Por desinformación, ser indio o vivir en el campo se agravan esos problemas: Sedeso

Pobreza-desnutrición, círculo perverso

CAROLINA GOMEZ MENA

En México existe "un círculo perverso" difícil de romper entre la pobreza y la desnutrición, pues mientras la primera es "detonante" de la segunda, ésta "a su vez limita las posibilidades de escapar" de la marginación en el corto plazo.

Según el estudio Desnutrición infantil y pobreza en México, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), la proporción de niños menores de cinco años con desnutrición y pobres corrobora la amplia relación existente entre ambas condiciones.

De acuerdo con el documento, entre los hogares pobres el riesgo de que haya niños desmedrados (de baja talla para su edad) es "tres veces mayor" que en las viviendas de ingresos más altos.

Lo anterior "habla de las serias restricciones que enfrentan los hogares pobres para adquirir alimentos que satisfagan sus necesidades nutricionales básicas", y las limitaciones se agravan en áreas rurales.

Por ello, en el análisis se sugiere que las acciones tendientes a abatir la desnutrición sean dirigidas a la población más pobre, que comprende "25 por ciento de los hogares" del país.

Entre los factores que tienden a perpetuar la desnutrición también está la "falta de información". En este aspecto, la escolaridad formal de las madres es un indicador que se asocia a la posibilidad que tienen de adquirir y acceder a datos relevantes para la buena alimentación y nutrición de la familia.

Así, las madres con mayores niveles de educación pueden contar con mayor capacidad para mejorar la dieta de su familia, asegurar medidas higiénicas, reconocer las señales de desnutrición y tomar las decisiones correctas sobre qué hacer en caso de enfermedades.

En los hogares en que las madres carecen de instrucción se ha observado que "37.6 por ciento de los niños menores de cinco años padecen desnutrición"; cuando tienen primaria incompleta la cifra baja a 28.1, mientras que si concluyeron ese nivel es de 18.1, y el porcentaje baja a 7.5 cuando tienen estudios superiores a la secundaria.

En el estudio, el cual toma como base la más reciente encuesta nacional de nutrición, también se expone que los hogares ubicados en localidades con menos de 2 mil 500 habitantes (rurales), los niveles de desnutrición siguen siendo "considerablemente más altos que en las zonas urbanas pobres", pues en los primeros es de 31.5 por ciento y en los segundo 12.3 puntos.

La cantidad de hijos en las familias también incide en la posibilidad de desnutrición, ya que los niños enfrentan una "competencia por los recursos escasos del hogar", en la que los más pequeños llevan las de perder. Por ejemplo, en los hogares con dos niños el porcentaje de desnutridos es de 20.4 por ciento, mientras en los que hay cinco se eleva a 36.6 puntos.

En el documento se hace hincapié en que "el problema de desnutrición en México no presenta un sesgo de género, es decir, existe el mismo riesgo de sufrirla entre niñas y niños", pero se ha comprobado que cuando las madres hablan una lengua indígena "enfrentan restricciones adicionales para acceder a los servicios de información sobre cuidado nutricional o de salud preventiva".