México D.F. Miércoles 22 de octubre de 2003
Jornada de veneración por el escritor
fallecido, en la Universidad de Barcelona
Vázquez Montalbán hereda un ejemplo para
evocarlo sin tregua
Ante miles de asistentes, el Nobel José Saramago
y Rosa Regás despidieron a su amigo
Era capaz de mantener en primerísima línea
un compromiso social de base universal
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Barcelona, 21 de octubre. El escritor Manuel Vázquez
Montalbán, quien nació en Barcelona en 1939 y escribió
más de un centenar de libros, se convirtió al paso de los
años en un referente ineludible del pensamiento de izquierda y,
al mismo tiempo, de la nueva generación de escritores españoles
que sufrieron la dictadura franquista y, como en su caso, sobrevivieron
a ella a pesar de los consejos de guerra y encarcelamientos.
A
dos días de la infausta noticia sobre su muerte, la ciudad que lo
vio nacer y que inspiró muchos de sus libros y las peripecias de
su personaje más celebre, Pepe Carvalho, se volcó
para recordar a Vázquez Montalbán, ese escritor que quizá
sea el último ''referente moral" de la intelectualidad ibérica,
que ha sido elogiado de manera unánime lo mismo por su virtuosismo
literario que por su inquebrantable compromiso con sus ideas sociales y
políticas.
Esa unanimidad en torno a la figura de Vázquez
Montalbán permitió que su viuda, Anna Sallés, y su
hijo, Daniel Vázquez, estuvieran acompañados de escritores,
políticos, intelectuales, artistas y miles de lectores que sintieron
su muerte con dolor pero también con ''esperanza'' por el legado
literario y humano que deja.
Ideales bellos y rotundos
Joan Tugores, rector de la Universidad de Barcelona, señaló
que el escritor homenajeado era una ''persona extraordinaria y singular,
un escritor prolífico en cantidad, calidad y variedad incansables,
y una persona con un compromiso social y político rotundo".
Tugores explicó que el homenaje en el recinto universitario
se debe en gran parte a que la figura de Vázquez Montalbán
siempre ha estado muy presente en el centro educativo, con sus cátedras
y conferencias.
''Manolo era un hombre capaz de mantener en primerísima
línea un compromiso social y político de base universal,
ideales bellos y rotundos más aún en estos días de
la globalización y con el precedente de la guerra de Irak, que siempre
combatió con su escritura y su lucha infatigable y su ironía".
Después del rector, tomó la palabra el Nobel
portugués José Saramago, quien pidió a los presentes
que además de sentirse herederos de la obra de Vázquez Montalbán,
también evoquen sin tregua su ''ejemplo", que representa una vida
de ''bondad, inteligencia e ironía".
Llanto colectivo
La escritora catalana Rosa Regás recordó
los tres principios básicos que siempre compartió con su
amigo y que les hicieron encontrarse en los movimientos sociales que impulsaron
contra la injusticia en el siglo pasado: justicia, libertad e igualdad.
Unas ideas que -recordó Regás- le costaron varios años
de cárcel y represión durante la dictadura de Francisco Franco.
Su también amigo y compañero de lucha antifascista,
el cantautor Raimon, explicó que con Manolo compartió ideas,
disidencias, luchas y largas discusiones sobre todo cuanto acontecía
en el mundo.
Como homenaje a su memoria, Raimon le cantó una
de sus melodías preferidas, La casa del vespre (La casa
del anochecer, en catalán), que al retumbar en las paredes del
recinto universitario provocó sin pudor un llanto colectivo por
la pérdida de Vázquez Montalbán, pero también
una sensación de que su ejemplo, como expresó Saramago, perdurará
en su obra y nos convertirá en mejores personas.
Terminada la canción, el público que pudo
acceder al paraninfo y las miles de personas que vieron el acto desde las
pantallas instaladas en el patio de la Universidad de Barcelona, se pusieron
de pie y aplaudieron con admiración a la fotografía solitaria
emplazada al centro del salón, en la que se veía a un sonriente
Manuel Vázquez Montalbán.
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