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México D.F. Martes 18 de noviembre de 2003
ASTILLERO
Julio Hernández López
Amigo difunto
El Bigotón González: conciencia crítica
El Grupo Guanajuato, poder real
EL SABADO RECIEN pasado murió José Luis González y González en un accidente de motocicleta en Valle de Bravo. Poca atención mereció ese fallecimiento, sobre todo a causa de la cortina de humo tendida por la supuesta remoción del deslenguado embajador mexicano en Naciones Unidas, que finalmente quedó en una ratificación de que seguirá en el cargo hasta la fecha que estaba prevista. González y González era conocido como El Bigotón y tuvo papel relevante en la construcción del proyecto de venta al público (elector) del producto denominado Vicente Fox Quesada. Fue creador del concepto Amigos de Fox y primer coordinador general del equipo de campaña del candidato guanajuatense a la Presidencia de la República. Pero, sobre todo, una incómoda conciencia crítica que en 1999 tomó la decisión de dejar libre el camino político al martístico Grupo Guanajuato.
EL BIGOTON GONZALEZ nació en Higueras, Nuevo León, 40 kilómetros al norte de Monterrey, el 25 de agosto de 1944; fue ejecutivo de Coca-Cola (empresa en la cual compartió correrías juveniles con Lino Korrodi y Vicente Fox), dueño de Helados Holanda y actualmente presidente del consejo de administración de Corporación Quan. Tal vez justamente a causa de la distancia que mantenía con el incipiente aparato foxista que iba tras Los Pinos, González había sido invitado seis años atrás (en octubre, durante un Festival Cervantino al que le hizo ir el gobernador Fox) a coordinar la temprana campaña presidencial que el 6 de julio de ese 1997 había sido anunciada por un carismático personaje con botas. El poder formal de aquel equipo de campaña lo tenía el pulcro y ordenado empresario que se había titulado en economía en la Universidad Autónoma de Nuevo León, pero desde entonces bullía y se manifestaba con intrigante éxito el verdadero poder del foxismo, que constituían los tres invitados fundacionales que el sábado 14 de julio de ese 1997 almorzaron en el rancho familiar de San Cristóbal para comprometerse a ganar la Presidencia de la República: Ramón Muñoz, a quien se reputa ser jefe nacional de la organización clandestina de ultraderecha llamada El Yunque; Eduardo Sojo, proveedor de esquemas de presunta eficacia e innovación administrativa, y Marta Sahagún, entonces de Bribiesca.
EN FEBRERO DE 1998, González y González presentó el Proyecto Millenium: para que Fox sea presidente necesitamos..., que dio orden a las hasta entonces dispersas intenciones y esfuerzos del movimiento foxista. En el primer apartado, de "Seguridad", advertía: "El candidato debe llegar vivo, sano, equilibrado mental y emocionalmente a las elecciones del 2 de julio". En otros puntos, él, el gran conocedor de su amigo de parrandas y trabajo, advertía riesgos: "Cada inseguridad, titubeo, duda y, lo peor, cada mentira que (Fox) diga en sus declaraciones cotidianas, aunque sea involuntaria, será penada por la sociedad". Proféticas resultaban algunas luces preventivas: "En cada iniciativa, acto o función pública (el candidato debe) mostrar seguridad y optimismo, evitando traslucir desánimo o contrariedad por algún resultado desfavorable". Un párrafo más: "Fox deberá cuidarse de opinar de todo, de hablar sobre temas o conceptos que no estén explícitamente argumentados (...) debemos recordar que los grandes estadistas mundiales han sido poco locuaces".
AVANZADA ESA PRECAMPAÑA, según Guillermo H. Cantú (especie de cronista interno de esa etapa previa a la toma de posesión, que publicó un texto imprescindible para entender al foxismo: Asalto a palacio, las entrañas de una guerra), hubo "una segregación de fuerzas. José Luis González manejaba la campaña desde la ciudad de México, mientras Marta Sahagún, Muñoz y Sojo todavía conducían los trabajos desde León. Se hicieron dos divisiones: Grupo México (marketing-Millenium) en el Distrito Federal, y Grupo San Cristóbal (producto-contenido) en León, Guanajuato. Los trabajos avanzaron a todo vapor, con ciertos signos de frivolidad que preocuparon a González: 'Parecía que andaban en un picnic, no en la guerra', decía González".
LA CAIDA DE El Bigotón era altamente previsible, pues, según diversas versiones publicadas, González y González se atrevió a criticar a Sahagún de Bribiesca e incluso llegó a proponer al guanajuatense que quitara a la señora Marta de la coordinación de prensa (hay versiones que aseguran que El Bigotón habló del probable conflicto de intereses que entrañaba ser colaboradora de primer nivel y novia con capacidad de decisión en la alcoba). El largo silencio de Fox, cargado de molestia, cuando planteó tal posibilidad de remoción, hizo entender a González que no le quedaba más que la renuncia, clasificado desde entonces como enemigo personal de la jefa de la conjura guanajuatense, a cuya etiqueta correspondió el economista neoleonés con críticas públicas y privadas que so-lían pegar en los flancos políticos más vulnerables de la pareja presidencial.
LA MUERTE DE González motivó sospechas y murmuraciones, aunque no se conoce dato alguno que mueva a pensar en circunstancias fatales distintas de las oficialmente anunciadas: un accidente de motocicleta. Lo único cierto es que el foxismo o, mucho más precisamente, el martismo, perdió el pasado sábado a uno de sus críticos más calificados e informados, a una voz cuyos juicios iban a tener cada vez más peso negativo en relación con la desatada ambición del Grupo Guanajuato, que sueña con una relección conyugal. También es cierto, aunque podrían ser meras coincidencias de la vida, que la muerte de González y su significado fueron opacados por manejos informativos raros, como los dados por Tlatelolco y Los Pinos a una provocación declarativa casi a título de bono de marcha que se regaló Adolfo Aguilar Zinser, cuya resolución política y administrativa tardó tantas horas que de hecho los medios apenas repararon en la muerte de un amigo crítico de Fox y enemigo dosificadamente creciente de la señora Marta, El Bigotón González, que en paz descanse.
ASTILLERO::EL GOBERNADOR DE Oaxaca, José Murat, ha demandado por las vías penal y civil a diversos directivos del diario unomásuno, encabezados por Naim Libien Kaui y Naim Libien Tella. La acusación formal por calumnia y difamación se suma a las múltiples evidencias que muestran a esos directivos como extorsionadores en nombre de un periodismo mercenario que, entre otras fuentes de aprovisionamiento, ha tenido las arcas del estado de México... Fax: 5605-2099 [email protected]
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