José Cueli

Pardo interpreta a Barthes

Roland Barthes nació en Cherburgo en 1915. Cursó su educación media en París y su infancia transcurrió en Bayona. Sufrió varios brotes de tuberculosis entre 1934 y 1937. Durante esos periodos de convalecencia aprovechó el tiempo para leer ávidamente y por entonces publicó sus primeros artículos sobre André Gide. Impartió clases en Rumania y Egipto, así como en la Ecole des Hautes Etudes en ciencias sociales. Posteriormente fue asignado al College de France.

Barthes, semiólogo, escritor y crítico literario interesó a los sicocríticos que intentaron a partir de los datos biográficos y de su obra explicar los aspectos subyacentes (inconscientes) de su producción intelectual. Barthes, en un inteligente giro, utiliza este material como materia prima para sus propios textos. Lo dicho se ejemplifica con dos de sus últimas obras: Roland Barthes y La cámara lúcida: nota sobre la fotografía. Sin embargo, Barthes no se encasilla como un autobiógrafo convencional. Convierte su vida en una ficción mediante el uso de la tercera persona cuando se refiere (convencionalmente) a sí mismo.

El estilo (personalizado) característico del Barthes de la última etapa, no hace sino confirmar y convalidar al semiótico y crítico literario como autor por derecho propio. Barthes, usando sus propias palabras, escribe novelística sin novela. Para algunos, esta es su verdadera originalidad por encima de las teorías de la escritura y el significado.

La obra de Barthes incluye teoría semiótica, crítica literaria, textos históricos, como el de Michelet; sicobiografías, como la de Racine, y textos más personalizados sobre el placer del texto, el amor y la fotografía.

José Luis Pardo, en un artículo publicado en El País (29/11/02), interpreta aspectos interesantes en torno de la semiótica propugnada por Barthes que considero pertinente citar: ''...se produce el descubrimiento de que todo objeto, por muy útil que sea, comporta, además de su estricta materialidad o de la funcionalidad con que justifica su ingreso en la sociedad, la condición de significante de un mensaje que circula eficazmente aunque sus mismos usuarios no tengan conciencia de él. El tenedor no es solamente un instrumento, sino el signo de una determinada manera de comer, así como una iglesia es algo más que un edificio, es el símbolo de un peculiar modo de rezar".

A decir de Pardo, lo que podríamos llamar la ''mirada semiótica" es esa perspectiva debido a la cual el mundo de esos objetos, que a pesar de usarlos ya no captan nuestra atención, se llena de una densidad que los convierte de pronto en objetos ostensiblemente visibles, mostrados ahora, de manera ostensible, a una conciencia que ignoraba hasta hoy su ''secreto brillo".

Todos los objetos que nos rodean y también aquellos que portamos adquieren súbitamente la condición cultural", según Pardo (interpretando la mirada semiótica de Barthes), de transmisor de un mensaje del cual nuestra sensibilidad tan sólo percibe efectos de atracción o repulsión, pero cuyo significado se nos escapa porque no recordamos nunca haber elaborado el código con cuya clave significan y tampoco nos sentimos autores de los contenidos que dichos objetos vehiculan. Es aquí donde todo significa aunque ignoremos exactamente qué, y es entonces cuando la labor del ''semiólogo profesional" comienza.