Martí Batres Guadarrama

IVA: la salvajada del 10 por ciento

Como si se tratara de vender un producto, como si el objetivo fuera presentar al mercado una oferta, el gobierno de la República ha anunciado no un aumento de impuestos sino una... šrebaja de impuestos! Es una oferta, una propaganda, una promoción.

El Ejecutivo federal propone bajar el IVA del 15 al 10 por ciento. Sin embargo, el espot publicitario no resiste mucho la prueba de la realidad, pues si el objetivo es obtener más ingresos para el gobierno, de algún lado tienen que salir.

El planteamiento central de la iniciativa del Ejecutivo, obviamente, es establecer el IVA en medicinas y alimentos, el mismo que ha manifestado desde hace más de tres años, aunque aparezca encubierto.

Si analizamos la estructura de la Ley del Impuesto al Valor Agregado nos encontraremos con que existe un conjunto de bienes y servicios que tienen tasa cero o están exentos de IVA. De acuerdo con el artículo 2-A de la Ley del IVA tienen tasa cero la enajenación de animales y vegetales no industrializados, medicinas de patente y productos destinados a la alimentación, el hielo y el agua, los productos para el campo como fertilizantes y similares, así como libros y periódicos. De igual manera tienen tasa cero los siguientes servicios: sacrificio de ganado y aves de corral, pasteurización de leche, invernaderos hidropónicos, el despepite de algodón, los de molienda o trituración de maíz y trigo.

Asimismo, el artículo 9 de la Ley del IVA dispone que no se pagará impuesto en la enajenación de bienes como el suelo o construcciones adheridas al suelo destinadas o utilizadas para casa habitación, libros, periódicos y revistas, así como el derecho para usar o explotar una obra que realice su autor, bienes muebles usados a excepción de los enajenados por empresas, y otros más.

El artículo 15 de la misma ley dispone que no se pagará impuesto por servicios como los prestados en forma gratuita, los de enseñanza que presten la Federación, el Distrito Federal, los estados, los municipios y sus organismos descentralizados, el transporte público terrestre de personas excepto por ferrocarril, los de espectáculos públicos salvo los de teatro y circo, los servicios profesionales de medicina, hospitalarios, de radiología, laboratorios y estudios clínicos que presten los organismos descentralizados de la administración pública federal, del Distrito Federal, de los gobiernos estatales o municipales, o aquellos servicios por los que obtengan contraprestaciones los autores en caso de autorizar a terceros la publicación de obras escritas de su creación en periódicos y revistas.

El artículo 25 establece además que no se pagará el IVA en las importaciones como las obras de arte que por su calidad y valor cultural sean reconocidas como tales y se destinen a la exhibición pública, permanentemente.

Desde el momento en que llegara a establecerse una tasa única de IVA, que pudiera ser de 10 por ciento, todos estos bienes y servicios estarían incluidos, y por lo tanto generarían un impacto social. Para darse cuenta del mismo nos basamos en el análisis que hace el INEGI del gasto total de los hogares y ubicamos la franja que tiene el menor nivel de ingresos. Dicha franja utiliza 38 por ciento de sus ingresos para alimentos, 6 por ciento para transporte público, 2 por ciento para cuidados médicos y 6 por ciento para alquiler de vivienda, entre otros gastos. En cambio, la franja de la sociedad con el mejor nivel de ingresos sólo dedica 13 por ciento de su gasto a alimentos, 5 por ciento a alquiler de vivienda, no gasta en transporte público y la gran mayoría de su consumo/gasto lo destina a los bienes y servicios que actualmente ya cuentan con impuesto al valor agregado.

De acuerdo con las propias cifras oficiales, de llevarse a cabo la propuesta del gobierno federal, las familias de bajos recursos verían impactado negativamente cerca de 80 por ciento de su gasto cotidiano, en tanto que las familias de altos ingresos no verían impactar ni siquiera 20 por ciento de su gasto; por el contrario, las familias de bajos ingresos verían reducir los impuestos en artículos, bienes y servicios que prácticamente no usan ni consumen y en cambio las familias de altos ingresos verían reducir los impuestos en 80 por ciento de los artículos, bienes y servicios que consumen de manera regular. A eso tenemos que agregar que el gobierno federal propone también reducir la tasa más alta del impuesto sobre la renta de 33 a 30 por ciento.

Así, con esta propuesta "estructural" no se modifica la estructura fiscal, no se crean mecanismos contra la evasión, no se tocan los esquemas de privilegio ni los paraísos fiscales. Simplemente se propone que el pobre pague más y el rico pague menos. Esto, para decirlo técnicamente, es una pequeña reforma, pero bastante regresiva, y para decirlo científicamente, es una salvajada. Si quieren reducir impuestos que bajen el IVA del 15 al 10, pero que mantengan el consumo básico sin cobro de IVA.