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México D.F. Miércoles 29 de octubre de 2003
Quieren superar daños de las dictaduras y el neoliberalismo
Grupos sociales de AL buscan rescatar la memoria histórica
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 28 de octubre. La idea es recuperar la memoria de todo lo que sucedió en esta América, entre otros elementos para la capacitación de los hombres y mujeres que lideran y participan ahora en las luchas sociales. Si hubo triunfos y derrotas en el camino, fueron analizadas como fuente de experiencia y aprendizaje, en una reunión donde participaron desde campesinos nicaragüenses hasta Frei Betto -asesor del presidente de Brasil-, quien por su parte aseguró que Hambre Cero "no es un programa para entregar bolsas de comida, sino para recuperar ciudadanía".
Mientras en esta gran ciudad, centro industrial considerado la capital económica del país sudamericano, transcurría la reunión de la Internacional Socialista, a sólo 20 kilómetros, en la Pastoral de Santa Fe, se desarrollaba el seminario para abordar las experiencias de poder popular registradas en América Latina. Llegaron representaciones campesinas y de otros movimientos sociales de todos los estados de Brasil, e invitados especiales de América Latina.
El desafío es la recuperación de la memoria histórica "para construir un futuro, vencer en el tiempo y derrotar los daños culturales y políticos causados por los brutales cortes en la continuidad que significaron las dictaduras y el modelo neoliberal, y enfrentar la cooptación de muchos intelectuales de la región que colaboran con el sistema para sepultar o descalificar lo mejor de la memoria popular".
Y esto sólo es posible evaluando logros, errores y perspectivas futuras, en el contexto del seminario Experiencias de Poder Popular en América Latina y el Caribe, convocado por el Centro de Educación Popular del Instituto de Sedes Sapintaie (Cepis). Allí está presente la América "profunda, la silenciada, la de la lucha y la de las catacumbas mediáticas", la que callan los medios del poder, como dijeron los asistentes más jóvenes.
Allí estaban también dirigentes del Movimiento de los Sin Tierra, del Movimiento de Pequeños Productores Agrícolas, de Mujeres Rurales, y otros que describieron su situación, pero escucharon sobre "los sucesos de la América", que unen a sus propias experiencias.
Hubo representaciones de teatro campesino. Esta mañana, varios jóvenes entraron con la bandera de Estados Unidos, con una simbólica larga cadena de sogas. Ya en el escenario, la cadena se extendió lo suficiente para atar la bandera rojinegra de la Nicaragua sandinista que estaba allí en el escenario. Luego, campesinos del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), entraron con el himno sandinista como música de fondo, "porque nada de lo que fue una expresión, un hito en su tiempo, de los pueblos, debe morir en la memoria histórica de estos tiempos de recolonización".
Uno de los jóvenes nicaragüenses cortó de un certero machetazo la soga trenzada que era la cadena que ataba a la bandera sandinista. La que fuera comandante del FSLN, Mónica Baltodano, no pudo contener las lágrimas. Luego hizo una exposición analizando triunfos y derrotas, y los nuevos caminos.
Así siguieron representantes de El Salvador, Chile, Haití, Ecuador, Bolivia, Cuba y Venezuela, entre otros. La víspera, expuso el dominico Frei Betto, a cargo del Programa Hambre Cero, diseñado por el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva. El también escritor afirmó a La Jornada que es mucho más que un programa asistencialista, como sostienen algunos críticos, y se tiene claro que no se trata de "dar", sino de buscar soluciones al problema.
Para finales de este año el gobierno estará atendiendo a un millón de familias, y las prioridades están puestas en la zona semiárida del estado de Minas Gerais, así como en campamentos y asentamientos rurales; población que vive "en y de los basureros", áreas remanentes de quilombos (antiguos asentamientos de esclavos rebeldes) o aldeas indígenas en estado de inseguridad alimentaria.
"El gobierno fijó las prioridades después de un amplio estudio. Y quedó definido que cerca de 50 por ciento de los pobres de Brasil viven en el nordeste. Allí hay 10 millones de familias en estado de carencia alimentaria. Si tuvieran acceso al consumo de alimentos esto representaría, hoy por hoy, un cambio muy profundo en el mercado interno del país, y eso significaría más desarrollo y mejor situación para todos", explica Frei Betto.
La región del nordeste brasileño representa 18 por ciento del territorio nacional, con una población de cerca de 45 millones, el 28 por ciento de la población total de Brasil. Un 42 por ciento vive por debajo de la línea de pobreza, como se considera a quienes tienen un ingreso menor a los 60 dólares mensuales. El 44 por ciento del área está ocupada por propiedades de más de 500 hectáreas, lo que habla del poder de los hacendados. El 71 por ciento del total de las propiedades rurales tiene menos de 10 hectáreas cada una, y ocupa menos del cinco por ciento del área total de la región, precisa el asesor de Lula.
En los estudios para definir el Programa Hambre Cero, que ya tiene varios reconocimientos internacionales, se ubicó el drama de un Brasil de enormes inequidades. Pero para Betto lo más importante es que las familias asuman una participación directa, que los beneficiados se involucren en la gestión participativa y que toda la acción ayude a combatir la mortalidad infantil, la desnutrición, el analfabetismo y la precariedad, y construir al mismo tiempo infraestructuras mínimas y reformar de viviendas.
"No es un programa para entregar bolsas de comida, sino para recuperar ciudadanía, y eso se debe hacer con responsabilidad Y es la primera vez que se está haciendo de esta manera en Brasil. Todos los ministerios están comprometidos ahora con Hambre Cero."
En la definición de las políticas sectoriales prioritarias que cita el mencionado programa están considerados la reforma agraria, la agricultura familiar, el proyecto de emergencia de convivencia con la región semiárida, de superación del analfabetismo, de generación de empleo, y combate absoluto a la desnutrición, señala Betto, quien coordina junto a Oded Grajew la movilización social del programa.
"No es un sueño, demostramos que es posible, aunque nació como un sueño imposible", dice. Para el presidente Lula es la prioridad uno, y él, originario de una pobre familia del nordeste, sabe de qué se trata.
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