Ojarasca 79 noviembre 2003

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Ante lo profundo de la matriz civilizatoria que para los pueblos modernos de Mesoamérica representa el maíz, da susto la frivolidad macroeconómica de la cruzada transgenética. Más allá de cualquier mitificación, el grano significa la base material de la sobrevivencia indígena y campesina, a la vez corazón de una obra maestra de las culturas comunales.

El maíz nació al mundo en estas tierras hace más de nueve mil años y no ha perdido continuidad, vitalidad agrícola, en fin, historia. La milpa encarna para las comunidades la auténtica posibilidad de autogobernarse, sin pedirle permiso a nadie.

Aún hoy, los grandes pueblos indios de México son hijos del maíz: mayas, nahuas, mixtecos, zapotecos, ñhañú, totonacos, mazahuas. No se puede minimizar la cosmogonía que encarna la ruta incesante que va de la milpa a la tortilla y el pozol.

Una riqueza de variedades naturales próxima al milagro se encuentra amenazada hoy por las cuentas alegres del neoliberalismo feroz (o nueva fase "superior" del capitalismo), que pretende reducir a la mecánicas del negocete a cuatro o cinco variedades maiceras internacionales con copyright garantizado y un mercado cautivo en la mira.

El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrotecnológicas (isaaa) dio a conocer este noviembre un reporte que derrocha optimismo en cuanto al "potencial" de México como "mercado" para semillas de maíz transgénicos pues con una producción de 19 millones de toneladas al año "es parte de la lista de cinco naciones líderes en producción de granos". Qué emoción.

El isaaa calcula que el maíz modificado abarcará en pocos años 40 o 45 millones de hectáreas, "y las naciones en desarrollo serán un espacio clave, pues cultivan el 75 por ciento de la superficie maicera global".

En la actualidad, este maíz controlado (inmune a plagas y plaguicidas, así como a salvo de las "impurezas" de lo real) ya cubre diez millones de hectáreas en el planeta, cerca del 7 por ciento de la superficie global del grano, que abarca 140 millones de hectáreas.

"Hay 200 millones de agricultores maiceros en el mundo, el 98 por ciento están en países en desarrollo", agrega el reporte.

Con criterios de productividad y agronegocio, los defensores del maíz rapaz, como es el caso del isaaa, escudados en una hipócrita "mejoría" del hambre en los países pobres, echa todo por delante para allanar la Tierra al maíz industrial.

Defender el maíz hecho a mano es mucho más que mera nostalgia o anacronismo. Se trata de garantizar el futuro a una profunda ruta civilizatoria. Nos quieren consolar con informaciones como la siguiente: en Estados Unidos, "líder mundial" en la producción de maíz, con 229 millones de toneladas anuales, el 35 por ciento de las siembras ya son transgénicas.

Y así, Monsanto y sus "hermanas" biotecnológicas de plácemes, extienden sus manazas sobre Egipto, Kenia, Nigeria, Brasil y México. Allí el verdadero "potencial".

Para acabarla de amolar, nuestro país sigue administrado por gente que no le ve nada de malo a desmantelar la nación. ¿Cómo extrañarnos de su entusiasmo por la mercantilización, así sea del maíz, si para todo son iguales? El linaje Salinas-Zedillo-Fox va tendido: petróleo, energía, playas, cultura.

Hablemos de cultura. El actual gobierno, analfabeta como ninguno antes, ya se liberó de la vergonzante tradición priísta que obligó a que un Álvaro Obregón memorizara versos de López Velarde para dar el gatazo de culto. La cultura no importa, diría don Abascal, tan guadalupano según él. Los libros muerden (aunque sean de Carlos Fuentes), el cine es prescindible y el arte en general, digno de toda sospecha de los moralistas, y por lo tanto de cualquier recorte presupuestal. Un gobierno de iletrados sueña con inundar el país de computadoras para todos los chiquillos y chiquillas del campo y la ciudad tengan su internet.

Las distintas amenazas contra la integridad de México y sus pueblos son una sola. Por lo mismo, la resistencia que crece por todas partes y por lo bajo, es también una. La unidad de los muchos, los diversos, que pasa por los tres autos del mañana: autonomía, autodeterminación, autogobierno.

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En el tiradero de la calle Rivington, circa 1897. Foto: Jacob A. Riis
 


La danza por la justicia y la democracia en Guerrero: algunos ejemplos

* El primero de diciembre del año 2000, el día en que Vicente Fox asumió la presidencia de la República indígenas y campesinos de la Red de Ciudadanos y Organizaciones por la Democracia (renacid), iniciaron una marcha de la ciudad de Tlapa de Comonfort, Guerrero, para exigir al nuevo gobierno un plan de desarrollo sustentable que incluyera a los pueblos indígenas de la Montaña. Después de 15 días en una caravana que pasó por poblaciones de Puebla, Morelos y el Distrito Federal, arribaron al Zócalo de la ciudad de México el 16 de diciembre. Instalaron un plantón. Un par de días después la respuesta del nuevo gobierno fue: "tomaremos en cuenta sus demandas". Ante ello, los indígenas retornaron a sus pueblos "a seguir construyendo la autonomía".

* En el Quinto Congreso de la lengua savi, celebrado en Metlatónoc, Guerrero, los días 28, 29 y 30 de diciembre de 2001 los miembros de la academia de la lengua mixteca (Ve'e Tu'un Savi) se pronunciaron por el desconocimiento de la ley de derechos indígenas recién aprobada por el senado. Determinaron impulsar la promoción de la lectoescritura, los derechos y cultura indígena como "una manera de empezar a ejercer la autonomía".

* Los días 13 y 14 de septiembre de 2002, se reunieron en la ciudad de Chilpancingo, dirigentes y autoridades indígenas de distintos pueblos indígenas de México. El objetivo fue discutir el rumbo de la lucha y el movimiento indígena después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se declaró incompetente para resolver las 330 controversias constitucionales promovidas por las comunidades indígenas del país. Las posturas fueron muy diversas. En el caso de los delegados de las organizaciones indígenas de Guerrero y autoridades comunitarias coincidieron en "hacer la autonomía en los hechos, en la comunidad, en el pueblo, sin olvidar la lucha por la vía constitucional".

* El Consejo Autónomo de Autoridades Indígenas de la Montaña (caim) celebró un año más de vida, el 14 octubre de 2003 impulsando el reconocimiento de la policía comunitaria en los municipios de San Luis Acatlán, Atlamajalcingo del Monte, Metlatónoc y Malinaltepec. En este proyecto de seguridad comunitaria convergen comunidades mee´phaa y ñuu savi como parte de un proceso de construcción de órganos comunitarios de hacer efectiva la autonomía indígena.

* Y son más los que siguen en la danza. Allí están el Movimiento Indígena por la Autonomía (mia), la Unión de Comunidades Indígenas de la Montaña (ucim), la Asamblea Regional Indígena Guerrerense (arig), Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena, Consejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas (cpna) y un largo etcétera.

Jaime García Leyva

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