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México D.F. Domingo 26 de octubre de 2003
REFORMA ELECTRICA: NO AVALAR LO ILEGAL
Ayer,
la Comisión Política Permanente (CCP) del Partido Revolu-
cionario Institucional (PRI) aprobó por unanimidad un documento
que, afirma ese organismo, servirá de base para que sus legisladores
en las Cámaras de Diputados y Senadores participen en una eventual
reforma del marco normativo del sector eléctrico nacional.
En ese documento, el tricolor refrenda su rechazo
a la privatización de la Comisión Federal de Electricidad
(CFE) y de Luz y Fuerza del Centro (LFC), tanto por la vía de la
venta de sus activos como mediante la apertura de "mercados libres" en
los que particulares pudiesen imponer condiciones contrarias al interés
de la nación. El PRI se pronunció por mantener la rectoría
del Estado en materia energética, por preservar el control público
sobre la transmisión y distribución eléctrica, así
como por modificar los estatutos de la CFE y de LFC para permitirles fortalecerse
y lograr mayores márgenes de crecimiento y reinversión de
sus utilidades. Además, sostiene que debe preservarse la capacidad
de las autoridades para fijar las tarifas eléctricas y, en general,
que toda reforma debe orientarse a garantizar un servicio suficiente y
de calidad y a potenciar el desarrollo económico del país.
A primera vista, tales premisas se inscribirían
plenamente en el marco constitucional y en la indispensable defensa del
patrimonio nacional frente a la depredación extranjera. Sin embargo,
el documento priísta también incluye "criterios técnicos"
que implicarían la legitimación de las ilegales formas de
inversión privada en el sector eléctrico que han acontecido
durante las administraciones de Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Tales inversiones,
según reportes del Banco Mundial, pasaron de apenas un millón
de dólares entre 1990 y 1995 a 4 mil 575 millones entre 1996 y 2001.
Y a esta suma hay que agregar 24 mil 680 millones de dólares canalizados,
vía deuda con empresas privadas, bajo la engañosa fórmula
de los proyectos de inversión de impacto diferido en el registro
del gasto (Pidiregas).
Al pretender que las eventuales reformas en materia eléctrica
den "certidumbre jurídica" a los inversionistas privados -participación
rechazada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que podría
ser perseguida por ilegal-, importantes grupos priístas, en una
posición que es similar a la impulsada por el gobierno federal y
el Partido Acción Nacional, se proponen dar validez jurídica
a lo que, hasta la fecha, han sido acciones de facto. Con ello legitimarían
la violación reiterada de la legalidad implícita en la actual
participación privada en el sector eléctrico. Así,
no sólo se abrirían efectivamente a particulares los mercados
de la electricidad, sino también se estaría validando la
sistemática vulneración de la Constitución y de las
leyes en la materia que han tenido lugar en el presente y el anterior sexenios.
Quizá los priístas no estén dispuestos a modificar
la Carta Magna, pero tal parece que sí lo están para avalar
su violación. En este sentido, las garantías contra la privatización
y en favor de una industria eléctrica de México y para México
que ayer enunció la CCP del PRI quedan reducidas a meras formulaciones
retóricas, apabulladas por el flagrante aval que se daría
a las presentes prácticas ilegales bajo el eufemismo de las "certidumbres
jurídicas".
Ciertamente, México requiere un sector energético
fuerte y dinámico, capaz de suscitar y catalizar el desarrollo del
país, pero tal operación no debe ser llevada a cabo mediante
la legitimación de prácticas ilegales ni por la vía
de la entrega del patrimonio de todos los mexicanos a particulares, sean
éstos nacionales o extranjeros. Por ende, los "criterios" emitidos
ayer por el PRI y las propuestas similares formuladas y exaltadas por el
gobierno federal y el PAN resultan antinacionales y perniciosas. Tales
reformas no deben llevarse a cabo, y la sociedad en su conjunto debe mantenerse
alerta -en estricto respeto a la legalidad constitucional y al espíritu
de la democracia y de la soberanía del pueblo- para denunciarlas
y rechazarlas.
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