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México D.F. Domingo 16 de noviembre de 2003
Hubo fichada para la causa en el salón
Los Angeles
Realizaron animado bailongo por la doble celebración
del EZLN
JAIME WHALEY
Por horas, el salón Los Angeles fue sede de una
junta de buen bailongo al congregarse más de un millar de esas personas
que como dice el Sup, sin formar filas en el EZLN, comparten, viven,
luchan y, en este especial caso, bailan, por la construcción de
un mundo en el que quepan todos los mundos.
La ocasión fue por la doble conmemoración:
por un lado, las dos decenas de años de la fundación del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y por el otro
el alzamiento en armas por democracia, libertad y justicia -también
Sup dixit- ocurrido hace ya mero 10 años, el primero de enero
de 1994.
Mayormente
jóvenes, pero desde luego que también otros no tanto, pues
la diversidad se propugna, le dieron vuelo a la alegría y rasparon
suela que dio gusto, ya que la música se prestó para ello
y los géneros interpretados también cayeron en lo diverso.
Son de Merengue, de La Habana Vieja; Son de Aquí
-de la ciudad-, Los Gatos, que tocan buen rock, y, por último, el
Grupo Caliente, se encargaron de ponerle el fondo musical a la reunión
que, en voz de Miguelón González, el de los Calientes, ''hacía
tiempo que no se daba una así'', y al público no le quedó
más que invadir una zona, si no de 25 y 50, sí de cuando
menos la mitad de tamaño, y a darle.
Todos a fichar
Como también se trataba de recaudar algo de constancia
y sonancia, personajes varios se ofrecieron para fichar, y a 30
pinches pesos, como alguien dijo, se vendió la oportunidad de sacarle
brillo al piso en compañía de famosos y no tanto.
Serio, concentrado en sus acciones, un hombre cincuentón
de traje café y suéter negro no perdió tiempo en desembolsar
eso y más, apurado subió al escenario, se dirigió
a una hermosa dama de rostro clásico, con falda larga azul y blusa
amarilla que lo recibió con una sonrisa; el hombre le tendió
su brazo, ella accedió de inmediato, y empezaron con conocimiento
de causa con los giros y requiebres del buen son. ''A eso vine desde mi
pueblo, en Hidalgo, y tuve suerte, la vi y pude bailar con ella'', señaló
Esteban Salas al tiempo que con su pañuelo se secaba el rostro,
mientras que Ofelia Medina se disponía ya a otra fichada.
Prácticamente por petición popular, Luis
Hernández Navarro, coordinador de opinión de este diario,
también le entró a eso de la ficha. ''Donde saques
algo no te vuelvo a hablar'', advirtió socarrón a desobediente
escribano, y espacio y tiempo le hicieron falta pues las damas formaron
fila para tenerlo de compañero, luego de que Paz Carmona juntó
el dedo índice con el pulgar en ostensible señal de aprobación.
Ana Colchero, Jaime Avilés y Salvador Parra colaboraron a incrementar
el monto de las fichas. A este último, que se dedica a las artes
cinematográficas, su atrevimiento de ser fichero casi le
costó hasta la camisa, pues se quedó sin ambas mangas.
Quien más, quien menos, pero otras parejas no se
involucraron en el barullo y prefirieron una mesa algo alejada, como lo
hizo el tepiteño Luis Acevedo, zapatero de prosapia y zapatista
por convicción, quien hasta hoy domingo estará en la Feria
de la Economía Popular, allá en la Ciudad Deportiva, en donde
montó su taller artesanal y compartirá con quien se interese
sus conocimientos sobre la materia.
Los supvenirs
Se expendieron artículos varios, a la par que se
recaudaron firmas a favor de la liberación de vascos encarcelados.
Hubo agendas, paliacates, libros, revistas Rebeldía y el
libro reciente de Gloria Muñoz Ramírez, 20 y 10, el fuego
y la palabra, además de otros textos ya clásicos como
el de Relatos del Viejo Antonio. Hubo rifas de revistas y de una
foto del Sup en su brioso corcel, captada por Heriberto Rodríguez,
además de que los trabajadores de Notimex dieron a conocer su difícil
situación ante la pretendida liquidación de su empresa por
el avasallamiento foxista, y anunciaron que este mediodía estarán
en el Parque México.
Y la nota triste fue el agotamiento prematuro de la dotación
de chelas, por lo que no hubo otro remedio que recurrir a marranillas
enlatadas, antes de que Eugenia Gutiérrez conminara a los presentes
a entonar el himno zapatista como fin de fiesta.
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