México D.F. Viernes 24 de octubre de 2003
Plantea crear código de ética universal para el disfrute y conservación del recurso
Buscan trasnacionales acaparar cuencas para negociar con el agua: Menchú Tum
Reconocer el valor económico del líquido en la agricultura, pide el presidente del CNA
MATILDE PEREZ U.
El presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Armando Paredes Arroyo, y la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum, expusieron ayer las visiones económica-productiva y de la identidad de los pueblos a partir de la protección y salvaguarda del agua.
Durante la segunda reunión nacional de Consejos de Cuenca, Paredes Arroyo propuso reconocer el valor económico del agua en la agricultura. En tanto, Menchú Tum destacó que la distribución más igualitaria de ese recurso no debe abordarse únicamente desde la perspectiva económica, y alertó sobre la intención de varias corporaciones trasnacionales de acaparar las cuencas para controlar y vender a altos precios el líquido.
"No veamos las luchas por el agua sólo desde el aspecto económico, sino en el contexto de los derechos de los pueblos al agua y a la calidad de vida", destacó Menchú Tum ante los integrantes de los consejos de cuenca del país y representantes de ministerios de medio ambiente de América Latina y Europa.
Al abordar el tema: Agua: esencia de la vida, la premio Nobel de la Paz destacó que "no es un secreto que algunas corporaciones internacionales ofrezcan apoyo o den recursos económicos para apropiarse de los nacimientos de agua y convertirlos en un negocio personal o corporativo".
Lanzó un llamado de alerta debido a que, ante la escasez del recurso y la estrategia de dichas trasnacionales, en diversos países podría haber estallidos sociales, como en Bolivia con la "guerra del gas". Sin embargo, consideró que "estamos a tiempo de concertar soluciones y aplicarlas", y propuso crear un código de ética universal para el disfrute y rescate del agua y recurrir al conocimiento de los pueblos indígenas para salvaguardar los recursos naturales.
Aclaró que es imposible tener leyes y códigos de ética si no hay un compromiso de los gobernantes para fortalecer el diálogo nacional y de la población para optimizar el uso del agua y para reconocer que sin ella no habrá vida. Como ejemplo de la pérdida de ese recurso, Menchú Tum expuso que cerca de su casa, ubicada en una zona de bosque nuboso, había ocho caudalosos nacimientos de agua, "hace poco regresé y vi que los ríos son más pequeños. Si esto pasa donde aún hay reglas de respeto a la naturaleza, Ƒqué ocurrirá en países en donde no se aprecia la riqueza natural?"
Para destacar la desigualdad existente en la distribución del líquido, dijo que en América Latina 125 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 13 millones en México; mientras en Etiopía la disponibilidad de agua por habitante es de un litro y en Kenia de cuatro, en los países europeos es de 150 a 250 litros y en Nueva York de 650 litros. Manifestó que "la lucha por conservar el agua es global y por eso hay que establecer reglas claras en el mundo, por país y en el ámbito local", y confió en que "la gente haga de la defensa del agua una convicción de lucha".
Antes de su intervención, Paredes Arroyo planteó que en la protección, uso y distribución del agua se reconozca el valor económico que tiene para la agricultura y que se superen los conflictos políticos. "No se trata sólo de repartir tubos o sistemas de riego a los agricultores, sino de trabajar para revalorizar la importancia del agua."
Sugirió que se realicen auditorías para medir lo que se extrae de las cuencas y conocer el volumen de las recargas, lo cual ayudará a mejorar las tecnologías de aprovechamiento y a utilizar mejor el recurso; pero junto con esto deberán eliminarse los márgenes de discrecionalidad en la entrega de derechos a usuarios y fortalecer el marco jurídico correspondiente.
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