México D.F. Sábado 1 de noviembre de 2003
Desconfían familiares de un fondo de
inversión, según encuesta del BID y Fomin
Autoridades y organismos internacionales analizan usar
remesas para obra pública
Ante la escasez de recursos los gobiernos de AL pueden
buscar echar mano de éstas: Suro
DAVID ZUÑIGA
Autoridades mexicanas y organismos internacionales analizan
la posibilidad de usar una parte de las remesas de los migrantes para financiar
obras públicas y otros proyectos; sin embargo, la mayoría
de las familias de los trabajadores mexicanos en el exterior está
en desacuerdo.
En una encuesta realizada en México por el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Multilateral de Inversiones
(Fomin) y el Pew Hispanic Center se preguntó a familiares de migrantes
si estarían dispuestos a aportar 10 por ciento de sus remesas a
un fondo de inversión controlado por un organismo internacional
que pague intereses y financie proyectos que beneficien a la comunidad:
48 por ciento contestó que no, 29 por ciento que sí y 23
por ciento no dio respuesta.
Si
la creación del fondo se aprobara, los migrantes aportarían
aproximadamente 15 mil millones de pesos, si se toman como base las remesas
que recibirá México este año y que sumarán
14 mil 500 millones de dólares. Se calcula que hay 11 millones de
mexicanos que reciben dinero de algún familiar en el extranjero;
la remesa promedio es de 190 dólares y el receptor recibe en promedio
siete envíos al año.
En entrevista, el director del Pew Hispanic Center, Roberto
Suro, reconoció que, ante la escasez de recursos presupuestales,
los gobiernos de la región pueden verse tentados a buscar la forma
de usarlos para obras públicas y así reducir las presiones
que genera el gasto social.
Suro prevé que este asunto no tardará en
estar en el centro del debate público, pues las remesas han mostrado
una tendencia creciente a pesar de la desaceleración económica,
los mexicanos en el extranjero permanecen cada vez más tiempo fuera
del país y tienen acceso a trabajos mejor pagados que antes debido
a que su nivel de educación es cada vez mayor.
Con licenciatura, hasta 20% de los migrantes
latinoamericanos
Varios estudios realizados en Estados Unidos, explica
Suro, documentan cómo ha cambiado el perfil de los migrantes en
los pasados 10 o 15 años: cada vez llegan más mexicanos de
zonas urbanas del norte y del sur del país; además, ya no
se trata sólo de campesinos -que fueron el principal grupo de migración
durante casi un siglo-, sino que cada vez emigran más integrantes
de clases medias y de la clase obrera urbana.
Este cambio de perfil de los migrantes mexicanos, agrega
el especialista, se debe fundamentalmente a las crisis económicas
de los años 90 y a que durante esos años la economía
de Estados Unidos creció y demandó más mano de obra.
Así, las empresas estadunidenses absorbieron con relativa facilidad
a trabajadores con experiencia en la industria o en la construcción.
De acuerdo con el reporte La mejora del perfil educativo
de los inmigrantes latinos, elaborado por el Pew Hispanic Center, la
proporción de migrantes con estudios de licenciatura aumentó
de 10 por ciento en 1970 a casi 20 por ciento en el año 2000; en
tanto, la de aquellos que tenían bachillerato se disparó
de 16 a cerca de 40 por ciento, y la de aquellos que tenían sólo
la primaria o menos estudios ha caído de 70 a 40 por ciento. También
hay diferencias de género: en 1970 poco más de 40 por ciento
de las mujeres latinas que emigraban a Estados Unidos tenía una
carrera universitaria. En el año 2000 la cifra era ligeramente superior
a 50 por ciento.
En el caso de México, 10 por ciento de los migrantes
tenía una carrera universitaria y 35 por ciento había concluido
la secundaria. En general, los migrantes mexicanos tienen niveles de educación
más bajos que aquellos provenientes del Caribe y Sudamérica.
Los mejor preparados son los argentinos y los brasileños: casi 40
por ciento de sus migrantes tienen estudios de licenciatura, y en Belice,
Costa Rica, Cuba y Perú la proporción es de alrededor de
30 por ciento.
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