México D.F. Miércoles 5 de noviembre de 2003
"Poderosos hacendados", detrás de sus
procesos, aseguran los dirigentes
Inician los Sin Tierra campaña por la liberación
de 18 trabajadores rurales
Denuncian campesinos amenazas y persecución por
parte de autoridades brasileñas
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 4 de noviembre. La directiva del Movimiento
de trabajadores rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, un referente dentro
de los movimientos sociales de América Latina, inició una
fuerte campaña local e internacional para luchar por la liberación
de 18 trabajadores rurales detenidos en distintos estados del país
sudamericano "por sus acciones en favor de la reforma agraria", y también
para pedir justicia ante el medio centenar de asesinados en lo que va del
año, considerados "víctimas de latifundios".
Los dirigentes del MST sospechan de "acciones conjuntas"
de algunos jueces y políticos de los estados gobernados por la oposición.
La campaña de los Sin Tierra es acompañada por decenas de
organizaciones sociales que se manifiestan contra la criminalización
de la protesta social que intentan algunos jueces, mediante el recurso
de considerar la formación de "cuadrillas o bandas" por parte de
los campesinos organizados.
Este es el caso de José Rainha, uno de los líderes
históricos del MST, condenado con otros 10 militantes por "asociación
para delinquir", aunque el lunes fueron beneficiados por una decisión
judicial que les permite apelar de esa condena en libertad, luego que el
tribunal de justicia concedió los habeas corpus presentados.
Pero de todos modos Rainha no podrá ser liberado porque tiene otro
proceso pendiente.
"Detrás de esta justicia están los poderosos
hacendados de Brasil", señalan los dirigentes. Los detenidos están
en los estados de Sao Paulo, Matto Grosso Do Sul, Paraíba y Paraná.
Sobre este último estado la organización Tierra de Derechos
denunció ante el secretario especial de Derechos Humanos del gobierno
nacional, Nilmário Miranda, la persecución a los Sin Tierra.
Entre otros documentos presentaron un panfleto que circula en la región
de Ortigueira, en el cual se lee: "Abierta la temporada de caza de los
Sin Tierra".
Además de los presos y los 46 trabajadores con
prisión decretada en todo el país, decenas de trabajadores
ligados al MST están amenazados de muerte. "Algunos jueces han dictado
sentencias que están agravando la violencia en el campo", advierte
Nilmário Miranda, quien agrega que se está "apagando fuego
con gasolina y no se puede transformar a los militantes sociales en bandidos".
También José Genoino, presidente nacional del gobernante
Partido de los Trabajadores (PT), sostiene que "no se trata una cuestión
social con prisión y condena", rechazando así las detenciones
de los trabajadores campesinos.
En
el campo -señalan los dirigentes del MST- predomina un clima de
tensión y violencia. "Esto deja de lado la urgencia de la reforma
agraria y pone en segundo lugar su discusión en la sociedad mientras
los trabajadores son responsabilizados por la violencia, acusados de intentar
destruir el sistema productivo agrícola".
En tanto, los "mandantes y ejecutores de los crímenes
continúan impunes, como es tradición en nuestro país
cuando las víctimas son los trabajadores. Esto es una posición
que encubre a los culpables y motiva nuevos delitos".
Advierten también que el gobierno se ha limitado
a tomar medidas paliativas para resolver algunos pocos conflcitos, aunque
también destacan que el Ejecutivo federal, junto con el gobierno
del estado de Paraná, actuó para confiscar armas de uso de
las fuerzas armadas que estaban en poder de los hacendados en la zona de
Palmital.
El periódico Brasil de Fato, que es un esfuerzo
por enfrentar la desinformación y la fuerte concentración
de medios que existe en Brasil, sostiene que la principal causa de la violencia
contra los trabajadores rurales es la enorme concentración de poder
de los latifundistas. "En 1993 una resolución del Consejo Nacional
de Seguridad Alimentaria (Consea) decía que solamente por medio
de una amplia reforma agraria sería posible acabar con la violencia
rural y el hambre en Brasil. Sin embargo, poco se ha hecho para democratizar
la propiedad agrícola. La industria o el comercio no logran absorber
la mano de obra ociosa en las grandes ciudades ni al contigente de migrantes
que aumentan cada vez en la periferia". Por ello hay ahora brasileños
"que hacen el camino inverso": se estima que entre 1995 y 2000 unas 544
mil personas dejaron la región metropolitana de Sao Paulo para volver
a sus estados de origen, "donde se encontrarán con latifundios".
El análisis editorial destaca que Brasil es uno
de los pocos países del mundo que posee todas las condiciones necesarias
para absorber la mano de obra, ya que hay tierras y recursos humanos. "Brasil
espera que el gobierno de Lula no pierda la oportunidad histórica
de enfrentar al latifundio y que implemente un plan de reforma agraria
que beneficie a los millones de trabajadores rurales sin tierra que deambulan
por el país".
El Plan Nacional de Reforma Agraria (PNRA) elaborado y
presentado por el abogado y ex diputado federal Plinio de Arruda Sampaio
al ministro de Desarrollo Agrario, Miguel Rosetto, es aceptado por el MST
y otros movimientos sociales, que lo apoyaron con datos y experiencias.
Pero tal como está no tiene valor oficial, ya que puede ser modificado
por varios ministros, entre ellos Antonio Palocci, de Hacienda; Guido Mantega,
de Planeamiento, o José Dirceu, de Casa Civil.
Este tema será una verdadera prueba sobre el camino
que tomará el gobierno de Lula, una de cuyas promesas electorales
fue lograr una reforma agraria. Lula sugirió la posibilidad de asentar
un millón de familias por año hasta 2006, que fue la reivindicación
del MST cuando se reunió con el mandatario el pasado 2 de julio.
En ese momento -comenta la periodista Laura Muradi- el presidente se comprometió
a realizar una reforma agraria masiva y profunda. Luego estos asentamientos
se vieron obstaculizados por la falta de dinero, debido al recorte de gastos
impuestos en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Así, en lo que va del año, hay 42 mil familias
asentadas o en proceso de asentamiento. Hay tensión en la espera
de lo que finalmente saldrá para ir al Congreso y qué modificaciones
puedan aparecer en el plan oficial de reforma agraria, y por esta razón
los Sin Tierra saben que sólo la movilización permanente
-hoy 2 mil campesinos tomaron en Matto Grosso un latifundio de un jefe
del narcotráfico detenido en Uruguay, para pedir que sea expropiado
y cumpla una función social- y la capacitación constante
de los trabajadores rurales, pueden empujar al gobierno hacia una buena
solución.
Plinio de Arruda Sampaio tiene su posición al respecto:
"Nadie puede decir que reclamar es estar en la oposición. Es un
derecho y también una forma de apoyar a un gobierno".
Lula también tiene otros desafíos sociales,
como el del desempleo, si se considera que a mitad de la década
de los 90, seis de cada 100 brasileños no tenían trabajo,
y apenas siete años después, el desempleo atrapa a nueve
de cada 100. Esto significa 7.9 millones de personas sin empleo (sin tener
en cuenta a un verdadero ejército de subocupados). También
desde entonces disminuyó 12 por ciento el salario, entre 1996 y
2002.
Además, el gobierno sigue enfrentando la lucha
contra el trabajo esclavo. En la Hacienda Laranjeiras, en el municipio
de Sao Paulo, la Procuraduría de Trabajo encontró recientemente
57 personas realizando trabajos forzados, pero esto sucede en todo el país.
Mientras, la violencia continúa, y como divulgó
este día la organización ecologista Greenpeace, tan sólo
en el estado amazónico de Pará han sido asesinadas 30 personas
en conflictos por la tierra, y allí, si nada se hace, además
de vidas se perderán "millones de kilómetros cuadrados de
selva amazónica".
Por lo pronto, falta muy poco para evaluar el primer año
de un gobierno encabezado por un obrero metalúrgico, que encabezó
luchas históricas, y del que se esperan profundos cambios, especialmente
para los castigados campesinos.
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