MELON

Luis Angel Silva

Arturo Azuela y la Ribera

ARTURO AZUELA ESCRIBIO La casa de las mil vírgenes, que se desarrolla en Santa María la Ribera, que es para mí el ombligo del mundo, reina de las galaxias y, por supuesto, la tierra más linda del universo. Ahora, el escritor anuncia para el 22 de octubre, a las 19:30 horas, en la Casa de Cultura (Torres Bodet 160) de la colonia, la presentación de un nuevo libro con el mismo sitio de acción. Para promover su nueva obra, Alameda de Santa María, se realizó un recorrido que calificó de "mini".

ESTA MINIVISITA GUIADA se concretó al Instituto de Geología, ahora llamado museo del mismo. Aprovecho para enviar una trompetilla gigante a quien se le haya ocurrido cambiarle el nombre a los edificios, calles, así como desaparecer el redondel que fue parte de la bella Alameda, y cambiar la estatua del cura Hidalgo de la calle Díaz Mirón a la de Carpio.

EL RECORRIDO TERMINO en el quiosco al que están dando una manita de gato. En honor a la verdad, está quedando de aquellita, cosa que me hace aplaudir a mi compadre López Obrador. No busco lambisconearle, simplemente quiero ser justo porque casi ninguno de sus antecesores se preocupó por darle mantenimiento a tan bello patrimonio de mi adorado lugar de nacimiento.

EN ESA COLONIA vivieron muchos personajes que dieron lustre a la misma. Dejaron anécdotas a granel que se desvirtuaron con el tiempo según la versión de quien las narraba, ya que las acomodaban a su conveniencia. Hasta la Doña se adornó al decir que José Alfredo Jiménez le compuso Ella.

MI ENKOBIO, ESTOY en posición de decirle el nombre de la verdadera musa. Pongo por testigo al maestro Genaro Sierra Reynoso, propietario de la peluquería París, en la que muchos de mi generación nos cortamos la greña y le damos gusto a la sin hueso al recordar personajes y lugares que por desgracia se fueron.

Bella entre las bellas

ELLA SE LLAMO Cristina, bella entre las bellas. La conocí cuando esta preciosidad estudiaba secundaria y su servilleta no terminaba la primaria, pero aprendía a patinar, así como trataba de ser parte del equipo Oviedo en la cuarta infantil, patrocinado por el Peque José Sánchez Cabañas (RIP).

TODO EN ELLA era admirable desde el cabello hasta los pies. Recuerdo que las cascaritas que se jugaban en el redondel se detenían para dejarla pasar a su regreso de la secundaria 2, puesto que vivía en Pino, a unos metros de Carpio. También le diré, mi nagüe, que fue el amor imposible de Fello (así le decíamos al bardo). En verdad Cristina era digna del lienzo del mejor pintor, de ser inmortalizada por el escultor, dueño de las manos más hábiles en este mundo.

OTRO GRAN SEÑOR del que puedo hablarle, monina, es el doctor Aurelio Pérez Teuffer, al que conocí antes de que se recibiera. En "vanguardias" de la Iglesia del Espíritu Santo nos daba conferencias, nos ayudaba con los estudios y los sábados nos enseñaba a nadar en la alberca del Chopo.

DECIA LA MAMA de Marily Herrera, secretaria de don Mariano Rivera Conde, que en Santa María la Ribera hasta los peladitos eran decentes. Aunque hubo malosos, éstos no se parecían a los de esta época. En este bello rincón del D.F. vivieron oriundos de otras naciones y ciudades de nuestro país como el mismo José Alfredo; el periodista Héctor Pérez Verduzco, el Mamonchico, y los Arnauda, hispanocubanos futbolistas famosos que vivían en la calle de Cedro.

TAMBIEN EL FAMOSO luchador Carlos Tarzán López tuvo su taller de cerrajería en la calle de Ciprés. Lupe Velázquez y Rodrigo Ruiz, otros futbolistas, por cierto, de categoría y clase, vivieron en la casa colorada frente a la Alameda. El ídolo Horacio Casarín, así como Carlos Laviada fueron vecinos de esta bella colonia, que fue cuna de soneros, entre ellos, el Tanque Tony Camargo (nació en Guadalajara), los hermanos Ferruzca y el extraordinario Viejo Luis González Pérez.

Y, RECUERDE MI asere: desde Nogal hasta Encino/de Nonoalco hasta San Cosme/no hay segunda sin primera/porque la tierra más linda es Santa María la Ribera.

ME DESPIDO RECORDANDO al pabellonero Aliba.