México D.F. Domingo 26 de octubre de 2003
La declaración de la conferencia pone al terrorismo en el centro de la atención continental
Armas ligeras, problema excluido de reunión sobre seguridad hemisférica
Superan el millón de unidades; proceden de Estados Unidos y carecen de registro
La violencia que generan consume más de 14% del PIB regional, señala ONG
JOSE GALAN
A pesar de que en Latinoamérica existe más de un millón de armas ligeras sin registrar, y que el tráfico ilegal desde Estados Unidos continúa hacia el sur de su frontera, el proyecto de declaración sobre seguridad en las Américas de la Comisión de Seguridad Hemisférica de la Organización de Estados Americanos (OEA), que será aprobada el próximo martes en México, no contempla ninguna medida para frenar la circulación de ese tipo de armamento, de acuerdo con el texto de la declaración, en poder de este diario, a pesar de que la violencia generada por ese tipo de armas consume más de 14 por ciento del producto interno bruto (PIB) regional.
De acuerdo con la red de más de 50 organismos civiles, llamada International Action on Small Arms (IANSA), con sede en Londres, Inglaterra -que proporcionó las cifras respecto del PIB-, así como Oxfam y Amnistía Internacional, el tráfico global de armas carece "peligrosamente" de reglamentación, y permite la posesión de armas de fuego a gobiernos represivos, violadores de derechos humanos y criminales, por lo que, conjuntamente, lanzaron una campaña en 50 países, incluyendo los de las Américas, para reducir la proliferación de armamento.
Círculo vicioso
Advirtieron que la "guerra contra el terror", que desató Estados Unidos a partir del 11 de septiembre, ha disparado la proliferación de armamento ligero, en lugar de enfocar políticamente el control armamentista. "Cada año cientos de personas mueren asesinadas, torturadas, violadas y desplazadas mediante el mal uso de las armas", advirtieron. "Con la guerra contra el terror a cargo de la agenda internacional, debería haber un renovado interés en el control de las armas. Pero sucede lo contrario. El círculo vicioso de las transferencias de armamento, conflictos y abusos puede y debe ser detenido."
Pero en la declaración sobre la seguridad en las Américas no hay mención al tráfico de armas ligeras. Eso sí, insiste en la necesidad de considerar el terrorismo "como grave amenaza a la seguridad", y anuncia que se fomentará en los países del hemisferio "la capacidad para prevenir, sancionar y eliminar" esa actividad, según la propuesta de Estados Unidos.
En el párrafo 23 de la declaración, los países de comprometen a fortalecer el Comité Interamericano contra el Terrorismo y la cooperación bilateral, subregional y hemisférica, mediante el intercambio de información "y la más amplia asistencia jurídica mutua para prevenir y reprimir la financiación" de esa actividad.
Las verdaderas armas de destrucción masiva
Los países firmantes se comprometieron a prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva "y sus medios vectores" mediante un apoyo decidido al Organismo Internacional de Energía Atómica, estableciendo además normas nacionales y controles a la exportación de materiales, tecnología y conocimientos especializados que puedan contribuir a la elaboración, producción o utilización de las armas de destrucción masiva. "Declaramos nuestro objetivo de hacer de las Américas una región libre de armas biológicas y químicas", agregan en el párrafo 13.
Pero los organismos civiles internacionales sostienen que los gobiernos, "preocupados por las armas químicas, biológicas o nucleares en su lucha contra el 'terrorismo', han ignorado básicamente la existencia de las verdaderas armas de destrucción masiva: las armas pequeñas", que continúan proliferando en el mundo, y en la región hemisférica, "al costo de cientos de vidas".
Como ejemplo, cabe destacar que Estados Unidos no suscribió el párrafo 20 de la declaración -en el que 33 países reafirmaron su apoyo para establecer al hemisferio como una zona libre de minas terrrestres antipersonales-, "por su contenido, y porque está revisando su política respecto a minas terrestres", revela la declaración. Ni tampoco se adhirió al párrafo 41, en el que los países reconocen que el cambio climático global puede constituir una amenaza, una preocupación o desafío para la seguridad de los estados del hemisferio. "Nos comprometemos a trabajar coordinadamente en aras de mitigar los efectos adversos que el cambio climático global pueda sostener sobre nuestros Estados, y a desarrollar mecanismos de cooperación en concordancia con los esfuerzos internacionales en la materia", dice este apartado.
Pero la Casa Blanca no "se unió al consenso", porque argumentó que presenta una "imagen errónea" de la naturaleza de los desafíos a largo plazo que plantea el cambio climático global, "que no es de origen hemisférico ni se presta a soluciones a corto plazo".
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