Los sucesos en Bolivia, un ejemplo: canciller brasileño

Los subsidios que otorgan naciones ricas "alimentan el fuego de la violencia social"

GEORGINA SALDIERNA, ROSA ELVIRA VARGAS Y JOSE GALAN

Los recientes y trágicos acontecimientos en Bolivia fortalecen la percepción de que no puede existir seguridad política sin seguridad económica, y que ésta no se dará sin justicia social, estableció el canciller brasileño Celso Amorim. En consonancia con su discurso en defensa de los intereses de los productores agrícolas en el contexto del llamado G-20 durante la pasada cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC), advirtió que los "arsenales de subsidios" que conceden las naciones ricas y sus efectos sobre el mercado se convierten "en hoja seca que alimenta el fuego de la violencia social".

En el segundo día de trabajos de la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica intervino también el nuevo canciller boliviano, Juan Ignacio Siles del Valle, quien criticó que la declaratoria de la reunión no contemple la posibilidad de que la amenaza contra la seguridad de los estados provenga precisamente de quienes están obligados a preservarla.

Admitió que la democracia que se afianzó durante las dos pasadas décadas en su país despertó expectativas en los bolivianos para la mejoría de sus condiciones de vida. "Lamentablemente esa situación no se produjo, y entonces el clamor y descontento popular empezó a convertirse en una realidad angustiosa que se agravó por la falta de equidad en la distribución de los ingresos".

Gran parte de la sociedad siguió siendo excluida, "y no tuvimos la capacidad de articular en la nación a las mayorías indígenas como ellas esperaban", indicó.

Siles del Valle aprovechó además su primera reunión con sus pares del continente, luego de su nombramiento como canciller hace apenas unos días, para apremiar por la resolución de las tareas pendientes del hemisferio que, dijo, merecen "un tratamiento franco y sincero", y que por lo que a su país se refiere consisten en "encontrar una justa respuesta a nuestra reivindicación marítima".

A su vez, el brasileño Celso Amorim planteó en conferencia de prensa que las reivindicaciones del G-20 de algún modo se vinculan con el tema de la seguridad, pues "muchos de los problemas que vemos en América Latina hoy tienen que ver específicamente con la situación de los productores agrícolas".

Defendió la existencia de esa agrupación de países, incluso más allá de cuántos finalmente queden suscritos al mismo, pues se trata de la instancia que representa la voz en la necesaria negociación que sobre la agricultura tendrá que continuarse para cumplir con la llamada Ronda de Doha y que tras el fracaso de la cumbre ministerial de Cancún deberá continuar su discusión en Ginebra.