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México D.F. Sábado 25 de octubre de 2003
Señala que la defensa de la humanidad
pasa por la eliminación del imperialismo
"Crear el poder del pueblo", la gran tarea de hoy,
manifiesta Evo Morales
González Casanova llama a intelectuales a construir
una organización de "los muchos"
BLANCHE PETRICH
El orador de Bolivia, un país pobre que no suele
ser protagonista en ningún encuentro internacional, se levantó
ayer en el foro En defensa de la humanidad como la voz del momento. Y Evo
Morales, uno de los eternos relegados por ser indígena, líder
de campesinos pobres y, peor aún, de cultivadores de coca, fue el
que dio la cátedra a los intelectuales del hemisferio reunidos en
el Polyforum, bajo la representación pictórica de otra marcha
de la humanidad, la del coronelazo David Alfaro Siqueiros.
La gran tarea de hoy, expresó el dirigente del
Movimiento al Socialismo (MAS), "es crear el poder del pueblo". Y sobre
esto abundó: "Cuando hablamos de defensa de la humanidad, ésta
pasa por la eliminación del imperialismo".
Propuso además que se busquen las vías para
convocar a una gran cumbre, donde quepan precisamente los intereses y las
preocupaciones de quienes luchan en ese sentido, una reunión con
los presidentes de Cuba, Fidel Castro; de Venezuela, Hugo Chávez,
y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, así como con luchadores
sociales que acompañan a los campesinos, los obreros y los indígenas
en estas lides.
Hombres y mujeres de la llamada "sociedad del conocimiento"
-intelectuales, pues- se pusieron de pie y saludaron al aymara boliviano
con un largo aplauso y refrendaron, en el debate que siguió después
y continuará mañana, la urgencia de seguir tejiendo redes
de redes, construyendo vías imaginativas y desarrollando un pensamiento
crítico que permita, en otras latitudes, alcanzar lo que, por ahora,
lograron los campesinos y obreros en Bolivia: meter un gol en la portería
del imperio.
Pablo
González Casanova compartió la sesión inaugural con
un discurso en el que propuso que en las tareas prácticas de organizar
redes de redes y asociaciones de asociaciones, los intelectuales y los
científicos "por la vida, la democracia, la liberación y
el socialismo" se comprometan a construir "espacios de consenso para una
política alternativa y una organización de 'los muchos',
que cuente con los descubrimientos y conocimientos más recientes
de los intelectuales y dirigentes comprometidos con el quehacer científico
y humanístico, y con la vida".
Antes había citado a algunos de estos actores de
la coyuntura latinoamericana: "la imaginación creadora de los zapatistas
mexicanos, los cocaleros bolivianos, los piqueteros argentinos,
los 'sin tierra' brasileños". En suma, los movimientos sociales
que desde la pobreza y la exclusión han abierto nuevas vías
para las luchas de siempre.
Por su parte, John Cockfort, de Estados Unidos, parte
de un buen contingente de intelectuales de ese país, que desde las
entrañas también se identifican con estos combates, puso
por delante algunas "humildes sugerencias" para la agenda a seguir.
Entre otras, reconocer en primer término que hay
continuidad del imperialismo estadunidense en los recientes decenios a
pesar de los desacuerdos en puntos poco importantes entre los partidos
Demócrata y Republicano y la existencia de "imperialismos menores"
en Europa, Canadá y Japón, lo mismo que el papel "pro imperialista"
del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Además, propuso incluir en la lista de luchas sociales
del mundo las batallas que ocurren dentro de Estados Unidos, "en contra
de un nuevo macartismo y los valores del conformismo": los movimientos
antibélicos, pro derechos civiles y en defensa de los migrantes.
¡Ya basta!, de Chiapas a Bolivia
Antes de iniciar la apretada agenda que tuvo programada
en su breve escala en México, Evo Morales se declaró "nervioso"
por tener que enfrentarse primero a ilustres intelectuales y después
a diputados. Acudió como, afirmó, van los líderes
populares sin formación académica a este tipo de foros, "como
a una gran universidad para ilustrarnos, intercambiar experiencias y seguir
fortaleciendo a nuestras organizaciones". Pero lo que mostró en
el Polyforum, además del discurso sencillo y claro, fue el dominio
de la palabra y la escena, largamente entrenado en las luchas desde las
bases.
Expuso, primero, lo que los convocados en el foro anhelaban
oír de viva voz, lo que Morales llamó "la gran revuelta de
los vilipendiados", el momento en que "la razón del pueblo se ha
impuesto y ha empezado a derrocar al imperio". Definió la fecha
de la caída del ex mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada,
17 de octubre, como el "día de la identidad de los bolivianos".
E hizo la referencia necesaria: "Dijimos, como el subcomandante
Marcos, basta de políticas de hambre y miseria. Empieza una
nueva etapa de cómo construir, cómo acabar con el egoísmo,
el individualismo, y desde las comunidades indígenas, desde los
barrios, construir otras formas de convivencia desde la solidaridad, la
reciprocidad, la redistribución de las riquezas concentradas en
pocas manos".
En pocas palabras, trazó el camino necesario: de
la calle a la disputa por el poder con una nueva concepción: "Yo
entendí recién sobre la política, antes la odiaba,
le temía, pero me di cuenta de que la política es la ciencia
de servir al pueblo. Creo en el poder del pueblo. Primero fue la experiencia
de un departamento, una región. Ahora me he dado cuenta de que es
importante el poder de un pueblo, de toda una nación".
Y habló de su visión del mundo: "No estamos
tan solos. Después de semejante intervención sangrienta de
Bush en Irak crece el pensamiento antimperialista, crece esta forma de
organizarnos, de autoconvocarnos para enfrentar una agresión del
imperio contra nuestros pueblos."
Otra vez: "¿Qué hacer?"
En la sesión inaugural también habló
Raquel Gutiérrez, socióloga de la Universidad Nacional Autónoma
de México, ex presa política en Bolivia, quien identificó
dos eventos recientes, el "descarrilamiento" de la reunión de la
Organización Mundial de Comercio, en Cancún, y la victoria
popular en el país sudamericano, como dos momentos que "parecen
insinuar" la ruptura de un ciclo que alcanzó su máximo nivel
de luto y pena con la ocupación militar estadunidense de Afganistán
e Irak.
Cancún y Bolivia, añadió, "parecen
marcar un ritmo nuevo que a la vez intensifica las diversas luchas de resistencia"
en el continente: Argentina, Ecuador, México, Cuba.
A partir de ahí arrancó el debate. Adolfo
Sánchez Vázquez, maestro de muchos
de los académicos presentes, filósofo de
muchas generaciones, empezó proponiendo la revalorización,
en este milenio, de conceptos como socialismo e imperialismo.
Y es que, en el lenguaje y en el análisis, volvió
por sus fueros un término que en algunas cátedras fue jubilado
y en otras discretamente guardado en el cajón de lo pasado de moda:
el imperialismo. Al vino le llamaron vino: luchas antimperialistas. Nuevamente
muchas de las preguntas y las reflexiones giraron en torno a la vieja pregunta
de Lenin: "¿Qué hacer?"
Mientras algunos letrados prefirieron seguir leyendo la
realidad a través de los cristales de los viejos dogmas -por ejemplo,
expresando sobredosis injustificadas de optimismo en escenarios bastante
más complejos-, otros prefirieron refrescar las ideas con las nuevas
experiencias. Se habló de crear más redes, más lazos.
Se propuso buscar un común denominador, evitar los vicios de las
caducas vanguardias. Se insistió en reivindicar el derecho de los
pueblos a la rebelión y a la revolución.
Se habló mucho más y este sábado
continúa la discusión. Nuevamente los intelectuales escucharán
la cátedra de los luchadores sociales: al dirigente del MAS boliviano
Osvaldo Chato Peredo; a Luis Delía, piquetero de Argentina,
y al abogado mixe Adelfo Regino. Y escucharán al subcomandante
Marcos, con un mensaje videograbado: La pluma también puede
ser una espada.
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