En 50 años de carrera participó en 167 filmes, ganó premios internacionales y Arieles

Murió el cinefotógrafo Jorge Stahl, uno de los más importantes de la industria nacional

Fue asistente de Alex Phillips, entre otros grandes, y debutó en Cuando lloran los valientes

JUAN JOSE OLIVARES

Ayer falleció en la ciudad de México a la edad de 82 años el cinefotógrafo Jorge Stahl hijo, uno de los más importantes en la historia del cine nacional, quien trabajó para directores como Ismael Rodríguez, Roberto Gavaldón, Tito Davison, Juan Bustillo Oro, Miguel Zacarías, Fernando de Fuentes, Alejandro Galindo y Gilberto Martínez Solares, y, en otra generación, con Alberto Isaac, Felipe Cazals, Jorge Fons, Arturo Ripstein, Alberto Bojórquez, Jaime Humberto Hermosillo y Miguel Littin.

Stahl, con 50 años de carrera y 167 filmes en su currículum, se inició como ayudante de laboratorista en los Estudios México, cuyo propietario era su padre, el productor y director Jorge Stahl. Luego de adquirir experiencia, se desempeñó como asistente de varios grandes directores de fotografía, como Alex Phillips.

Debutó en la cinta Cuando lloran los valientes, de Ismael Rodríguez, y de ahí en adelante se convertiría en uno de los directores de foto preferidos por los realizadores consagrados de la llamada época de oro del cine mexicano. De cinco a seis cintas eran las que fotografiaba por año Stahl, en un tiempo en que la industria nacional producía más de cien largometrajes.

Desde cintas clásicas, como Los tres huastecos (Ismael Rodríguez) o Hipólito (Fernando de Fuentes); de luchadores, como Santo contra la invasión de los marcianos (Alfredo B. Cravena), hasta las de contenido social, como Actas de Marusia (Miguel Littin), fueron fotografiadas por la lente de Jorge Stahl Jr.

El cineasta fue reconocido con premios internacionales, sin contar con los Arieles que obtuvo por El jardín de tía Isabel, en 1972 (Felipe Cazals); Calzonzin inspector, en 1974; Actas de Marusia, en 1975, y Pedro Páramo (de José Bolaños), en 1979. También fue postulado para el mismo galardón por El hombre sin rostro (Juan Bustillo Oro), en 1951; Mina, viento de libertad (Antonio Eceiza), en 1976; Matinée, de 1976 (Jaime Humberto Hermosillo); Amor libre (Jaime Humberto Hermosillo), de 1978; Rastro de muerte, en 1981 (Arturo Ripstein); El último túnel (Servando González), en 1988.