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México D.F. Martes 18 de noviembre de 2003
Javier Oliva Posada
China en la carrera espacial
Retomando los temas concernientes a la seguridad nacional y la geopolítica, el lanzamiento de la primera nave tripulada por la República Popular China representa una nueva etapa en la historia del desarrollo tecnológico y la disputa por la supremacía y el control del espacio. En efecto, el pasado 15 de octubre, desde una base militar aérea en el desierto de Gobi, el astronauta Yang Liwei tripuló con éxito las 14 vueltas al planeta.
China se suma al exclusivo círculo de Estados Unidos y Rusia, para contender en la búsqueda de elementos que les permitan mantener una postura hegemónica, o por lo menos predominante. La capacidad científica y militar de estos tres países les permite ser un factor real de influencia mundial. El gigante asiático se encuentra en su serio y profundo proceso de cambio, cuya finalidad no es otra que consolidar el sistema político y preservar las bases del sistema construido por Mao Tse Tung. Combinando audazmente capital privado con la fuerza económica del Estado, la capacidad y competitividad son los signos de una sociedad acotada y, por cierto, la más numerosa del mundo.
El programa espacial chino, como los de Rusia y Estados Unidos, es fundamentalmente auspiciado por los programas de ámbito militar. El tripulante de la nave era piloto de avión de combate. La Shenzhou V (nave divina) despegó y aterrizó sin problemas, por lo que la directiva del Partido Comunista de China lo celebró como una conquista propia. Si se considera que la tecnología utilizada, así como los recursos destinados a la realización del programa, son fundamentalmente chinos, es fácil comprender la relevancia del lanzamiento, y aún más, la inserción de China en los países que realmente pueden aspirar a controles e influencias regionales.
Mantenido en el más estricto secreto, el programa espacial ha sido motivo de especulaciones en Estados Unidos y otras partes del mundo. Para empezar, es indudable que dentro de las misiones del lanzamiento se encuentra la ubicación de órbitas propicias para los satélites espías, que son tan utilizados hoy día. En cuanto a las consideraciones de los otros países, básicamente Estados Unidos, hay que recordar que los vuelos de los transbordadores fueron suspendidos, al menos por un año, luego del accidente del Columbia en febrero pasado. El evento chino habrá de preocupar y acelerar los trabajos científicos y militares de la NASA y el Pentágono. Asimismo Corea del Sur, Japón, India y Rusia verán afectados los equilibrios geopolíticos de su incumbencia, en tanto para Corea del Norte significa un aval muy relevante para su continuidad y viabilidad como gobierno.
Sin ir más lejos, apenas tres días después, es decir, el 18 del mismo mes, en el cosmódromo de Kazajstán, Rusia, fueron lanzados al espacio tres astronautas: un español, otro ruso y uno más estadunidense. Coincidencia o no, lo cierto es que la carrera espacial está en pleno desarrollo y cuenta con una agenda muy complicada para los siguientes años. Por ejemplo, el gobierno chino ya anunció que en 2020 buscará llegar a la Luna y posteriormente hacer su arribo a Marte. La pregunta fundamental está en la necesidad o en explicar los beneficios que reditúa el espacio. Básicamente se trata de una cuestión que garantice acceso a información que, a su vez, proporcione elementos adecuados para la toma de decisiones.
En esto último radica la explicación. Aparte de las finalidades científicas, el acceso a información geográfica, comercial y de intercepción de las comunicaciones permitirá a China situarse en las mejores condiciones para erguirse como una potencia regional y de influencia en el ámbito internacional. [email protected]
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