La calle fue su origen, esto no es nuevo, dice el teórico

En dos siglos, lo espectacular se ha vuelto preponderante para el teatro: Savarese

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Zacatecas, 24 de octubre. En el sexto día del segundo Festival Internacional de Teatro de Calle, la reflexión teórica de alto nivel se hizo presente, el pasado jueves, en la conferencia magistral dictada por el teórico italiano Nicola Savarese, catedrático de la Universidad de Roma y autor de libros considerados básicos y de texto en la materia, como Anatomía del teatro, El teatro más allá del mar y El teatro euroasiano. Con erudición, auxiliándose de diapositivas, demostró que la idea de teatro que predomina hoy tiene dos siglos, en tanto que espectáculo.

Su ponencia se tituló El teatro a la luz del sol (primera parte); es decir, el teatro de calle, que hoy al lego le parece nuevo, pero que fue el origen del teatro de todos los tiempos en todas las culturas. "Hoy, el teatro se ve como una casa, como el edificio, para un espectáculo. Se aumenta el aspecto espectacular y se hacen las escenas más bonitas". Esto es, se hace necesario un escenógrafo, un iluminador, etcétera, aparte de los actores. Y el actor se convirtió en un elemento más del teatro, como puede ser la escenografía.

Los libros de Savarese están traducidos a una decena de idiomas. Para él, la calle fue durante siglos el único espacio disponible para los espectáculos. El teatro de calle no sólo fue un género o un estilo, sino una forma creada por los actores para establecer un contacto directo e inmediato con el público

"Hoy el teatro es un divino anacronismo", dijo citando a Orson Welles. "El teatro está hecho con el ser humano desde el aspecto vivo. La condición para que el teatro exista es el ser humano, el actor. Esta idea del teatro como actor es reciente; desde hace dos siglos se tiene la idea de que el teatro es un edificio, una casa, una fábrica de espectáculos donde hay que trabajar mucho para presentar algo en su forma comercial.

"Este es el problema del teatro en los dos siglos recientes: aumentar los aspectos comercial y espectacular, lo cual implica hacer las escenas más bonitas, que a su vez requieren de más actores y más trajes, más músicos, de todo lo que pueda atraer al público para que éste pague un boleto. Lentamente, esta dimensión espectacular se ha vuelto preponderante, de modo tal que aplastó al actor."

Hizo ver que actualmente el actor de teatro también se dedica al cine y a la televisión. "Permanece la palabra actor, pero las técnicas son absolutamente diferentes, y el cine y la tv pagan mucho más, hoy, a los actores; éstos hacen cada vez más cine y tv, pero menos teatro, pero cuando trabajan en éste se llevan todos los defectos de los otros medios.

"Marlon Brando decía a una muchacha actriz: cuando el hombre de la máquina (cacleta) dice šchac! y dice acción, tú no te muevas, porque la máquina hace todo. Marlon Brando en sus películas siempre está inmóvil. Un actor que no se mueve en el teatro es impensable, y lo mismo si se trata de un actor que se mueve sin control. Estos últimos se ponen nerviosos, se ponen las manos en las bolsas del pantalón, o fuman.

"En el cine y la televisión la máquina filmadora cambia la representación, pero en el teatro el público no puede ver a un actor que no sabe qué hacer. El teatro, por estos motivos, cambió, y el cine y la televisión absorbieron a los actores. Con esto perdió el teatro. Un problema de éste es que cuando se mueren los actores se pierden las técnicas, para siempre."

La historia salva al teatro, dijo, y los actores pueden y deben estudiar cómo era el teatro hace siglos, en Grecia, cómo eran los foros, que eran al aire libre, "porque no había electricidad". Este es el teatro a la luz del sol, el teatro de la calle. "Hace 30 años unos grupos comenzaron a hacer teatro de la calle pensando que eran los primeros, que ellos lo habían inventado; no obstante, tuvieron éxito".

Con imágenes de culturas de Egipto, China, Roma, México, Grecia, Italia, España, Alemania, ilustró las constantes del teatro, a lo que llamó la teatralidad entendida como espectacularidad. Un aplauso colectivo coronó su exposición, aparentemente sencilla, pero profunda en el conocimiento del teatro del mundo. Luego se fue a ver las escenificaciones en las calles de Zacatecas.

(Ana) Fornikova

De Mérida se presentó el grupo Cirkóticos, en la Plaza 450, frente al Museo Felguérez, con la obra Camarada Fornikova, lograda puesta en la que Tatiana Salcedo, Jorge Zagarzaz, Diego Martínez y César Quesadas se visten dizque de cirqueros rusos, hablan esparruso, en una puesta de humor que desternilla a la gente, que interactúa. La cosa funcionó porque el público no dijo que no cuando fueron requeridos para formar parte de un acto.

Acrobacia, equilibrio y malabares en medio de pruebas ridículas. Pero no se crea que es a la manera de Beto El Boticario. Estos jóvenes sí saben malabarismo. En un momento hay 12 pinos volando por los aires, en perfecta sincronía. Utilizan elementos del circo de todos los tiempos, como citó el maestro Savarese, como zancos, pelotas y bastones.

De risa en risa

El hiperactivo Otelo Aziz Gual presentó, en la Plaza Goitia, De risa en risa, un solitario de clown que requirió la participación de la concurrencia y uno que otro espontáneo, aprovechado por Aziz. Tal fue el caso de un vendedor de pepitas, que sin empacho gritaba su producto en la gradería-escalinata. Aziz apuesta por el trabajo de clown, un ser que debe bastarse a sí mismo para lograr los objetivos de llamar la atención del público, en medio de una propuesta estética.

Aziz entreteje actos de destreza circense con elementos considerados excéntricos, como el monociclo, balancismo, malabarismo e instrumentos musicales.

Cáusticos

Luego de un concierto de la Banda de Música de Zacatecas, pasadas las nueve de la noche del jueves, se presentó la compañía Máscaras entre Sombras, de la ciudad de México, quienes presentaron Fiestas bravas, en la misma Plaza Goitia; su puesta es un espectáculo cómico satírico que ahonda en las sutiles contradicciones que suscitan las pasiones humanas entre el amor y la crueldad, la vida y la muerte, lo oscuro y lo luminoso.

Aparecen, con grandes máscaras y algunos con zancos, el peladito borracho y el torero cobarde, el toro sacatón capaz de hincarse pidiendo clemencia, la catrina sabia que citará textos de Sor Juana, una Juana de Asbaje que desde el balcón de una cantina real hace valer los derechos de las mujeres, el novio echado de cabeza el día de su boda, pues se descubre que es infiel, y la esposa que quiere rebelarse.

Un Papa del Vaticano rollero que no podrá con el choro sorjuanesco, un diablo enano que seduce a la catrina muerte, fornicándosela y lastimándole el coxis. No queda títere con cabeza y por momentos el público queda callado al ver el ridículo que hace el Papa en la obra, dirigida por Leonardo Salas.

Ya eran cerca de las 11 de la noche y, acabada Fiestas bravas, muchos se fueron detrás de un tamborazo. Es jueves y salieron los jóvenes zacatecanos a gozar de la noche en alguna disco, peña o esquina de la colonial ciudad. Otros nos fuimos a dormir.