registraba
15 mil 852 docentes; se despidieron aviadores y la planta real quedó
en 14 mil 25 profesores para 2001; en 2002 descendió a 13 mil 829
profesores, es decir, casi 20 por ciento menos en dos años.
Por ello no resulta extraño que la marcha fuera
convocada en primera instancia por los funcionarios sindicales del SNTE
agrupados en la CNP, como Silvio Lira Mojica, secretario de Actas y Acuerdos
de la sección 10 adscrito a la ESIA-Ticomán; Salvador Rodríguez
Pérez, delegado sindical D-II-IPN-8 y adscrito a la Escuela Superior
de Economía; Ernesto Godínez Rodríguez, delegado sindical
D-II-IPN-20 y adscrito a la secretaría académica, y Víctor
Rafael Moreno Peña, delegado sindical D-II-IPN-47 y adscrito a la
Escom.
A esa marcha se sumaron los miembros de la Conappe con
su líder, Oswaldo Cortés, quien marchó nada menos
que del brazo de Alfonso Torres Saavedra, alias El Johnny, líder
histórico de los porros de la FEP y actualmente miembro del Consejo
Político Nacional del PRI, quienes se enfrentaron todo el camino
con Silvio Lira Mojica, de la CNP.
Por cierto, Oswaldo Cortés y El Johnny fueron
recibidos, junto con otras 14 personas, el martes 25 de noviembre por el
subdirector de Atención Ciudadana de la Secretaría de Gobernación,
Jorge González González. Entre sus acompañantes se
encontraban Mario Saldaña, conocido como El Chochos, Víctor
García Salinas y el arquitecto Jorge García Espinosa.
Sin embargo, esta corriente también enfrenta disputas
y divisiones internas. El pasado 18 de septiembre, en una carta dirigida
al diputado federal Manlio Fabio Beltrones, líder del sector popular,
egresados politécnicos y dirigentes de varias organizaciones manifestaron
su inconformidad por "el manejo patrimonialista y la falsa representatividad"
que en nombre del Politécnico realizan las agrupaciones Consejo
Nacional de Egresados, representada por Jorge García; Organización
Nacional de Egresados, Asociaciones y Colegios de Educación Técnica,
encabezada por Tomás Hinojosa Balboa y, sobre todo, la Conappe,
dirigida por Oswaldo Cortés, a quien acusaron de ser "un personero
que carece de toda calidad moral, lleno de traiciones y no representa a
la clase política del PRI".
Firmada por Luis Antonio Ríos Cárdenas,
secretario general del Consejo Nacional de Egresados del IPN; Carmen Corchado
Reyes, consejera política nacional del PRI y presidenta de la Unidad
Nacional de Profesionistas, AC; Jorge Ríos Amaya, de la Asociación
de Pensionados del IPN, y por los egresados José Javier Frías
Arcos y Jorge Velázquez Ramírez, la misiva -con sello de
recibido en la CNOP el 8 de octubre de 2003- sostiene que Oswaldo Cortés
"no tiene un historial académico relevante, y en cambio ha apoyado
a los grupos de golpeadores que por años minaron la imagen del PRI
y del instituto".
La organización que comanda "es de corte corporativo
de egresados del IPN, no tiene ninguna representatividad. Su función
era de coyuntura política, acarreaba votantes y movilizaba a los
grupos de choque para reprimir las disidencias internas del IPN, y en muchas
ocasiones operaba en el fraude electoral", agrega la carta, que cuenta
con firmas al calce.
"Siempre vivió -añade- de los recursos del
Politécnico, cobrando como aviador sin justificar labor alguna,
y las autoridades lo solaparon porque, con la fuerza de choque y el chantaje
político, se mantuvo en los cotos de poder".
Así, en medio de divisiones, pleitos y la sombra
de la violencia, las facciones priístas buscan regresar a la nómina
del IPN por medio de un director general a modo.
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