México D.F. Jueves 30 de octubre de 2003
Han cometido asesinatos y amenazan a la población: autoridades de Olga Isabel
Denuncian ataques de Los Aguilares
En ocasiones la banda ha realizado acciones contrainsurgentes, sostienen los autónomos
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de las Casas, Chis., 29 de octubre. En una denuncia procedente del caracol Torbellino de nuestras palabras, la junta de buen gobierno Corazón del arcoiris de nuestra esperanza dio a conocer los recientes ataques de la banda Los Aguilares, en la comunidad K'an Akil, del municipio autónomo Olga Isabel.
Nada es nuevo bajo el sol. Las fechorías de Los Aguilares se conocen, pero permanecen impunes, y persiste la hostilidad. Tienen antecedentes: "Los habitantes de K'an Akil viven cerca de la región donde opera un grupito de gentes armadas conocidos como Los Aguilares, quienes han matado inocentes y amenazan a la población civil desde hace muchos años, sin que nadie haya escuchado las denuncias ni actuado para la aplicación de la justicia".
El pasado día 15, hacia el mediodía, "hubo disparos al aire con armas de alto poder". Ayer, día 28, "a las 12 del día, llegaron a provocar y asustar en el camino de esta región, cerrar la vereda del arroyito donde las mujeres necesitan lavar su ropa y bañarse, pues es el único lugar que pueden utilizar".
K'an Akil es una comunidad tzeltal en las tierras profundas del municipio oficial de Chilón. Un rincón donde nadie se atreve. La banda de Los Aguilares ha secuestrado y asesinado a muchas personas en años recientes, pero ninguna autoridad ha plantado la cara a este grupo, liderado por un ex militar que ha cometido crímenes inclusive contra su propia familia.
La violencia es contra todos: "El municipio autónomo Olga Isabel ha denunciado a nivel nacional lo que está sufriendo no sólo la gente organizada en la autonomía. Lo mismo afecta a los que no son miembros del municipio autónomo, quienes también han presentado sus quejas en las instancias gubernamentales, y éstas no han hecho nada".
Los Aguilares, vinculados con el tráfico de drogas y armas, han operado a veces como parte de una estrategia contrainsurgente. Sus ataques tienen timing con otras cosas que suceden cuando se calienta la guerra de baja intensidad contra las comunidades. "Ahora este grupito de Los Aguilares siguen maltratando a la gente, amenazando a todas las comunidades circunvecinas bajo la protección de las autoridades gubernamentales", dicen los autónomos.
"Las organizaciones sociales no gubernamentales tienen suficientes pruebas de los hechos anteriores ocurridos en esta región, hasta la muerte de nuestro compañero Antonio Mejía Vásquez, emboscado en el camino el 26 de agosto de 2002 en la comunidad de K'an Akil."
Las autoridades zapatistas subrayan que "desde esa fecha se han intensificado las amenazas contra los miembros del municipio autónomo, porque dicen la verdad de lo que está pasando, y está sufriendo más la familia Mejía, hijos e hijas del finado Antonio Mejía Vázquez".
En consecuencia, la junta de buen gobierno y el municipio rebelde Olga Isabel anunciaron hoy que, "como municipios autónomos, no dejaremos de denunciar los actos de este grupo delincuente ni los hostigamientos en contra de la población. Tampoco vamos a permitir que los compañeros sigan sufriendo por estas causas".
Nada nuevo bajo el sol
La reactivación de Los Aguilares se da en un contexto de mayor actividad de las tropas del Ejército Mexicano. Puede ser casualidad. Como sea, con el gobierno foxista pareciera ir en aumento el número de tropas y operativos en curso en las regiones indígenas del estado. El reciente asesinato de un pastor evangélico en Chamula llevó a la solicitud gubernamental de instalar una posición castrense en San Juan Chamula para controlar el tránsito de vehículos, bajo el pretexto de "despistolizar" a los grupos chamulas. La Policía Sectorial (acampada ahí desde los anteriores asesinatos) no ha controlado las acciones de grupos armados que la propaganda oficial quiere disfrazar de "conflicto religioso". Tratándose de Chamula, esa es una hoguera que siempre pega.
A partir del foxismo, las tropas federales han procurado mantener un bajo perfil. Las posiciones y campamentos están muchas veces camuflados con las comunidades donde se asientan. Se han creado nuevas posiciones de las tres regiones militares del Ejército correspondientes a Chiapas. El cerco a los pueblos indígenas de la zona norte, los Altos, la selva Lacandona y la franja fronteriza es casi total. Un dispositivo latente, difícil de ocultar. En una aparente "normalización", vehículos militares y soldados fuertemente armados van al banco o salen de compras en San Cristóbal de las Casas, Ocosingo y Palenque. No obstante, aun la población urbana lo resiente. "Oye, cuánto soldado, Ƒno?", dice hoy un joven padre sancristobalense a su esposa embarazada mientras cruzan la plaza del ayuntamiento.
Las carreteras Tuxtla-San Cristóbal de las Casas-Comitán, Ocosingo-Palenque y Palenque-Marqués de Comillas conducen convoyes con tropa, las pickups de los mandos, bastimento, así como vehículos "civiles" con vidrios polarizados. Todo, "muy normal". ƑPero qué tal Chalchihuitán, Pantelhó, Chenalhó, la cañada del río Perla, Montes Azules? El Ejército no logra esconderse. No parece casual que ahora se esté haciendo una carretera entre San Antonio Escobar y Chamizal (comunidades priístas donde se han denunciado paramilitares), en el corazón de Montes Azules. De hecho, el camino programado rodearía la laguna Suspiro, lugar altamente cotizado para fines nada conservacionistas. ƑQuién quiere una carretera allí?
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