La silenciosa caída del comandante Simón ARTURO CANO Con su alias quiso evocar a Simón Bolívar. Lo hicieron héroe. Era el superpolicía, la cara amable de la justicia y una estrella en los medios. Tenía ingresos varios: un salario en el gobierno de Sinaloa, gratificaciones de los rescatados y ganancias por la venta de equipos a la Unidad Especializada Antisecuestros que él mismo dirigía. Quería más. Amenazó con tomar con las armas la procuraduría estatal. Se fue sin mucho ruido
La historia sinaloense de Iván Ortega comenzó con una pésima noticia, siguió con la gloria de grandes titulares en la prensa local, nacional e internacional es más cool que Marcos, dijo The Boston Globe y terminó en medio de un extraño silencio. En el principio, varios hombres armados entran a un deportivo en Los Mochis y se llevan a Ildefonso Salido, socio mayoritario del periódico El Debate y empresario agrícola. Esa mañana de agosto de 2000, el gobernador Juan S. Millán se lleva las manos a la cabeza mientras la sacude como queriendo decir "nomás eso nos faltaba". La ola de secuestros trae apanicados a los más importantes empresarios del estado. Pero el plagio de Salido es la gota que derrama el vaso. Salido pesa. Hace unos años, Juan Millán hablaba de la derrota de Natividad González Parás, en su primer intento de ganar la gubernatura de Nuevo León: "Se peleó con El Norte, es como si yo me peleara con El Debate y quisiera ser gobernador de Sinaloa, pues no". Y ahora, con él gobernador, secuestraban a Salido. La pesadilla. Por esos tiempos, el futuro comandante Simón vive en Chihuahua, donde vende cursos y equipos "de inteligencia" al grupo antisecuestros creado durante la gubernatura de Francisco Barrio y mantenido por Patricio Martínez. El grupo lo encabeza Francisco Minjarez asesinado hace unas semanas, en un presunto ajuste de cuentas de los secuestradores, quien se apersona en Sinaloa para asesorar al gobierno millanista como antes lo había hecho en otras entidades. Con él llegó a Sinaloa Iván Ortega. En noviembre ya trabaja para el gobierno sinaloense y en febrero de 2001 es nombrado coordinador de la Unidad Especializada Antisecuestros (UEA). En la premura nadie repara en el evidente conflicto de interés: el gobierno local compra buena parte del equipo de la UEA a la empresa Safeguard Products, propiedad de Iván Ortega y de uno de sus hermanos. Lo valía. Al menos aquí, sus credenciales impresionaron: estudios en Miami, miembro de la Guardia Nacional de Venezuela país donde nació, mando de la Policía Metropolitana de Caracas. Nadie corrobora los datos ("porque venía recomendado por un gobernador", dice un alto funcionario estatal). No importa. Iván Ortega tiene tres cosas que al gobierno sinaloense le gustan: su calidad de extranjero ("somos algo malinchistas", acepta otro funcionario), su presencia física y su habilidosa lengua. Los hice huir. Alardea Simón a fines de 2002: gracias a la UEA, unos 100 plagiaros sinaloenses se han largado de la entidad. Pero, claro, como sólo saben secuestrar ahora lo hacen en siete entidades vecinas. Simón, claro, ofrece ayudar a sus autoridades. Simón se vende.Los negocios y la caída Mientras presume sus logros, Ortega tiene cada vez más choques con sus jefes y sus subalternos. Su "excesivo protagonismo" molesta en otros mandos de la UEA. Pero su lengua vende. Avalancha de entrevistas con los medios, Sinaloa lo presume en eventos nacionales, el procurador Rafael Macedo elogia a la UEA, llueven peticiones de los estados para que acuda a dar cursos. En la oficina del gobernador, sin embargo, se mira la otra cara de la moneda: llegan cada vez más reportes sobre los cobros o "regalos" que los secuestrados y sus familias dan al venezolano-mexicano (se naturaliza en agosto de 2002). Y Simón aprieta las tuercas: quiere que a su empresa a nombre de su hermano y de su esposa, una chihuahuense obtenga contratos para capacitar a la policía. En octubre de 2002, un millonario contrato para dar cursos a las policías estatales es adjudicado, en solitario concurso, a Grapesa. Paradójicamente, esta empresa se presenta "la única empresa mexicana que ha capacitado a un ejército extranjero". ¿A cuál? A la Guardia Nacional de Venezuela. La batalla por los contratos se acompaña de otras "excentricidades" del superpolicía. Los secuestrados terminan haciéndolo su compadre, los lleva a ver a los aprehendidos, busca lucirse en los asaltos. Y quiere negocios por todas partes. En el Palacio de Gobierno dictaminan: "Creamos un monstruo". Y deciden. Simón, al parecer, se entera de que planean deshacerse de él. Intenta una última, aventurera, jugada. Convence a algunos de sus subalternos de tomar por la fuerza la Procuraduría estatal. Otra versión, aceptada por el gobierno estatal, señala que Simón efectivamente se atrinchera, pero en la misma sede de la UEA. En todo caso, el plan fracasa porque lo delatan.
El 26 de diciembre de 2002, Simón deja de tomar las llamadas de sus superiores y apaga su radio. El episodio es oscuro. No se sabe con certeza si hay una intervención "disuasiva" de la policía ministerial o simplemente una llamada del gobernador. El caso es que Simón y los integrantes de la UEA son "acuartelados". El gobernador negocia: renuncia con reivindicación pública y protección mientras halla acomodo fuera del estado. Aunque todo esto ocurre en diciembre de 2002, no es sino hasta el 11 de febrero pasado que se hace oficial la renuncia, con el socorrido argumento de los "motivos personales". La salida no es tersa. Simón solicita un amparo pues presume que hay una orden de aprehensión en su contra. En los diarios locales se especula sobre el "guardadito" que le tienen: un año atrás, detuvo a dos presuntos secuestradores en Nayarit y sólo entregó uno. Pero entonces era un héroe. Le niegan el amparo. El gobernador dice que no hay nada contra él. A Iván Alejandro Ortega Colmenares (1953), Venezuela le asigna la cédula de identidad 4082407. A solicitud de Masiosare, fuentes venezolanas vinculadas a los derechos humanos indagan su pasado: "estuvo detenido por la Guardia Nacional en 1984 en San Juan de Los Morros, Guárico (un estado llanero del centro del país) por averiguaciones en un decomiso de drogas". Dato curioso, porque según la información muchas veces difundida por el gobierno de Sinaloa, justo en ese año Ortega era miembro de la Guardia Nacional de Venezuela.Detención en Guárico Las fuentes no hallaron rastro de Ortega en ninguna de las bases de datos policiacas. "Pudo haber un hecho turbio y por eso habrían borrado su participación", dice Ana María San Juan, directora del Centro de Estudios para la Paz de la Universidad Central de Venezuela. Acusado de ser el mochadedos, de formar parte de la banda que secuestró al padre de los músicos llamados "Los Temerarios", el médico Eugenio Soto Miranda es detenido en enero de 2001 en Guasave. Según sus familiares, es incomunicado y torturado.La inexistencia del La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa (CEDH) emite una recomendación contra la Procuraduría General de Justicia. La dependencia la rechaza con un argumento: Simón no existe. La CEDH, encabezada entonces por Jaime Cinco Soto, juzga: "(Esa respuesta) revela la determinación de mentir cuando existe la decisión de no aceptar un planteamiento de la CEDH". Curioso. Porque cada vez que alguna banda de secuestradores es aprehendida, Simón los presenta en público, da conferencias y entrevistas a granel e incluso el gobierno manda hacer anuncios espectaculares con su imagen. En público, la eficacia de la UEA se atribuye al talento de Simón. Aunque ahora sólo se le considere "parte de la imagen que necesitábamos para generar confianza y fomentar la denuncia ciudadana", según Luis Pérez, director de Gobierno estatal. El gobernador Millán y este funcionario son los mandos directos de la UEA, aunque el grupo pertenece formalmente a la Procuraduría de Justicia. ¿Pagar? "A mí me vale madre, lo que quería es que no me pasara nada". Habla, en su negocio mazatleco, uno de los empresarios secuestrados durante la época de Simón. Su familia decidió pagar.Hasta pasó a saludarme A diferencia de otros secuestrados, este empresario no quiso ir a ver a sus victimarios cuando fueron aprehendidos. "Quise borrar eso de mi vida". Pero no olvida a Simón. "Sirvió de bastante apoyo a mi familia y hasta pasó a saludarme después". La explicable gratitud de las familias agraviadas es usada por el gobierno estatal. Cada vez que asoma una crítica, se publican en la prensa desplegados llenos de indignación, que firman distintas personas aunque evidentemente están redactados siempre por la misma mano. En este tema, el gobierno estatal "tiene la piel muy sensible", dice Oscar Loza, presidente de la CEDH. Loza critica, en automático, a los elementos de la UEA por actuar encapuchados. "En caso de abusos, ¿a quién se denuncia?" Pero, sobre todo, Loza reconoce que la UEA "ha sido eficiente". De edecanes a héroes ![]() En 1999 suceden 37 secuestros en Sinaloa. El año siguiente son 30, y 25 en 2001. Ese año, cerca de la mitad de las familias negocia por su cuenta. En los casos restantes la UEA entra al quite. Rescates sin muertos y sin heridos. Los 12 casos de 2002 se resuelven "satisfactoriamente". Pese a todo, para este último año, cifras de la Coparmex ubican a Sinaloa en el sexto lugar nacional en secuestros. Hasta hace unas semanas, este año iban nueve. Porque desde hace cuatro meses no hay una sola denuncia. Por eso los integrantes de la UEA se dedican a reparaciones y a seguir la pista de secuestradores prófugos (han capturado a más de 200). ¿Simón? Hablan los jefes: "De todo sabía más, decía: sé más que todos, que el MP, que los de inteligencia; se colgaba todas las medallas", dice el comandante Diego, su reemplazo. Nadie lo extraña, juran. "La forma en que fue planeada la UEA es lo que realmente funciona", dicen en un escenario lleno de rifles con mira telescópica, SDS chinos, AR 15, AK-47... Con todo y el sofisticado armamento, la UEA tiene como orgullo que, salvo un tiro que se le chispó a alguien, todas sus acciones han sido sin balazos. Todo, logrado por un equipo cuyos integrantes promedian sexto semestre de licenciatura. Y que ganan entre 18 y 46 mil pesos. A Francisco Minjarez, maestro de Simón, le metieron 30 tiros en una calle de Chihuahua. Se le recuerda por los rescates de empresarios y su papel en la negociación del secuestro del hijo de Vicente Fernández. Pero no puede decirse lo mismo de otros casos que también, como zar antisecuestros, le correspondieron durante un sexenio y medio: los levantados y las muchachas desaparecidas de Ciudad Juárez.La suerte del maestro En Sinaloa, la drástica reducción del secuestro, delito que afectaba sobre todo a los más ricos, contrasta con la disminución "muy leve", la llama el ombusdman Oscar Loza de los homicidios dolosos (de 600 a "500 y tantos" al año). "Habría que esperar del gobierno estatal el mismo interés que puso en el combate al secuestro". La historia de Simón lleva al criminólogo Fernando Tenorio Tagle a explicar cómo hace mucho dejó de ser cierto que crisis económica es igual a más crimen. La lógica del mercado se ha impuesto también en estos terrenos. Simple y llanamente el crimen es un negocio y su desarrollo es absolutamente racional. ¿A quién conviene que se difunda una imagen de inseguridad? Pues a las empresas que venden "seguridad", dice Tenorio, director científico del proyecto internacional "Ciudades seguras". Existe el riesgo, admite el experto, de que los "superpolicías" terminen por convertirse en otro mal. "Hay experiencias que hacen pensar en que entre más profesionalicemos a la policía más se incrementará la criminalidad". La historia está llena de Sérpicos que terminaron pareciéndose a Francisco Sahagún Baca. uuu ¿Y dónde quedó Simón?
Aquí se dice que anda en Cancún. David Sosa, corresponsal
de La Jornada en esa ciudad turística preguntó incluso
al gobernador Joaquín Hendricks. Es seguro que lo conocen, porque
una de las muchas peticiones para que Ortega diera un curso fue de la Procuraduría
quintanarroense. Pero ahora nadie parece saber su paradero. Se sabe, eso
sí, que antes de dejar la UEA, el comandante Simón
ya había creado otra empresa de prevención y manejo de secuestros.
Por ahí andará. Así sea en silencio, el miedo es buen
negocio.
|