Enrique Calderón Alzati

Las reformas estructurales del país

Durante los recientes meses el tema de las reformas estructurales ha estado presente en los medios de comunicación del país, como resonancia del discurso político del gobierno. Al pensar en el significado de este término uno se imagina que se trata de reformas muy importantes, los cambios en la estructura y en la vida misma de la nación y de sus instituciones.

Me atrevería a pensar que el cambio de los aviones de hélice a los llamados de "reacción" o jets representó un cambio estructural de la aviación, de igual manera que el paso del barco de vela al de vapor; otro ejemplo podría ser la reforma estructural que transformó a las sociedades agrícolas en sociedades industriales.

Curiosamente, este no es el caso en el actual proyecto gubernamental en el que la llamada "reforma fiscal" no es otra cosa que un nuevo intento para cobrar el impuesto al valor agregado a todo mundo y por todo lo que consume.

De igual manera, la reforma estructural de la industria eléctrica es un bonito nombre para abrir el sector de energía a la inversión extranjera, tal como nos lo sugieren o exigen (no me queda claro cuál de los dos) el Fondo Monetario Internacional y el gobierno estadunidense.

Resulta realmente triste observar así que las tales reformas en realidad no son ni representan un cambio del cual podamos esperar verdaderas transformaciones sociales, aunque sí entrañan riesgos para nuestro país, que me imagino ni siquiera han sido evaluados, dados los niveles intelectuales del foxismo.

Así, el supuesto autosacrificio político del secretario de Gobernación, Santiago Creel, en aras de las susodichas reformas, no es sino un síntoma del efecto que ha llegado a tener en la clase gobernante el hecho de no contar con un proyecto de nación que les permita distinguir los aspectos estratégicos del país de los simples términos que usan en sus discursos.

Al escuchar las declaraciones de este y otros funcionarios del gabinete me surge siempre la pregunta del porqué están empeñados en privatizar el sector energético, cuando ellos son los primeros afectados, al saber que el gobierno dejaría de recibir los vastos ingresos que hoy tiene de esas industrias.

La única respuesta que he encontrado a esta interrogante es que las ventas le reportarían grandes ingresos en el presente y que los problemas futuros pues tocaría a otros resolverlos. Se trata de una respuesta irresponsable, pero por ello mismo posible. ƑNo fue así como razonaron y actuaron en su momento José López Portillo y Carlos Salinas?

A lo largo de esta semana nos hemos enterado de los gigantescos contratos otorgados por Petróleos Mexicanos a una serie de empresas para extraer gas de la cuenca de Burgos. Llama la atención que todas las empresas sean extranjeras y en especial que una sea española, cuando en España -hasta donde yo sé- no hay gas ni petróleo. Qué bueno para España, pero qué mal para México.

ƑPor qué es que el gobierno no ha hecho nada para que en México existan empresas capaces de competir en ese mercado? Seguramente no faltarán pensadores neoliberales y funcionarios que digan Ƒy el gobierno por qué?, pero entonces les costaría mucho trabajo justificar que sí es necesario impulsar el establecimiento de maquiladoras y la creación de changarros. En el fondo quizá se debe a que ellos piensan que los mexicanos no damos para más o, siendo más optimistas, que algunos sí pueden emplearse como jardineros en el otro lado.