México D.F. Sábado 25 de octubre de 2003
Realizarán en México la Conferencia
Especial de la OEA sobre Seguridad Hemisférica
Preocupa a ONG que se asigne al Ejército el
combate al narcotráfico
JOSE GALAN
La pobreza extrema no amenaza la seguridad de los países
del hemisferio; la amenaza son las causas que la han provocado, y la ineficacia
de los estados para prevenirla o remediarla, sostiene el borrador de declaración
de la Coalición de Organizaciones no Gubernamentales para la Conferencia
Especial Sobre Seguridad Hemisférica de la Organización de
Estados Americanos (OEA), que tendrá lugar aquí el lunes
y martes próximos.
La declaración agrega que las entidades militares
nacionales e internacionales, como la Junta Interamericana de Defensa,
deben subordinarse a las autoridades civiles legalmente constituidas, y
sólo ocuparse de cuestiones de defensa externa. "Es muy preocupante
que el papel de los militares se amplíe hacia áreas que no
requieren respuesta militar, como la lucha contra el 'terrorismo' o la
política antinarcóticos", agrega, en referencia a la declaración
"cerrada" que firmarán los países miembros de la OEA el próximo
martes.
Amnistía Internacional; la Comisión Mexicana
de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos y el Centro Miguel
Agustín Pro Juárez, de México; Rights and Democracy,
de Canadá; Washington Office on Latin America, de Estados Unidos;
la Comisión Colombiana de Juristas; el Centro de Asistencia Legal
Popular, de Panamá; la Asociación de Mujeres, Campesinos,
Indígenas y Negros y la Red Nacional de Mujeres, de Colombia, insisten
en que es necesario hacer distinciones claras entre los distintos desafíos
que enfrentan los países de la región hemisférica
"para asegurar que no todos los problemas se identifiquen como problemas
de seguridad".
La
declaración final de la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica
incluye un concepto multidimensional de seguridad que identifica entre
las "nuevas amenazas" la pobreza extrema, y las ONG de la coalición
sostienen que si bien la miseria constituye "una preocupación grave"
en la mayoría de las naciones del hemisferio, incluirla como "nueva
amenaza a la seguridad es extremadamente problemático. La pobreza
no es el problema, sino las causas que la han provocado y la ineficacia
de los estados para prevenirlas o remediarlas".
Los organismos civiles exhortan a la OEA a asegurar que
todas las actividades derivadas de la declaración sobre seguridad
hemisférica se ajusten estrictamente al derecho internacional de
los derechos humanos y a la defensa de los refugiados. Además, tomando
en cuenta la trágica historia de intervenciones militares en conflictos
internos en muchos países de la región, la llaman a dejar
expresamente limitada la respuesta castrense a las amenazas tradicionales
de la seguridad nacional relacionadas con la defensa externa.
Para las organizaciones se deben definir explícitamente
todas las "nuevas amenazas" e identificar los enfoques y mecanismos específicos
para atender cada una, con el propósito de evitar "una situación
donde todos los problemas potenciales que puedan inscribirse en la nueva
agenda sobre seguridad hemisférica se traten de la misma manera",
y que la seguridad de los estados y de los ciudadanos está basada
en el pleno goce de los derechos humanos. La defensa y la promoción
de los derechos humanos es un fin y un medio para la mayor seguridad hemisférica.
Consideran al Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como un excelente
ejemplo" del tipo de contribuciones que el Sistema Interamericano de Derechos
Humanos puede aportar a los esfuerzos de seguridad hemisférica.
"Si bien se trata específicamente del 'terrorismo', que concierne
sólo a uno de los muchos aspectos de la seguridad hemisférica,
identifica las normas y mecanismos relativos a los derechos humanos que
son vulnerables a él y a las actividades antiterroristas, asegurando
así que se empleen respuestas y mecanismos adecuados".
Sostiene además que la militarización de
la policía y la criminalización de la protesta social son
tendencias que se deben revertir. "Estas tendencias ya se manifestaron
en América. Primero, la criminalización de la protesta social,
identificada como amenaza interna para la seguridad, y la respuesta militar
que le acompaña, son particularmente problemáticas", añaden.
Consideran cada vez mayor el riesgo de que esto desemboque
en una mayor militarización de la policía, y la "defensa
del orden público", cualquiera que sea su definición, "vendría
a ser una cuestión militar". Además, la ley y el orden interno
y los problemas conexos son responsabilidad de la policía, "y los
oficiales militares no deben asumir bajo ninguna circunstancia estas responsabilidades".
En segundo lugar, la transferencia de las responsabilidades
de los ministerios del Interior, secretarías de Gobernación
o de Relaciones Exteriores a las dependencias a cargo de la defensa, en
particular en lo que se refiere a la ayuda extranjera y la asistencia y
educación militar, "es totalmente inaceptable. Una división
clara entre lo policial y lo militar y sus mandatos respectivos es esencia
en la delimitación de un enfoque multidimensional de la seguridad
hemisférica".
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