México D.F. Sábado 25 de octubre de 2003
Amnistía Internacional señala
en un reporte que existe negligencia de autoridades
Documentan cadena de anomalías en la indagación
de desapariciones en Juárez
Asociación de familiares de víctimas tienen
datos sobre casi 200 casos; puede haber 750
JENARO VILLAMIL ENVIADO
Ciudad Juarez. En 1997, Salvador Méndez
Barraza desapareció en esta ciudad fronteriza, en un sitio conocido
como El Tejabán, lugar con mesas de billar. La policía atrapó
a su presunto captor con una celeridad inusual. Como la desaparición
no es un delito en Chihuahua, fue condenado por homicidio imprudencial,
aun cuando nunca se encontró el cuerpo del primero. Hace un año
y ocho meses que el supuesto homicida está fuera de la cárcel
y los familiares de la víctima temen represalias.
Otro ejemplo paradigmático: Eleazar Magaña
desapareció el 7 de abril de 1999. Tenía 29 años.
Era soltero, vivía con su madre y laboraba en una empresa maquiladora.
La última vez que se supo de él fue cuando iba a acudir a
un día de campo con sus compañeros de trabajo. La compañía
investigó, pero las autoridades se quedaron impávidas. Finalmente,
avisaron a sus familiares que Eleazar "era gay" y se "escapó" sin
dar aviso a su propia madre. Desde entonces no se sabe nada de él.
Como
esos ejemplos, 198 expedientes documentados por la Asociación de
Familiares de Personas Desaparecidas de Ciudad Juárez, dirigida
por Jaime Abella, exponen una cadena de irregularidades, de investigaciones
mal realizadas o de negligencia policiaca en el caso de los desaparecidos.
A decir de la vicepresidenta de la agrupación, Lauren Magaña,
el número real puede rebasar los 750.
La falta de atención al problema de los desaparecidos
está estrechamente relacionada con los casos de feminicidio
en Juárez. En la asociación hay seis expedientes de mujeres
reportadas como "desaparecidas": Hedi Slaquet, a quien se le vio por última
vez en 1995 y cuyo caso ha documentado personalmente su amiga la periodista
Isabel Arvide; Abigaíl, Amanda, Jenny Cummings, Deisy Salcido y
Eli Salcido Rueda. Estas dos últimas fueron halladas sin vida y
enterradas en una casa. Fue Carmen Rueda, madre de Eli, quien tuvo que
realizar toda la investigación hasta dar con el paradero de su hija.
Las autoridades no movieron un dedo, denuncian distintas fuentes.
Como ellas, se desconoce el paradero de muchas jóvenes
y hombres, incluidos comandantes de las policías Municipal y Judicial
Federal. Lo más paradójico es que varios han sido involucrados
en desapariciones. Sus muertes o que no vuelva a saberse nada de ellos
hace sospechar que intentan "desaparecer" a posibles testigos claves.
Son los casos, por ejemplo, de los policías Hugo
Tulio Ortiz y Eduardo Mancera, quienes, de acuerdo con datos de distintas
organizaciones, fueron vinculados a casos de siete desapariciones, como
los Cotoleg o los Castaño.
Omisiones oficiales
En su reporte más reciente, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) indica que entre 1993 y 2002
se reportó la desaparición de 257 personas, según
los datos de las autoridades estatales proporcionados a la relatora especial
Marta Altolaguirre.
En marzo de 2003, las autoridades proporcionaron a delegados
de Amnistía Internacional una lista de 69 casos que se reconocen
como "desapariciones vigentes", las cuales, formalmente, siguen siendo
investigadas.
Sin embargo, Amnistía apunta en su reciente reporte
México, 10 años de desapariciones y asesinatos de mujeres
en Ciudad Juárez y Chihuahua que las organizaciones no gubernamentales
reportan que "más de 400 mujeres siguen desaparecidas".
Agrega: "La diferencia entre estos números parece
reflejar la falta de rigor en los procedimientos para dejar constancia
de la localización de la persona, creando una gran incertidumbre
acerca de los números reales de desaparecidas".
La organización subraya que tiene datos sobre un
número aproximado de 75 mujeres asesinadas no identificadas, cuyas
osamentas o cadáveres fueron hallados en el curso de los últimos
10 años, "sobre los que no se conoce hasta hoy el esfuerzo oficial
de identificación". Esta cifra, agrega Amnistía, "corresponde
a 18 por ciento del total de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez
en 10 años".
Amnistía señala que la desaparición
de una persona genera una serie de retos para las autoridades; éstas,
en los primeros años, sólo actuaban sobre una denuncia cuando
habían transcurrido varios días, argumentando, por ejemplo,
que las jóvenes se habrían ido con el novio sin informar
a su familia.
"Esta demora en iniciar las investigaciones y las diligencias
forma parte de la negligencia del Estado, que rehúsa asumir las
implicaciones de un patrón de secuestro y asesinato de mujeres jóvenes
desaparecidas y se niega a investigar sobre la presunción de que
las mismas podrían ser víctimas de secuestro o rapto", añade.
Este mismo diagnóstico lo comparte la Asociación
de Familiares de Personas Desaparecidas, pero, a diferencia de Amnistía,
agregan a sus listas los nombres de hombres que las autoridades consideran
narcos y han desaparecido en los últimos ocho años.
Para ellos, la cifra es mayor a los 750 casos.
Según Lauren Magaña, la negligencia de las
autoridades persiste, a pesar de que desde 1998 cuentan con un fiscal especial
para los casos de desaparecidos y las autoridades estatales han insistido
en que se investiga inmediatamente la desaparición.
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