Gravar libros, "una carga fiscal criminal", opinan

Escritores hacen trizas plan hacendario contra la cultura

Gil Díaz, principal blanco de las críticas en San Lázaro

MONICA MATEOS-VEGA, ENRIQUE MENDEZ Y ROBERTO GARDUÑO

En representación de la comunidad intelectual de México, un grupo de escritores acudió a la Cámara de Diputados para protestar y oponerse al nuevo intento del gobierno de Vicente Fox de castigar la cultura con medidas fiscales.

Los autores se presentaron en el recinto legislativo para defender la lectura frente a "una carga fiscal criminal". El verdadero problema, dijeron, consiste en defendernos de "unos cuantos que pretenden convertir el gobierno en gerencia y a los mexicanos en simples activos fijos".

Criticaron la construcción de la megabiblioteca, acción que calificaron de "incongruente" con el proyecto de tasar los libros. Carlos Monsiváis apuntó: "Lo que están proponiendo no es una reforma fiscal, son medidas de desesperación".

Ignacio Solares, María Luisa Mendoza, Alberto Ruy Sánchez, Paco Ignacio Taibo II, Guadalupe Loaeza, Humberto Musacchio, Rafael Martínez Heredia, Carlos Monsiváis y Laura Esquivel participaron en la reunión con los diputados.

"La falta de madre, con todo respeto"

La autora de Como agua para chocolate comentó que quienes dirigen el rumbo del país "miden el mundo con la vara que les dicta su frivolidad, su ignorancia, su falta de alma, y con todo respeto, de madre. El gran problema es de calidad humana". Puntualizó que si cada persona es como la fueron educando, "es preocupante la clase de seres que produce el neoliberalismo".

Esta reforma fiscal es una prueba fehaciente del modo en que piensan quienes la elaboraron. "Imagino esos tristes economistas cuando eran niños inocentes. En algún momento los deben haber forzado a leer en la clase de literatura. ƑQué es lo que leyeron? ƑDónde estuvo el error? ƑQuién los convenció de que el dinero era un valor? O será que ven muchas películas hollywoodenses, en las que todo el mundo roba, mata o muere con tal de obtener sumas millonarias.

"Les da miedo acercarse a las obras artísticas. Les asusta verse reflejados en ellas y descubrir que son algo más que un engranaje de una maquinaria de consumo. Me niego a aceptar que de plano no leen. Pero el disparate de poner un impuesto al libro sólo pudo habérsele ocurrido a alguien que desprecia profundamente la literatura y el arte."

La escritora concluyó con un pronóstico dirigido a Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda: "Si se aprueba esta absurda inciativa disminuiría 50 por ciento la venta de libros, lo cual haría que se perdiera una gran cantidad de empleos en editoriales y librerías, bajaría la recaudación fiscal y del Seguro Social. A largo plazo el desastre sería mayor: sin el hábito de la lectura consumiríamos lo producido por mentes estériles, por semillas transgénicas, de esas que no dan fruto, cosecharíamos terminators.

"En un plan catastrófico, parecido al que el señor Gil Díaz siempre nos pone en los ojos, con el impuesto a los libros habría menos lectores y más drogadictos. La violencia intrafamiliar crecerá y la indiferencia al crimen y al odio surgirá como resultado de la falta de alimento adecuado para el alma.

"En ustedes, diputados y diputadas, está la decisión de permitir que estos salvajes mercachifles, estos infamantes cuentachiles que creen que la existencia se reduce a porcentajes y a utilidades, se salgan con la suya."

En su turno, Ruy Sánchez, escritor y editor de la revista Artes de México, dijo que en lugar de discutir la aplicación de un impuesto a la industria editorial se debería estar debatiendo acerca de la competitividad de ésta, pues recordó que el mercado de libros en castellano está dominado por las editoriales de España.

Como ejemplo de la crisis que viven los sellos mexicanos, señaló que Era trabaja con 4 por ciento de ganancias, Siglo XXI con 6 por ciento y la revista Artes de México con 1 por ciento.

"Incongruente", el plan de megabiblioteca

Los escritores también criticaron la construcción de la megabiblioteca, acción que calificaron de "incongruente" con el proyecto de aumentar el precio de los libros y de un engaño más del gobierno federal. Propusieron que los recursos para ese inmueble se destinen no sólo a incrementar el número de bibliotecas, sino a financiar una campaña de alfabetización.

Carlos Monsiváis expuso que si bien nadie duda de la necesidad de una reforma fiscal, "lo que se está proponiendo no es una reforma fiscal, son medidas de desesperación para quitarle a los que tienen poco o no tienen nada, y no tocar siquiera a los que tienen todo. Supongo que esa es la lógica de la justicia ancestral en Hacienda. Francisco Gil Díaz no inaugura esta lógica, más bien la ha perfeccionado de un modo implacable".

El escritor y periodista puntualizó que solicitar la exención fiscal a los autores no es un privilegio para el libro ni para éstos, "sino que es el derecho a la lectura, fundamental y, en el caso de los estudiantes, que son la mayoría de los compradores regulares de libros, el impuesto al valor agregado (IVA) es un verdadero agravio".

Por otra parte, Gonzalo Yáñez, coordinador de la bancada del Partido del Trabajo, señaló que el proyecto fiscal foxista para 2004 tendrá un rechazo absoluto de su fracción, pues no aceptara los "obsesivos y obscenos intentos de Fox por gravar libros o por regalar a la iniciativa privada las insituciones culturales.

"Si el Presidente necesita dinero, que le cierre la llave a Martha Sahagún, porque hay un derroche abominable en los gastos de la Presidencia: en vestuario, en remodelaciones y en gasto de gigantes plantillas de personal. Además, no basta con que haya un rechazo a las inciativas contra la reforma fiscal: hace falta un apoyo adicional a las instituciones culturales, las cuales requieren de un fortalecimento de su presupuesto."

Los legisladores panistas fueron los únicos que guardaron silencio respecto al rechazo al IVA a los libros que manifestaron los escritores y las demás fracciones.

En su turno, el perredista Inti Muñoz Santini denunció que después de revisar minuciosamente el proyecto de presupuesto federal para 2004, existe otra grave agresión a la cultura: el gobierno propone que los recursos asignados al sector para el próximo año se reduzcan 5.3 por ciento. Este año se ejerció un presupuesto de 5 mil 338 millones de pesos, y para el próximo se propone que sean sólo 5 mil 67 millones. El legislador reiteró el apoyo del PRD a la batalla contra el impuesto a los libros, revistas y periódicos.

Las promesas de Gordillo

La coordinadora de la bancada priísta, Elba Esther Gordillo, señaló que su partido no votará en favor de gravar libros, revistas o "cualquier cuestión que tenga que ver con la lectura".

En la reunión que escritores y editores sostuvieron ayer con la Comisión de Cultura de ese órgano legislativo, Gordillo afirmó que si bien el PRI apoya una reforma hacendaria integral, será aquella "que no castigue lo que más nos interesa", basada en una propuesta que hará en breve su partido. También se comprometrió a "dar la pelea" para que no se cierren los Estudios Churubusco.