México D.F. Domingo 26 de octubre de 2003
LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
José Agustín Ortiz Pinchetti
ƑQuién elige a los consejeros del IFE?
MUCHOS AMIGOS INGENUOS me han preguntado por quién voy a votar para consejeros ciudadanos. Como saben que soy diputado y han leído por ahí el artículo 41 de la Constitución, que prescribe "el consejero presidente y los consejeros electorales del IFE serán electos por las dos terceras partes de los diputados", piensan que estamos hirviendo en negociaciones. šSe equivocan! Los verdaderos electores no son los diputados sino los partidos. Más bien, un grupo hegemónico dentro de cada partido.
Y ESTO ES perfectamente lógico y políticamente correcto. Los diputados no vamos a representar a los contendientes. Los consejeros del IFE son los árbitros de la feroz lucha electoral que se avecina en 2006. Los contendientes son los partidos que seleccionan a los competidores. Los diputados no tienen esa representación, la ley les dio ese carácter en una ficción para crear un canal constitucional a sabiendas de que el asunto se resolvería con "disciplina partidaria". Cuando terminen de negociar los dirigentes, nos ajustaremos a la línea (alguno o alguna pueden saltarse las trancas).
EL PROCEDIMIENTO ME parece inevitable. Sin embargo, creo que habría sido de buen gusto crear una comisión para conocer y oír lo que piensan acerca de su función algunos de los precandidatos seleccionados con anterioridad por los partidos. Algunos que hemos tenido experiencia, tanto en el consejo del IFE como en la elaboración de los proyectos de las leyes electorales, fuimos totalmente marginados. Por ejemplo: Ƒse convocó a participar a Emilio Chuayffet, coautor del Cofipe, quien fue presidente del IFE?
A TORO PASADO podría hacer uno ciertas críticas. Quizás no sea buen método adjudicar a los partidos consejeros como si fueran fichas. Habría que inventar algún proceso para elegir a personas con ejecutoria importante en el proceso de democratización, con experiencia en el tema electoral e inobjetable para todos los partidos. En este asunto no cabe el mayoriteo. Sin el voto favorable de cuando menos las principales organizaciones la elección impuesta sería una aberración. No puede darse una pelea con árbitros objetados.
EN FIN, es seguro que la próxima semana, y al cuarto para las doce, como lo manda la tradición mexicana milenaria, se elija por acuerdo cuasiunánime al ampáyer principal y a los de las esquinas (presidente y a sus consejeros) quienes serán los jueces de un duelo político cardiaco. Y no entre dos, sino entre tres o cuatro campeones pesados. La próxima justa electoral dará forma final a la transición mexicana.
HAY OTRA ASIGNATURA electoral semiolvidada: las reformas necesarias para que el proceso mejore y se modernice. Hay que atender las 21 propuestas de los consejeros electorales del IFE, encabezados por su presidente, José Woldenberg (me uno a las múltiples felicitaciones que se han hecho a éstos, los consejeros electorales fundadores) y a las del diputado Manuel Camacho (PRD), las más completas y puntuales que conozco.
ESTE ESPACIO PERIODISTICO es del tamaño de una cáscara de nuez y no puedo comentar las propuestas. Pero creo que una nueva reforma debería alcanzar al menos siete objetivos:
1. REDUCIR EL costo y la duración de las campañas, 2. dejar al IFE la compra de propaganda en radio y televisión y evitar la inequidad que la libre contratación conlleva, 3. ajustar las reglas para el registro y la liquidación de nuevos y/o pequeños partidos, 4. acabar con la vaca sagrada del secreto bancario para transparentar las finanzas de los partidos, 5. abrir la posibilidad de las candidaturas comunes y superar los límites de las coaliciones, 6. autorizar el voto de los mexicanos en el extranjero y establecer reglas que lo hagan operativo y 7. regular los procesos de precampaña y los dineros invertidos en ellos.
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