México D.F. Domingo 30 de noviembre de 2003
Aquí seguiré "porque tengo los
bachocos bien puestos" afirma el líder obrero
Apoyo unánime a Rodríguez Alcaine
para encabezar la CTM hasta 2010
Demagógicos, los participantes en la marcha del
día 27; nosotros tenemos propuestas, dice
FABIOLA MARTINEZ
Las 32 organizaciones estatales que integran la Confederación
de Trabajadores de México (CTM) dieron su aval para que Leonardo
Rodríguez Alcaine continúe como dirigente de esta central
hasta 2010. Al término de su gira por el país y con el apoyo
"unánime" de todo su grupo consiguió, sin revuelta alguna,
allanar el camino para su relección.
En seis años más el dirigente habrá
llegado a los 91 años de edad y, desde ahora, con las firmas en
mano de todas las federaciones, asegura que sólo abandonaría
este cargo por causas de salud.
"Si
continúo en las condiciones actuales seguiré luchando, pero
si la naturaleza decide otra cosa, en ese momento me retiro", dice este
hombre de ocho décadas y media de vida, viejo líder a quien
hace algunos meses los médicos le expidieron un envidiable certificado
de salud, apenas con una merma en agudeza visual. No más.
Cuando el 24 de febrero próximo sea ratificado
en congreso nacional, tendrá asegurados dos cargos; como secretario
general del Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República
Mexicana (Suterm), el cual encabeza desde hace 28 años, y la dirigencia
prácticamente vitalicia en la CTM, central obrera que conserva los
principales sindicatos de industria y de empresa del país.
Una semana antes del congreso cetemista Rodríguez
Alcaine habrá definido también si desea continuar al frente
del Congreso del Trabajo, la cúpula obrera que preside desde 1999
o, de lo contrario, si opta por colocar como interlocutor oficial con el
gobierno a alguno de sus incondicionales.
En entrevista, Rodríguez Alcaine afirma que optó
por seguir al frente de las huestes cetemistas en ánimo de conservar
la "unidad"; de lo contrario, expresa, "habría una transición
que, como ocurre con los sismos, afectaría los cimientos (de la
confederación), y yo no quiero ser el culpable de eso".
Han pasado poco más de seis años del fallecimiento
de Fidel Velázquez, tiempo en que Rodríguez Alcaine tomó
el control de esta central para preservar no sólo las costumbres
del llamado sindicalismo corporativo sino formas para negociar con el gobierno
en turno o hacerse de los contratos colectivos de cualquier sector.
Equipo sin cambios
Para el periodo 2004-2010 su equipo no sufrirá
cambios y, salvo algunas modificaciones en las carteras del comité
ejecutivo nacional, persistirán los mismos nombres en el control
de la membresía.
En la plana mayor cetemista nadie devenga un salario;
son puestos "honorarios", conservarlos les ayuda a afianzar cargos en las
máximas representaciones obreras del país a, sobre todo,
sus respectivos cotos de poder en diversos sindicatos de los que mantienen
la titularidad.
Casi todos los integrantes del comité ejecutivo
nacional que acompañan al líder de la CTM rebasan los sesenta
años de edad pero, como dice Abelardo Carrillo, actual secretario
de Asuntos Económicos, "en realidad somos un comité joven
y nuevo".
Por lo pronto, ayer, Rodríguez Alcaine recibió
la última tanda de halagos por parte de la Federación de
Trabajadores del Distrito Federal (FTDF), una de las agrupaciones más
grandes del país, con membresía de 397 sindicatos, controlada
desde hace más de tres décadas por Joaquín Gamboa
Pascoe.
La FTDF se encargó de organizar la "fiesta" y atiborrar
el auditorio Fernando Amilpa con trabajadores con uniforme, banderines,
cornetas, matracas, silbatos, mantas y un grupo musical de las huestes
de Filemón Arcos Monchi, para refrendar el apoyo a su líder
nacional.
Pero apenas Gamboa Pascoe empezó a halagar a su
jefe no faltó quienes desde lo alto del butaquerío de plano
no se aguantaron las ganas de reclamarle a su dirigente que pese al jolgorio
ellos siguen con bajos salarios. "¡Queremos más sueldo!...
¡Ya cállate, barbero! ¡Ya cállate, cabrón!",
exclamaban. El líder de la FTDF, el mismo que no habla nunca con
la prensa, aprovechó la ocasión para criticar a quienes encabezaron
la movilización del pasado 27 de noviembre: "¡somos la central
mayoritaria y nadie nos va a enseñar cómo hacer marchas!",
repetía frente a una multitud de afiliados desesperados por los
largos discursos.
Media hora después tocó el turno a Rodríguez
Alcaine. Como en las pasarelas anteriores en otras entidades del país,
se ufanó de que en la CTM no se andan con "cosas demagógicas
como marchas y esas cosas" sino acuden "a la propuesta seria, con los pelos
de la burra en la mano". Luego, más orgulloso, mostró a los
trabajadores -ya para entonces más de una docena en plena siesta-
una manta que desde la semana pasada pende del edificio de Vallarta 8.
Ahí está dibujada una canasta de huevos,
un cerebro y un corazón. Todo ello, a manera de operación
aritmética, "es igual a Rodríguez Alcaine". Es una imagen
que me trajo un sindicato y sí, aquí seguiré hasta
que el cuerpo aguante, "porque tengo los bachocos bien puestos", expresó.
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