México ganó respeto en el Consejo de Seguridad, dice

EU todavía nos ve como su patio trasero: Aguilar Zinser

ROSA ELVIRA VARGAS

A punto de iniciarse la vigésima reunión de la Comisión Binacional México-Estados Unidos, el embajador ante la ONU, Adolfo Aguilar Zinser, asegura que "Estados Unidos nunca ha visto a México como socio; nos ven todavía como su patio trasero".

Próximo a dejar el asiento que correspondió a México en el Consejo de Seguridad de la ONU en los dos últimos años, dijo que el no terminar dicha función en los mejores términos con la diplomacia estadunidense significa para él "una medalla".

"Ahora México es más respetado por Estados Unidos y por los demás miembros del Consejo de Seguridad, y la suerte del embajador es totalmente incidental en ese resultado", dijo.

Asumió en todo caso que en el país del norte existe molestia con algunas posiciones mexicanas y muchas veces esa actitud se enfoca en culpar al mensajero (él), "pero yo lo que he representado ante Naciones Unidas es lo que ha decidido el Presidente como expresión de los intereses y de la voluntad del país".

Aguilar Zinser, quien en diversos foros ha sugerido que en diciembre podría dejar la embajada de Naciones Unidas, señaló que su actuación se ha movido sobre un diálogo constante con el canciller Luis Ernesto Derbez y el presidente Vicente Fox, "y cada una de las decisiones adoptadas ahí, las fáciles, las difíciles, las que me han gustado, las que me han gustado menos, las ha adoptado" el jefe del Ejecutivo.

Y cuando se le señala que apenas a mediados de octubre se le ordenó votar a favor de una nueva resolución propuesta por Estados Unidos sobre Irak, no obstante que él no la había secundado originalmente, respondió que por el momento no quería hablar del tema. "Lo haré en su momento, cuando haya cumplido con mi tarea. Lo que puedo decir es que en todo momento las decisiones se han adoptado por el Presidente, teniendo en cuenta el interés nacional".

Con estudiantes de la Universidad Iberoamericana, Aguilar Zinser hizo un largo recorrido por la política exterior mexicana a partir de los años 50, donde caracterizó tres corrientes en la relación con Estados Unidos: aislacionismo, activismo y determinismo.

Esta última, dijo, se fomentó sobre todo a partir de los años 90, cuando se llega al descubrimiento de que "somos parte de Norteamérica" y se toma distancia de las que llamó "veleidades tercermundistas" que caracterizaban a la política exterior mexicana.

A partir de ahí, expuso, México buscó un "matrimonio por conveniencia" con Estados Unidos pero sólo quedó en noviazgo, y una muestra de ello está en la forma en que se fijó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, porque no se resolvió el comercio bilateral en materia petrolera ni el tema de los migrantes.