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México D.F. Miércoles 22 de octubre de 2003
Presentarán el primer tomo de sus Obras
reunidas en el Palacio de Bellas Artes
Sergio Pitol descubrió en Jalapa ''la respiración
de la escritura''
El Estado debe intervenir para proteger el libro, considera
el autor de Fuegos florales
Hace 25 años era el segundo producto mexicano
de exportación, rememora
CESAR GÜEMES
Su aprecio por Jalapa y la Universidad Veracruzana (UV)
no sólo se debe a que es veracruzano; para Sergio Pitol, su estima
por estas latitudes la marca el comienzo de su carrera literaria: la publicación
del libro Infierno de todos, en la editorial de esa institución,
entonces dirigida por Sergio Galindo: ''Yo estoy ligado desde hace muchos
años a Jalapa, por eso de casi todas las ceremonias a las que he
asistido, otros premios que he obtenido, otros doctorados que me han dado,
el de la Universidad Veracruzana es el doctorado supremo".
Pareciera
que el destino de Pitol es Jalapa. En sus 28 años fuera de México
como diplomático, una vez vivió en su país durante
año y medio, su huésped fue Jalapa y la UV. Vino con el objetivo
de dirigir la Editorial Veracruzana, la misma que lo lanzó a las
letras. Al concluir su labor en el servicio exterior, regresó a
vivir a la ciudad de México, donde la contaminación no favorecía
ni su salud ni su trabajo; entonces su destino lo llamó a Jalapa:
''Una vez vine invitado a dar un curso, a la UV, de literatura
clásica rusa. En esos días, cuando escribía por la
noches, sentí la respiración de la escritura; lo que hacía
en México sólo era un asunto mecánico, no tenía
el elemento creativo. Entonces, me quedé por tres meses y después
decidí permanecer aquí. Encontré mi actual casa, que
era muy chica y con los techos rotos, estaba maltrecha y abandonada desde
hacía muchos años, pero cuando entré en ella sentí
que ésta era mi casa.
''Considero que en esta casa, en esta ciudad, es donde
he escrito mejor. Inclusive mi presencia como escritor, en México
y en el mundo, cambió mucho estando aquí; tanto por mi obra
escrita recientemente como por la republicación de mis trabajos
anteriores."
Lectores fidelísimos
En cuanto a la redición de sus obras, a finales
del año pasado, Sergio Pitol suscribió un contrato con el
Fondo de Cultura Económica (FCE) para publicar toda su producción.
Y en ello ha ocupado buena parte del año: ''Eso implica cierto trabajo:
tengo que revisar, corregir, hacer notas, prólogos y en eso me ha
llevado desde la parte última del año pasado y éste.
Hubo una edición del primer volumen, muy reducida, de 200 ejemplares,
numerada, para Colombia, porque la editorial tenía un compromiso
con la feria del libro de ese país".
En los dos primeros volúmenes de las obras reunidas
aparecen todas sus novelas: El tañido de una flauta y Fuegos
florales, en el primero; en el segundo tomo se publican las novelas
llamadas ''carnavalescas", por la crítica: El desfile del amor,
Domar a la divina garza y La vida conyugal.
Pitol reconoce que sus lectores, aunque con los años
se han incrementado, no son muchos, pero son fidelísimos: ''No soy
un escritor de masas; tengo en español dos editoriales: Era, en
México, y Anagrama para España; y cada una publica todos
mis libros para su mercado y compiten para el resto del mundo. Son editoriales
literarias con poco manejo de publicidad, pero mis libros se reditan con
buen ritmo y en los recientes años estoy traducido en muchas lenguas".
-¿Cree que es factible poner en práctica
una estrategia para interesar a los mexicanos en la lectura?
-En España fue posible. Poco después de
la transición a la democracia se creó el Instituto del Libro,
que defiende a libreros nacionales y debe tener muchas actividades, porque
España se ha convertido en un país de grandes núcleos
de lectores; también hay suplementos culturales y revistas que están
muy al día de los libros que aparecen en el mercado. Son medidas
que protegen y estimulan a la edición. En cambio, las editoriales
mexicanas son mínimas. Son muy pocas las que han sobrevivido a las
crisis. Con la globalización hay monopolios que compran muchas editoriales
pequeñas. Creo que el Estado tendría que intervenir en la
protección del libro. Por ejemplo, hace 25 años el libro
mexicano era el segundo producto de exportación, ahora sólo
exportamos muy poco; salvo los libros del FCE.
Ensayo, relato y crónica autobiográfica
-Además de la revisión de sus obras completas,
¿tiene otro proyecto escritural?
-De hacer libros me gusta el espacio en el que combino
ensayo, crónicas autobiográficas y fragmentos de relatos,
creándoles unidad; el primero de estos textos fue El arte de
la fuga, uno de mis trabajos más conocido y estudiado. He seguido
escribiendo ese tipo de libros en los que me siento como pez en el agua;
trabajo ahora en un libro así, se titula El mago de Viena,
que saldrá el próximo año en la editorial Pretextos,
de Valencia,. Ya tengo los materiales, me faltan sólo dos ensayos
que ya tengo pensados y lo demás lo tengo que revisar.
''No es un libro que trate de Freud, quien tenía
su estudio y consultorio en Viena, y sus pacientes, amigos y coetáneos
le llamaban 'el mago de Viena'. Mi mago está situado en la calle
de Viena, en Coyoacán, en la casa donde vivió Trotsky. Son
ensayos sobre literatura mexicana y algunos textos ingleses, más
otros que no son exactamente librescos, sino crónicas autobiográficas
en las que reúno mis fobias, mis manías. Lo que me interesa
en estos relatos es crear una red de vasos comunicantes en el subsuelo
del libro para que, tratándose de muchas cosas, haya unidad para
el lector; por ejemplo, viajes, recuerdos de mi niñez, textos literarios
sobre la creación y las formas de escribir. Hago un ensayo sobre
los diarios de Thomas Mann, quien fue uno de los escritores más
cultos, más eruditos del siglo XX. E inmediatamente salto a un texto
sobre La familia Burrón y cómo esta historieta en
mi juventud me dejó ciertos mecanismos que todavía uso para
mis novelas.''
(El primer volumen de sus Obras reunidas, editado
por el FCE, que comenzó a circular en librerías del país,
se presentará el domingo 26 con la presencia de Pitol y los comentarios
de Hugo Gutiérrez Vega, Carlos Monsiváis, Mauricio Montiel
Figueiras, José Emilio Pacheco y Daniel Sada; Consuelo Sáizar
fungirá como moderadora, a las 12 horas en la sala Manuel M. Ponce
del Palacio de Bellas Artes.)
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