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México D.F. Lunes 17 de noviembre de 2003
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Don Manuel de Haro
FALLECIO DON MANUEL de Haro Caso el pasado 10 de este aciago noviembre para la fiesta. Con una vida lograda al lado de una mujer invencible, doña Martha González, dio reiterados testimonios de lo que significa ser señor del campo bravo mexicano, no un exhibicionista ganaduro del espectáculo.
VARIAS OCASIONES TUVE el privilegio de conversar con él y aprender de sus lúcidos, cultos y apasionados puntos de vista. Era otra de sus cualidades: reflexionar en voz alta y exponer, con fundamento y sin rodeos, juicios y opiniones que hasta la fecha siguen escandalizando a los timoratos que pululan por la fiesta brava de México, urgida como nunca de voces que cuestionen sus derroteros pero sobrada de alcahuetes que la usan y denigran.
EN SU GANADERIA De Haro, en el municipio de Terrenate, Tlaxcala, fundada en 1966 con 28 vacas y un semental de La Laguna, don Manuel empezó a criar ese encastado toro cárdeno, siempre con una cara que sólo da la edad, que habría de volverse tan emblemático de la bravura sin adjetivos como evitado por los diestros que figuran a costa del novillote.
CONVENCIDO DE QUE en el toro bravo reside la emoción y es insustituible materia prima del arte de la lidia, don Manuel enfatizaba: "El toro bravo, desde que nace, embiste para coger, no pasa para huir. Busca usar sus cuernos, no usar sus patas. En México se ha magnificado la docilidad, pero en el fondo es tratar de justificar la mansedumbre con el pretexto de buscar un toro ideal para toreros sin técnica".
"PARA EL TORERO, añadía con elocuencia envidiable el ilustre ganadero, es más fácil el toro mansote que pasa y se va, que atropella y huye, que el bravo que trinca y busca y que embiste y regresa. Entonces, si el torero está mandando en la fiesta, pues tiene que preferir este tipo de animales, pero que distan mucho de la bravura.
"LA BRAVURA, HAY que repetirlo siempre, se demuestra desde la salida, se demuestra en el caballo y repitiendo las embestidas. El abanto, el que brinca y huye, es indiscutiblemente manso. Al toro bravo sólo por excepción se le pueden hacer monerías y faenas bonitas, porque al toro bravo primero hay que poderle y mandarlo. El toreo se basa en que el torero sea torero y el toro sea bravo, si no, el toro es una mona y el torero un simple arlequín.
"AL TORO MENSO inclusive pueden indultarlo, porque aguanta hasta 100 muletazos en que va y viene, pero como no se emplea, no se agota, no se acaba. En cambio el toro bravo, como sí se emplea y obliga al torero a emplearse, la relación entre ambos, por su misma intensidad, tiene que ser más breve pero más emocionante."
MUCHOS OTROS CONCEPTOS cargados de definitoria agudeza manejaba don Manuel de Haro, cuyas declaraciones en España de que ese país debería importar vacas y sementales de México si de verdad deseaba refrescar la sangre de sus ejemplares de lidia, perturbaron a propios y extraños. Hoy, una mansedumbre generalizada en ambos países le da la razón.
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