México D.F. Domingo 26 de octubre de 2003
Las luchas contra modelos trasnacionales no
son subversivas, expresan
Cuando una revolución es derrotada la historia
retrocede, dice político haitiano
Casi 200 participantes compararon experiencias en el
foro En defensa de la humanidad
BLANCHE PETRICH
Las nuevas tendencias en los movimientos que proponen
una ruptura con los modelos que se imponen desde Estados Unidos y desde
el capital trasnacional no son ni subversivos ni ultrarradicales. El caso
de los piqueteros argentinos, expuesto durante el foro En defensa
de la humanidad por el dirigente sindical de ese país Luis Deliá,
lo ilustra: ellos, que hace ya casi dos años derrocaron a un presidente
a punta de movilizaciones, han optado, a 120 días de gobierno de
Néstor Kirchner, por respaldarlo y "fortalecer su concepción"
de formar un frente cuatripartito con otros mandatarios latinoamericanos:
Hugo Chávez, de Venezuela; Lula da Silva, de Brasil, y Fidel Castro,
de Cuba.
En Bolivia, donde las movilizaciones de obreros, mineros,
indígenas y campesinos también lanzaron a un presidente,
el privatizador Gonzalo Sánchez de Lozada, la propuesta del Movimiento
al Socialismo (MAS) se da igualmente dentro de los parámetros institucionales:
buscar en el marco de la próxima cumbre iberoamericana -que tendrá
lugar en el sur del país, en Santa Cruz- una corriente alternativa
y convergente de movimientos sociales y gobiernos -otra vez el cuarteto
Argentina-Venezuela-Brasil-Cuba-, las líneas y alianzas para fortalecer
las corrientes populares antineoliberales. Esto lo explicó el dirigente
del MAS, Osvaldo Peredo.
Incluso
en Haití, expuso Gerard Pierre-Charles, líder de la organización
política Lavalás, las fuerzas sociales y populares movilizadas
en reclamo de la salida de Jean Bertrand Aristide de la presidencia que
sostiene de manera ilegítima luchan tomando en cuenta la interlocución
con las organizaciones de Estados Americanos y de Naciones Unidas.
Desmenuzar éstas y otras experiencias de lucha
en América Latina ocupó durante dos días los trabajos
del encuentro de intelectuales, convocado por Pablo González Casanova,
Víctor Flores Olea, Gilberto López y Rivas, Adolfo Sánchez
Vázquez, Héctor Díaz Polanco y Sergio Rodríguez
Lazcano, entre otros.
Cerca de 200 participantes compararon experiencias de
lucha y resistencia, repasaron los desastrosos diagnósticos del
mundo actual (¡32 guerras activas en el planeta!) y denunciaron problemas
urgentes -como la continua matanza de palestinos y el levantamiento de
un muro segregador en los territorios de Palestina, la explotación
de los migrantes pobres de todo el mundo y las formas de intolerancia y
exclusión- durante dos días y largas horas de trabajo en
el Polyforum Cultural Siqueiros.
Entre los temas y novedades en el horizonte -Bolivia,
de manera destacada-, la solidaridad con Cuba alcanzó niveles de
consenso importantes.
El haitiano Pierre-Charles y el poeta nicaragüense
Ernesto Cardenal centraron sus intervenciones al respecto.
Pierre-Charles tomó dos parámetros, Haití
-su país- y Cuba: el salto revolucionario que logró hace
dos siglos la primera nación negra del continente americano al alcanzar
su independencia del poder colonial francés tras 20 años
de lucha antiesclavista y revolucionaria, y el salto que la revolución
de Cuba significa para la actual generación, con avances en educación,
salud y cultura que "en muchos lugares del mundo son sueños a lograr".
Después de la emancipación, el Haití
de 1804 fue castigado con la contrarrevolución y el neocolonialismo
que en los dos siglos recientes permitió la sucesión de dictadores
en el país, siendo el último el actual mandatario, Jean Bertrand
Aristide. Este, al llegar al poder -recordó Pierre-Charles aquellos
primeros días de la revolución lavalás, en los años
80- "parecía un cordero y resultó ser un tirano como todos
los demás, un lacayo del imperialismo".
Recordó que cuando triunfó la revolución
cubana -hace cuatro décadas- "sentí que era la prolongación
de la revolución haitiana del siglo xvii que se había recuperado
en la región del Caribe". Y en ese viaje al pasado para entender
el presente, advirtió: "Primera lección: la contrarrevolución
nunca se desarma, y cuando un proceso revolucionario es derrotado en el
mundo la historia retrocede. Es preciso entender que hace falta defender
las revoluciones ya logradas y colocar nuestras reflexiones para una estrategia
para hacer frente al imperialismo en un marco de la mayor eficacia".
El poeta de Solentiname, Cardenal, habló, dijo,
como simple lector de periódicos. Recordó que hace pocos
días leyó "en un recuadro pequeñito" que en Guatemala
habían condenado a muerte a seis personas. Que el año pasado
en el mundo fueron mil 560 condenas a muerte en el mundo, 165 solamente
en Texas, estado natal del presidente George Bush. Y se preguntó
entonces por qué tantos intelectuales habían protestado por
tres condenas a muerte en Cuba y no por las mil 560 ejecuciones en los
demás países del globo. "¿Será -preguntó-
que los intelectuales que fueron utilizados por la campaña anticubana
no se han dado cuenta?"
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