Leonardo García Tsao

No nos vamos a dejar

Al principio, el evidente divorcio entre la cultura y el presidente Fox era motivo de chistes. Pero la iniciativa de reforma fiscal dada a conocer hace una semana resulta bastante más grave que no saber quién es Borges.

No es la primera vez que el gobierno mexicano manifiesta una voluntad abierta de aniquilar al cine mexicano. En la infame administración de José López Portillo, recordemos, su hermana Margarita se empeñaba también en cerrar el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), redujo la Cineteca Nacional a ruinas humeantes, paralizó la producción estatal, privilegiando a cineastas extranjeros (Bondarchuk, Saura) y dejando el campo abierto a los productores privados de infrachurros, cuya figura emblemática era Sasha Montenegro, quien poco después se volvería la señora de López Portillo (y es ahora la peor antagonista del ex presidente).

La política foxista, en cambio, no presume de semejante coherencia. En lo que Felipe Cazals llamó con acierto "canibalismo esquizofrénico", el plan aparece dos meses después de que en su informe de este año el presidente hiciera una especial mención del prestigio internacional del cine mexicano. Dos días antes de darse a conocer el plan aniquilador, Sari Bermúdez declaró inaugurado el séptimo Festival de Escuelas de Cine organizado por el CCC, con un discurso triunfalista que enfatizaba el interés oficial por que el cine mexicano creciera. "Deben producirse más películas, porque a mí el cine me encanta", afirmó la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA). Y el pasado miércoles la Secretaría de Gobernación y el CNCA difundieron un boletín conjunto para expresar que "...las herramientas institucionales creadas para apoyar la producción y promoción de cine mexicano, así como para la formación de profesionales de la cinematografía, deben preservarse y fortalecerse".

Al mismo tiempo se supo que el funcionario del CNCA Andrés Roemer había citado unas semanas antes en su oficina a los directores del CCC, la Cineteca Nacional y los Estudios Churubusco para proponerles la venta de sus respectivos espacios a capitales privados. Quien lleva el título de secretario "B" técnico (B, como en "ve a preguntarles si están dispuestos a bajarse los calzones"), es también conductor de un extraño programa en TV Azteca, donde se pide a los invitados asociar libremente algunos conceptos. Roemer tendría que hacer lo mismo con la frase "patrimonio cultural" que, al parecer, no ha entrado a su vocabulario. ƑHay resquebrajamientos en el sistema, o es un problema de comunicación?

Resulta claro que al gobierno foxista el cine no le "encanta", sino incluso le incomoda. (ƑHabrá permitido el secretario Abascal que su hija viera El crimen del padre Amaro?) Pero tratar de anularlo argumentando medidas económicas es un atroz disparate. El presupuesto anual del CCC, por decir algo, no alcanzaría ni para comprarle toallas importadas a todo el gabinete foxista. La desproporción cubre nuevamente niveles de delirio cuando uno se entera de que se han pagado anualmente 500 millones de pesos en pensiones para ex presidentes.

La realidad nacional lo ha programado a uno a ser pesimista. Sin embargo, estoy optimista en este caso. La sociedad civil ha progresado mucho y el proceso democrático que llevó a Fox al poder va a ser el mismo que impedirá sus desatinos. Además, el cine nacional se ha curtido sobrellevando las peores crisis, tiempo antes que el niño Vicente aprendiera a eructar sus primeras cocacolas. Vaya, no lo pudo destruir ni el margaritismo, cuyo poder era autocrático y cerrado en su despótico círculo de corrupción.

En los días siguientes al anuncio del plan la indignación ha sido general, fuera incluso del medio cinematográfico. En estas mismas páginas se publicó el lunes una apasionada exhortación del escritor Fernando del Paso; la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas se manifestó con un par de enérgicos desplegados de protesta, mientras los alumnos del CCC, de generaciones pasadas y presentes, se han organizado para defender a su alma mater a como dé lugar. Medios internacionales como el Screen International ya han publicado la noticia con consternación, y mi buzón cibernético se ha llenado de correos electrónicos de colegas extranjeros, que preguntan si es cierto que el gobierno mexicano ha caído tan bajo. Si en algo ha sido eficiente el gobierno foxista es en dar una mala imagen de un solo golpe.

Sobra argumentar la importancia del Instituto Mexicano de Cinematografía, los Estudios Churubusco y el CCC. A lo largo de los años cualquier ciudadano con un mínimo interés en la cultura ha sabido calibrar los logros del cine mexicano y la aportación decisiva de cada una de esas instituciones. Es de suponer que la mayoría de los diputados llenan ese perfil, y estarán concientes de que nuestro cine es demasiado vital para quererlo anular con un decreto. Los funcionarios van y vienen, pero el cine permanece.

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