México D.F. Miércoles 22 de octubre de 2003
El grupo Carro de Comedias presentó El retablillo de don Cristóbal
Dedican a los alemanes de Titanick un potlatch en el Festival de Teatro de Calle
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Zacatecas, 21 de octubre. Con un potlatch (palabra síntesis de varias lenguas, que significa dando o dar) concluyó la cuarta jornada del segundo Festival Internacional de Teatro de Calle, que se alargó hasta pasadas las once de la noche. Estuvo dedicado al grupo alemán Titanick, cuyos integrantes bailaron y cantaron con los vecinos de la Plazuela del Moral, tomaron ponche con mezcal y se dejaron vendar los ojos para romper una piñata.
Fue una convivencia enmarcada en el concepto de teatro de calle, cuya raíz está en el contacto directo de la población con los artistas, quienes en lugar de invitar a los habitantes a salas cerradas proceden al revés; es decir, ocupan los espacios públicos donde transita y vive la población local y propician una relación de intercambio.
Se intercambia con el que viene de lejos. Los alemanes llegaron y fueron recibidos entre aplausos. Dos días seguidos presentaron su obra Insectos, que maravilló al público. La plazuela, bella, acogedora, fue adornada con banderas de México y Alemania hechas con papel china. Algunos personajes de Insectos llegaron y espantaron a algunos niños. Eran las cucarachas, que comenzaron a hurgar entre la basura y simularon una copulación.
"Son cucuruchos", dijo un alemán confundiendo la palabra. Bailaron como niños, a manera de las rondas infantiles. Todo era algarabía, que aumentó cuando llegaron los brasileños del grupo Lume, que mostraron como se baila la samba. También rasparon el piso al calor de unas cumbias y vallenatos. Un tamborazo zacatecano hizo del potlatch un tíbiri huarachudo, una alegre velada mezcalera, tamalera internacional.
Carro de Comedias
Se presentó el grupo Carro de Comedias, proyecto teatral de alumnos de la UNAM, cuyo propósito es llevar teatro español a los escenarios naturales mediante un remolque, al que quitan las paredes de la caja trasera, para convertirse en escenario. Acaban y se van.
Actuaron El retablillo de don Cristóbal. En esta pieza, Federico García Lorca desarrolla un suceso contundente, claro, definido, sencillo y avasallador. "Las cosas de doña Rosita, casada con don Cristóbal y las cosas de don Cristóbal casado con doña Rosita."
Dirigida por José María Mantilla, El retablillo... ha recorrido miles de kilómetros llevando teatro a sitios donde jamás se había visto.
En entrevista, José María Mantilla expresó que llevan trabajando tres años y los han visto unas cien mil personas. "Las dos escuelas de teatro de la UNAM: el Centro Universitario de Teatro (CUT) -del cual es egresado- y la de la Facultad de Filosofía y Letras. Los niveles de ambos planteles son elevados, lo cual se demuestra en este tipo de festivales."
Agregó que el mercado de trabajo para los egresados de teatro está difícil, limitado, "pero no sé qué tanto en comparación con otras carreras. Los escaparates y las oportunidades son escasas. Salen muchos alumnos de las escuelas, pero nos afecta el centralismo del Distrito Federal, donde está lo de las becas, el Centro Nacional para la Cultura y las Artes, los directores reconocidos. Ahí hay gente ávida de nuevas propuestas y el presupuesto es limitado.
"El teatro comercial del Distrito Federal no se caracteriza por buscar la calidad, sino dinero. Cuenta un artista que haga televisión para que jale en la taquilla."
Responsabilidad artística
Muchos de sus compañeros han tenido que aceptar empleos que no les gustan, por necesidad económica. "Eso es ceder. Si estudiaste en escuelas comerciales lo entiendes, pero si estuviste en la UNAM hay cierta responsabilidad, como actor y artista."
Aunque "a mí no me afecta directamente, los reality shows enajenan y hacen creer a la gente que eso es actuación, pero las empresas se manejan de acuerdo con su dinero. Si un chavo de estos Big Brothers, por ejemplo, llegara y actuara en Carro de Comedias, sí me preocuparía".
Agregó: "Nunca he trabajado, por ejemplo, para Morris Gilbert y Ocesa. Si no he ido a ver las obras de Ocesa es porque las entradas están muy caras y ese teatro no me inspira mucho. Prefiero el teatro de calle. Es gratuito, no se controla la entrada".
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