México D.F. Miércoles 12 de noviembre de 2003
Una celebración unánime carecería de sentido para dos escritores exigentes: Stanton
Cuesta y Villaurrutia ahora son contemporáneos de sus lectores
El ideal de ambos era oponerse a las expectativas del gran público, dijo Monsiváis
ARTURO JIMENEZ
De Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia se cumple este año su siglo natal. Pertenecientes ambos al grupo de los Contemporáneos, pudieron superar con sus obras escritas el punto de no retorno y, por eso, son retomados desde este presente para ser, de nuevo, contemporáneos de sus lectores y permitirles viajar con ellos.
El simposio internacional Presencia de dos Contemporáneos: Jorge Cuesta (1903-1942) y Xavier Villaurrutia (1903-1950) comenzó este martes por la mañana en la sala Alfonso Reyes de El Colegio de México, y concluye hoy.
Carlos Monsiváis desarrolló la conferencia inaugural y Anthony Stanton, coordinador del simposio, realizó la introducción. En la primera mesa, Villaurrutia, poesía y poética, participaron Gonzalo Celorio, Merlin Forster, James Valender y Aurelio González.
Stanton advirtió que ''en el caso de dos escritores tan exigentes y tan opuestos a la autocomplacencia, no tendría sentido un homenaje que fuera una celebración unánime, sin afán crítico".
Para Celorio, uno de los aportes de Villaurrutia fue haber establecido unas características de ''lo mexicano" diferentes e inclusive opuestas a las del nacionalismo. Hizo una ''relectura" del pasado desde su propia visión poética. Los Contemporá-neos, dijo, generaron un canon moderno diferente al predominante.
Forster, en oposición a Luis Mario Schneider, trató de mostrar que Villaurrutia debe ser considerado como vanguardista y miembro de un grupo de vanguardia, aunque moderado en comparación con, por ejemplo, los estridentistas.
Los trabajos siguieron durante el resto del día y hoy participarán Rosa García Gutiérrez, Alberto Blanco, Evodio Escalante, Eduardo Hurtado, Adolfo Castañón y Antonio Deltoro, entre otros.
Jorge Cuesta, pensamiento y Xavier Villaurrutia, originalidad
El grupo de los Contemporáneos, expresó Monsiváis al citar a Bernardo Ortiz de Montellano, era una reunión de soledades y de exilios del resto de los grupos de creadores, además de ''individualidades poderosas" que enfrentaron con sus obras a un ''espíritu de la época" dominado por el nacionalismo.
Para Monsiváis, ''Cuesta no es un personaje para sí mismo, sino un método de pensamiento. Y Villaurrutia aporta una figura: él mismo, con las virtudes de las reticencias, cortesías, finura, originalidad".
Villaurrutia, autor de Nostalgia de la muerte, elige como espacio creativo a la noche. Mientras Cuesta, creador de Un Dios mineral, se inclina por el clasicismo en la poesía y se hace a la vista de todos mediante el ensayo.
Cuesta es, indicó Monsiváis, ''un pensamiento que admite sus contradicciones y puntualiza sus rechazos", ''la voz alta del razonamiento" y ''el primer gran sustentador en México del análisis dialógico".
Uno aborda el periodismo más por motivos económicos, otro lo utiliza a fondo en su análisis cultural, educativo, político y moral y le exige inteligencia al lector.
El ideal de Villaurrutia y Cuesta, siguió Monsiváis, era oponerse a las expectativas del ''gran público", el cual ya sólo aguardaba las imágenes que se ''dejaran entender".
A Villaurrutia, dijo, ''le obsesionan las libertades de la imagen; a Cuesta, destruir los razonamientos de una cultura sumisa ante el pensar siempre a medias". Monsiváis insistió en una idea:
''La modernidad con la que se relacionan estos poetas (los Contemporáneos), específicamente Villaurrutia y Cuesta, es la que acelera el proceso de occidentalización en el campo de los lenguajes y las actitudes, y la que inventa una comunidad al describirla y confiar en sus potencialidades de lectura.''
En su tiempo poetas para unos cuantos, Cuesta y Villaurrutia son ahora, en la ''nueva época", con la ''industria académica" y los lectores ya permeados por un repertorio, dos poetas retomados, ''de los más avanzados" del presente.
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