México D.F. Jueves 30 de octubre de 2003
"Cumplimos con la tarea encomendada", balance final del Consejo General
"Vivimos en la pluralidad porque la vía electoral está desazolvada": Woldenberg
Reconoce Jaime Cárdenas omisiones en las dos investigaciones más importantes
MIREYA CUELLAR
Las maletas estaban hechas desde hace varios días, cuando la mayoría de ellos supo que no tenía posibilidades de relección, pero la entrega formal de las oficinas será hoy a las 11 de la mañana. Es el último día en el cargo de los actuales nueve consejeros en el Instituto Federal Electoral (IFE).
El recuento de rigor reporta un saldo a favor. "En lo fundamental cumplimos con la tarea que se nos encomendó... si vemos lo que eran las elecciones hace 15 años (1988) y lo que son hoy, creo que como país alcanzamos una meta: vivimos en la pluralidad porque la vía electoral está desazolvada", dice José Woldenberg, quien estuvo los pasados nueve años en el órgano electoral, siete de ellos como presidente.
Su designación como presidente se operó en 1996, en una mesa de la Secretaría de Gobernación, donde ocuparon un lugar las tres fuerzas políticas más importantes. Fue lo que en el viejo diccionario de la política mexicana se denominaba un caballo negro. Nunca se mencionó su nombre antes del anuncio oficial de que él sería el presidente del nuevo órgano totalmente ciudadanizado. Ese año se acabó el control que el gobierno había tenido durante casi todo el siglo en la organización de los comicios.
En los días recientes Woldenberg se dedicó a empacar y a dar entrevistas. Más relajado que nunca, quitó los cuadros personales que colgaban en las paredes de su oficina, pero redistribuyó los "institucionales" para que no se vieran los huecos. No permitió que se le tomaran fotos junto al altero de cajas con sus pertenencias y dejó, hasta el final, algunos libros en los anaqueles. A todos ha dicho que retomará su vida académica en la UNAM, que escribirá algunos libros y que no irá a ningún partido político, porque "flaco favor" le haría a la institución. Es el único de los consejeros que da la impresión de que realmente tiene ganas de irse.
José Barragán Barragán también hace su recuento: "estoy muy tranquilo porque siempre voté en función de mis convicciones". Con una larga carrera como jurista -30 años estuvo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM-, tiene un ofrecimiento de la Universidad de Guadalajara para retomar sus cátedras, además de que el Sistema Nacional de Investigadores lo acogerá en enero próximo. Cuando se le preguntó si quería quedarse en el IFE primero dijo que no, pero en los pasados meses cambió de opinión y expresó: "si me lo piden los partidos, me quedo". Todo indica que eso no ocurrirá.
El más controvertido de los consejeros, Jaime Cárdenas, tiene el balance más crítico: "fuimos omisos" en las dos investigaciones importantes que enfrentó el IFE, el Pemexgate y Amigos de Fox; "hubo muchas cosas que no se hicieron simplemente porque faltó arrojo, voluntad para hacerlo".
Sin embargo, reconoce que hubo muchas "cosas positivas", que los tres procesos electorales que tuvieron en sus manos fueron exitosos y, lo más importante, "haber logrado unos comicios como los del 2 de julio de 2000, que permitieron una alternancia en términos pacíficos y de credibilidad". Sin una institución a la cual ir ahora que termina su encomienda en el IFE -estuvo antes en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, pero nunca tuvo plaza-, Cárdenas pretende abrir un despacho.
Uno de los pocos consejeros con ciertas posibilidades de relección -gracias al apoyo que le brinda el PRD y a la anuencia del PAN- es Jesús Cantú Escalante. El periodista del grupo, porque todos sus compañeros del consejo son politólogos o abogados. Economista de profesión, Cantú fue director del periódico regiomontano El Porvenir, propiedad de su familia. Fue también el más golpeado de los consejeros a lo largo de estos siete años. El PRI lo acusó de usar indebidamente recursos del IFE para viajar semanalmente a Monterrey, y tuvo que reponer el monto de un año de boletos de avión semanales que usó para viajar a su tierra.
Jesús Cantú es también uno de los consejeros que mejor conocen la operación del IFE. Sabe cuáles son los cables que "están desenchufados" en toda la institución, dicen quienes le conocen. Golpeado ante la opinión pública, se internó en el laberinto institucional, colocó consejeros en los consejos estatales y distritales y tiene la mejor red de información interna sobre lo que ocurre en el órgano electoral. En la confusión que viven los partidos en la víspera de la renovación del consejo y los problemas internos del PRI, Cantú puede dar la sorpresa y levantarse como sucesor de Woldenberg.
En 1996 las cartas del PRI para ocupar una silla en el Consejo General fueron los politólogos Jacqueline Peschard y Mauricio Merino, ambos investigadores y catedráticos de El Colegio de México. Merino concluyó su gestión en no muy buenos términos con el PRI, porque este partido siempre quiso pasarle la factura y el consejero se negó a pagarla. Hombre mesurado, Merino chocó frontalmente en los meses recientes con su colega Jaime Cárdenas. Hizo equipo con Woldenberg y Peschard la mayor parte de su estancia en el IFE.
Emilio Zebadúa y Juan Molinar se fueron antes, inmediatamente después de las elecciones de 2000. Fueron sustituidos por Gastón Luken y Virgilio Rivera. El primero, ex presidente del órgano electoral de Baja California y el segundo ex rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Este último tuvo la actuación más gris de todos los integrantes del consejo.
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